Capítulo 1. Aquella noche de verano

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Era una noche de verano, recuerdo que había quedado con unos amigos para tomar algo y así despejar mi mente de tanto trabajo.
Allí estaba él, en un lado de la otra calle esperando a que nos presentaran y así poder acercarse.
Mi primera impresión sobre él tengo que decir que en ese momento no fue nada positiva, pues yo solo pensé:
-vaya, parece otro tipo más que viene a buscarme sin duda para lo que viene y vacilarme.
Con esto no quiero decir que yo buscará algo más o una relación ni mucho menos, simplemente quizás ya me había topado con fantasmas como él y consideraba que era más astuta para poder percibir ese tipo de personas y bloquearlas por completo, ya que no me habían aportado nada bueno, ahora era yo la que quería elegir con quien pasar la noche o no y sin duda esos personajes para mí estaban ya bastante descartados.
A pesar de que sin duda me parecía ya un prepotente sin hablar con él, decidí no guiarme por primeras impresiones y ser un poco educada y acercarme a saludar.
Recuerdo que tuvimos la típica conversación que se suele tener cuando te presentan a alguien, y que él sin duda mostraba mucho más entusiasmo e interés que yo, pues yo seguía en mi negación de intentar conocerle más por la impresión que me había dado y supongo que lo pudo percibir por el poco entusiasmo que mostraba para seguir esa conversación.

A la mañana siguiente, hablé con el amigo que me lo había presentado, y le comenté que no me había gustado y que no quería iniciar nada para conocerlo más, notablemente tenía muy clara mi decisión.
Hasta que llegó aquel inesperado día en el que me escribió, sí, era ese chico del que mi intuición me había dicho que mejor lejos, intentando seguramente tener una cita conmigo.
Allí estaba con sus mensajes, intentando mostrarme su mejor versión, para conseguir su objetivo.
Sin duda, ese no fué el momento en el que me llevó a su terreno, pues yo estaba lo bastante segura de que no iba a tener más que una amistad y que de momento no quería quedar porque no me fiaba de sus intenciones. Sin duda era bastante poco fácil convencerme o al menos en ese momento.

El poder de amarse a uno mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora