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Camilo Madrigal era un jovencito tan difícil de descifrar que Mariano Guzmán se volvía loco tratando de hacerlo. Parecía un acertijo, y Mariano odiaba los acertijos.
Pero irónicamente le agradaba Camilo.

La pregunta era "¿porqué?", y a Mariano le gustaría saber la respuesta.

Cuando estaba con Camilo se sentía cómodo, los frecuentes chistes del jovencito y su tono descarado al parlotear eran muy entretenidos. Camilo parecía el sol por cómo brillaba con luz propia siendo totalmente opuesto a su prima Isabela, y quizás por eso le agradaba tanto a Mariano. Quizás.

Aunque, actualmente, ambos estaban yendo a la preparatoria de Camilo y ninguno hablaba.
Curioso, puesto que rara vez Camilo se callaba.

─ Y...─ comenzó Mariano ya extrañando la voz del menor─ ¿qué clase tienes ahora?

─ De verano─ dijo Camilo en tono pausado─ son para las materias que reprobé.

─ Vaya, ¿son muchas?

─ Bastantes.

─ Ya veo.

Lo que en general era un cacareo en el auto de Mariano gracias a los chistes irreverentes de Camilo, se había convertido en un funeral desde que Mariano le había abrochado el cinturón al chico.

¿Será que lo hice sentir incómodo?
Fue lo primero que se le pasó por la cabeza.

Mariano era alguien sumamente empático, si había hecho sentir mal a alguien sin dudas surgiría la culpa.

─ Camilo─ dijo firmemente y el aludido apenas levantó la cabeza dando a entender que lo oía─ ¿te incomodó lo que hice antes?

Camilo abrió la boca para responder pero la cerró enseguida y negó.

─ Pues yo creo que sí, ¡ni siquiera te dignas a hablarme! Y si yo hice algo que te incomodara por favor dímelo y no se repetirá, te lo juro.

Es muy adorable.

A Camilo se le escapó una pequeña sonrisa imaginándose la cara de tristeza que estaría haciendo Mariano mientras hablaba.

─ Dímelo...

Le echó un vistazo al mayor sólo para confirmar sus sospechas pero...

¡Dios! ¡Está haciendo los ojos de cachorro!

Mariano le parecía estúpidamente adorable.

𝐂ARIÑO 𝐌IO | MarianiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora