Capítulo 8. Idealización

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Y allí estaba yo, pensando en que los cuentos de hadas existen y en que siempre llega ese príncipe inesperado para cogerte de la mano y salvarte, sin tener que salvarme de nada, pensando en ese amor de cuento en el que la princesa acaba tan locamente enamorada que haría cualquier cosa por su príncipe, creando un mundo de pensamientos en el que el amor todo lo puede. Ese príncipe había aparecido en mi vida, para quedarse siempre conmigo, no tenía fallos, era perfecto, tal y como aquel cuento típico que siempre había escuchado. Sin duda, sería el único que ocuparía siempre mi corazón, porque él me había demostrado su amor alguna vez y con eso ya valía, dejando que lo malo desaparecería por completo de mi mente. No importaba el dolor que me causara todo aquello y mucho menos que yo dejara de existir, pues el amor siempre sería eterno.
A menudo las películas románticas nos enseñan como tiene que ser la pareja perfecta y llegamos a idealizar a las personas a raíz de esas creencias. La verdad de todo eso es que nadie es perfecto, ni tiene que salvarte de nada, ni mucho menos es normal sufrir por amor.
Recuerdo como siempre he llegado a normalizar frases como: sin ti no soy nada, sin ti mi vida no tiene sentido, si tú no estás en mi vida me muero..., palabras que en ese momento para mí solo mostraban signos de amor y que seguramente si me decían esto es porque me querían mucho. ¿Suena ridículo verdad?, como nos llegamos a auto convencer de que eso es un amor sano y verdadero.
Cuando estamos enamorados solemos cometer el error de idealizar a la pareja, tendemos a visualizar a esa persona de forma incontrolable y pasional con tanta intensidad, que llegamos a crear una visión especial en ella. Esto a veces lo llegamos a hacer tan incontrolable que creamos una adición a esa persona y no llegamos a ver las señales negativas que nos pueden llegar a dar, como si todo estuviera bien siempre, aunque esté mal.
Quizás en ese momento te sientas como en un sueño mágico del que jamás quieres despertar, feliz de que encontraste a tu príncipe azul, de que todo es perfecto como soñaste, pero recuerda que nada es eterno y que para poder vivir hace falta despertar.

El poder de amarse a uno mismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora