1. El humano que se relacionó con un Vaporeon

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     En el mundo donde los Pokémon existen hay una inmensa variedad de historias que contar, una extensa variedad de tipos de estos seres tanto amigables como salvajes esparcidos por todo el mundo, de todos tamaños y colores. Del otro lado de la moneda están los entrenadores, aquellos que les dan caza para poder amaestrarlos. Hay una gran variedad de entrenadores, están los que entrenan a sus pokémon hasta el cansancio, los que los protegen hasta con su propia vida con tal de que no los dañen. Están los que solo buscan al más fuerte y los que entablan una linda y duradera amistad y, en uno de los escaños más bajos existen aquellos entrenadores que les toman un cariño especial a ciertos pokémon.

     Esta historia comienza con Gilbert Gate, un peculiar entrenador que a sus 17 años había viajado por toda la región de Sarpo, atrapando y entrenando diversos Pokémon en su camino, siempre acompañado de su fiel y poderoso Eevee a quien había puesto como nombre Aqua, ya que, desde que lo obtuvo se dio a la tarea de entrenarlo especialmente para que, posteriormente evolucionara a un Vaporeon, lo cual logró después de haber conseguido una ansiada Piedra Agua en una de las muchas cavernas que rodean las costas de Sarpo.

     Durante todo ese trayecto y entrenamiento Gilbert y Aqua se hicieron muy unidos, regresando a casa con una relación bastante estrecha hasta tal punto que parecían ser mejores amigos. Salían a pasear casi todos los días, dormían juntos, se iban a nadar junto a otros entrenadores, comían, se duchaban e incluso Aqua acompañaba a su entrenador a las clases de preparatoria. A simple vista parecía una muy linda amistad, pero poco a poco se fue desarrollando a algo mucho más profundo, lo que pocos aprueban, muchos repudian e incluso tratan de evitar... Había nacido el amor entre un entrenador y su pokémon.

     Cuando hablamos de amor no nos referimos a dos seres que se tienen un aprecio más allá de una simple amistad que los lleva a dar la vida uno por el otro, apoyarse mutuamente y ya está, entre Gilbert y Aqua había crecido un romance que pocos o nadie se veía venir realmente, comenzando así una singular relación llena de cariños, caricias, besos (si, besos), y poniendo la cereza sobre el pastel, también hubo sexo, bastante sexo.

     Claro que no todo suele ser color de rosa en la vida. Lo que parecía ser la relación perfecta tuvo un pequeño percance, cuando en una de sus tantas relaciones sexuales, que, a pesar de no ser descrita con exactitud se sabe que fue bastante duradera, debido a que al terminar la piel de Aqua había cambiado a un color blanco, pero más sorprendente fue el otro resultado días después, la pokémon había puesto un huevo.

     Al principio los padres de Gilbert se emocionaron, puesto aún pensaban que Aqua se había encontrado a otro pokémon de su misma especie y había entablado una relación que había culminado en aquella dichosa gestación de lo que seguramente sería un nuevo Eevee que vendría a la familia, el cual recibirían con gran amor.

     Después de mucho tiempo de cuidados el nuevo ser se iba a hacer presente para saludar a la familia, un momento que querían presenciar tanto los padres de Gilbert, como los amigos cercanos de la familia que tenían conocimiento del asunto, un momento muy esperado por todos. Aunque, la sorpresa fue aun mayor de lo que habían esperado y planeado durante todo ese tiempo, una sorpresa suele ser buena y da alegría... Esta fue todo lo contrario.

     El huevo se movió durante unos instantes, agrietándose poco a poco, causando un revuelo de emociones entre los presentes, entre ellos Gilbert y Aqua. Justo se había abierto un agujero en el cascarón, cuando para mala o buena fortuna, de aquel agujero salió un pequeño bracito, un bracito humano; seguido de eso se abrieron más agujeros de los cuales salieron dos piernas, un brazo más del lado contrario al primero, y, finalmente la cabeza de el recién nacido, que como era de esperarse también era humana.

     El hecho conmocionó a la mayoría de los presentes, Aqua con gran emoción se acercó enseguida a brindarle su calor al pequeño que permanecía quieto con el resto del cascarón cubriéndole el cuerpo como si se tratase de un caparazón de tortuga. Más de uno de los demás presentes se desmayó de la impresión, los padres completamente en shock veían como su hijo se acercaba a ese nuevo ser que acompañaba a su Vaporeon.
     —¡Gilbert! ¿Qué haces?— dijo por fin la madre mientras tomaba del brazo a su hijo
     —Pues, voy a cargarlo.— contestó Gilbert sin más
     —Aléjate de esa aberración.— ordenó su padre
     —No, no puedo alejarme de mi propio hijo
     —¿¡Que dijiste!? - dijeron ambos padres a la par del otro
     —Si, papá, mamá, lamento que lo supieran de esta manera, pero como lo acaban de presenciar, ese bebé es mío, producto de mi relación con Aqua.— dijo mientras se soltaba de su padre e iba de nuevo a acompañar a Aqua y su nuevo bebé quién había comenzado a llorar.
     —¡Eso no es posible! Un humano y un pokémon no pueden...
     —¡Déjate de eso!— interrumpe abruptamente el padre —¿Qué clase de enfermedad mental debes de tener para haberte metido sexualmente con un pokémon?

     El nacimiento del nuevo ser había causado un gran revuelo en la familia de Gilbert, al igual que con los que presenciaron tal "hazaña". Después de una larga e intensa discusión el joven fue expulsado de su propia casa por sus padres, puesto que por más que trataron de convencerlo de abandonar a su "aberración" no lograron hacer que aceptara, puesto que él se negaba a dejar a su hijo. En cambio los padres no querían ser tachados por tener como hijo a un enfermo que decidió enredarse con un pokémon y que su nuevo nieto era producto de ello. Ya se sentían lo suficientemente humillados ante sus amigos por tal acontecimiento que habían presenciado, no se querían arriesgar a ser la burla de Sarpo si se llegaba a conocer la noticia, lo cual obviamente se supo, siendo ésta misma propagada por los mismos amigos (si se les puede llamar así) de la familia.

     Gilbert junto con Aqua tomó su maleta y se marchó de la casa que un día lo había visto nacer, luego de haber aquel pequeño viaje por toda la región ya conocía la mayoría de esta, por lo cual no se le iba a hacer difícil encontrar un sitio donde quedarse, esa misma noche hospedándose en una de las muchas cuevas que ya había explorado anteriormente, acompañado de el suave sonido de algunos Golbat y Sandshrew.
     —Soy tu papi, mi pequeño Norian, yo jamás te abandonare y verás que crecerás para hacer cosas muy grandes.— le susurró suavemente Gilbert al pequeño mientras lo llevaba en brazos.

     Así comienza la historia de Norian, el hijo de aquel humano que se relacionó con un Vaporeon.

Mi mamá es un VaporeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora