6. Cuando mis amigos te conozcan.

833 61 19
                                    

     Un nuevo día había comenzado, tras la charla emocional del día anterior, la relación de Norian con Aqua se había hecho más cercana, y por consiguiente más fuerte, puesto que se le había resuelto la mayor duda que había tenido toda su vida.  Norian sentía que podía tener más confianza con Aqua a la hora de platicar, aunque se sentía un poco raro todavía a la hora de llamarla Mamá, pero a la vez se sentía feliz porque ya podía utilizar esa palabra y eso hacía que un torbellino de emociones se mezclaran en su interior.
     A la hora del desayuno se encontraba toda la familia reunida sentados alrededor de la mesa.
     —Mamá, papá.— Dice Norian. —Tengo que darles una noticia.—
     —¿Qué sucede hijo?— Contestan ambos a la par, situación que hizo que se miraran el uno al otro y soltara una pequeña carcajada.
     —Con todo el alboroto que se había armado no había tenido la oportunidad de decirselos.
     —Pero, ya no nos tengas con la duda.— Comentó su padre.
     —Hace un par de días, en mi primer día de clases de hecho, apliqué para hacer pruebas de el Club de Atletismo.
     —¿Ingresaste a un club tan pronto?— Preguntó Aqua, mostrándose bastante sorprendida.
     —Creo que es una buena opción hacerlo desde el inicio.— Interrumpe Gilbert. —De esa manera, puedes casi asegurar un puesto en el club deseado, y en caso de que sienta que no es lo suyo aún puede cambiar de club.
     —Ya veo.
     —Bueno, el caso es que hice las pruebas ese mismo día, el entrenador ya me dio los resultados ayer.— Dice mientras saca una hoja de su mochila y se las entrega.
     —¿Enserio batiste todos los puntajes?— Gilbert se mostraba notablemente impresionado. —Eso es increible, debiste de haberlos dejado con la boca abierta.
     —¿Por qué cariño?— Preguntó Aqua. —Perdón, es que no estoy muy familiarizada con eso.
     —Porque amor, para lograr todo esto nuestro hijo debió de desempeñarse como un atleta profesional. —Seguido voltea a ver a su hijo— ¿Como lo lograste? ¿Has estado entrenando?
     — No, bueno.— Norian se rasca la nuca apenado. —De hecho hice las pruebas principalmente para ver como me encontraba físicamente, yo también me sorprendí cuando me dieron los resultados.— Mira a su madre y le dedica una dulce sonrisa. —Posiblemente mi mitad pokémon me ayudó a lograr todo eso.
     —Ah. —Aqua baja la mirada apenada, con las mejillas rojas. —Q-Quizás es que tu eres un atleta nato.
     —Pues, te felicito mucho hijo.— Gilbert sonríe.
     —Muchas gracias papá, le echaré todas las ganas del mundo.

     Más motivado, Norian se acaba su desayuno bastante rápido, toma su mochila y se dispone a irse al bachiller, no sin antes despedirse de sus padres, listo para iniciar ahora sí un nuevo día.
     Mientras caminaba hacia la escuela, Clyde alcanzó a Norian, así que se fueron juntos mientras platicaba un poco.
     —Discúlpame por ser tan impaciente, pero no quería esperarme a que llegaras a la escuela.— Dice Clyde.
     —¿De qué estás hablando?
     —Ayer me dijiste qué fue lo que pasó cuando el Dragonite te secuestró.
     —Aaahhhh... Te refieres a eso.
     —¡Claro! Tu sabes que me encanta el chisme.

     Norian se queda un poco pensativo.
     —La verdad si quisiera contarte, pero necesito que Will también esté presente.
     —¡Ay!— Exclama Clyde, haciendose el onfendido. —Pero si yo soy tu mejor amigo, me lo puedes decir primero a mi.
     —Ambos son mis mejores amigos, no puedo poner uno por sobre el otro.— Norian suelta una pequeña y tierna risa.
     —Mmmm... Bueno, está bien.
     —De hecho, ¿Qué te parece si después de clase me acompañan ambos a mi casa? Es que, es algo muy personal lo que les quiero decir
     —Me parece perfecto.

     Ambos siguieron caminando unos metros más antes de romper el silencio de nuevo.
     —¿Me puedes dar una pista?— Pregunta Clyde.
     —Claro que no.

     Una vez llegando a la escuela, tomaron sus clases con regularidad.  En algún momento entre sus clases, Norian se puso a pensar en la manera que le quería revelar a sus amigos quien era su verdadera madre y cómo se las iba a presentar.  Para empezar, ninguno de sus amigos había escuchado hablar a Aqua antes, por lo cual desconoce la reacción que van a tener los dos a la hora de que la escuchen, y mucho más importante, cuando sepan que nació de un huevo que puso ella.
     "A la mierda lo que diga la gente", claro, había dicho esa frase el día anterior, palabras muy fuertes y algo inexactas a lo que quizá realmente quería expresar, posiblemente por el calor del momento y para intentar hacer sentir feliz a su mamá, lo que le llevó a formularse esa pregunta. ¿Realmente le va a valer mierda lo que la gente diga cuando sepa lo de su origen? La felicidad que estaba expresando hacía unas horas atrás se había convertido en preocupación.  No todos los días le confiesas a tus dos mejores amigos que provienes de una relación interespecies entre un humano y un  pokémon.  Pero, podría confiar en sus amigos, si es que realmente lo eran y lo querían por quien era y no de donde provenia.  Era opinión en contra tras opinión en contra.  Podríamos resumir que se sentía feliz, emocionado, nervioso y confundido.  Sentía como si estuviera viviendo una de esas novelas visuales donde el final dependía de las decisiones críticas que tomaras a lo largo de a historia, solamente que sin tener la pareja como comúnmente suele ser.
     
     Después de clases, en camino a casa de Norian, éste armaba todos los posibles escenarios en su cabeza, creía que había pensado en todo, excepto que ¡No le había avisado a Aqua de lo que iba a hacer!
     Apenas iba a decirles de un cambio de planes cuando ya habían llegado a su casa, el timbre sonaba y ya no podía dar marcha atrás.  Tras unos segundos Gilbert abrió la puerta recibiendo a los tres con una sonrisa.
     —¡Vaya! Tenemos visitas.— Exclama sorprendido. —Will, Clyde, hace tiempo que no los veía.
     —¡Que tal señor Gate!— Saluda Clyde
     —Es un placer volver a verlo.— Compone Will
     —Disculpame por no haber avisado papá.— Dice Norian muy apenado.
     —No te preocupes hijo.  Pero ¡Pasen, están en su casa!
     —Permiso.— Dicen los tres amigos al unisono.

Mi mamá es un VaporeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora