Secretos

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Capítulo extra

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—¡No me niegues ahora que algo te sucede con ese...! —le decía tras haberla abordado de sorpresa por la espalda, sobresaltándola, casi reclamándole, pero Mikasa, fiel a sus reflejos, se giró con rapidez y le selló los labios tapándole la boca con ambas manos. Auscultó a todos lados antes de acercarse a susurrarle:

—Baja la voz, Sasha, por favor...

Mikasa le liberó con lentitud poco después, aún indecisa, y la cogió del brazo para llevarla lo más lejos que pudiese del personaje en cuestión. La condujo a rastras a lo largo de las bancas del gimnasio, desde donde le estuvo observando como una más de los tantos espectadores del entrenamiento del nuevo pelotón que dicho ser innombrable encabezaba, y no se detuvo hasta llegar a una parte desierta del patio trasero de las instalaciones. Sasha comprendió cuán serio era el asunto al notar lo tensa que su amiga estaba.

—¿Cómo me encontraste? —cuestionó Mikasa, aún entre susurros a pesar de que estaban completamente solas.

—Te seguí —Sasha le contestó quedita esta vez—. Nunca te había visto así de embobada por alguien... —continuó, pensativa.

Sasha divagaba, sacando conclusiones del recuento de sus propias percepciones. Había sido cuestión de tiempo, Mikasa lo sabía. Porque no fue solo una vez, sino varias las ocasiones que le había interrumpido en su embeleso por el sujeto al que nadie, absolutamente nadie, se atrevía a siquiera dirigirle la mirada. Las insinuaciones de Sasha eran obvias. A Mikasa le ardió la piel, sonrojándosele hasta el alma.

—Mikasa, no me digas que...

—Sí, Sasha, él me gusta —su afirmación fue tajante, decisiva—. Pero no se lo cuentes a nadie...

Retornó de sus recuerdos justo cuando Eren concluía el resumen de sus andanzas y sospechas.

—... Entonces, el capitán me tiró a la cara la carta hecha pedazos y me pidió que me fuese y no regresase.

Y luego un silencio sepulcral les enmudeció a los tres. A la distancia se escuchaba la risa estruendosa de Reiner, que reía a carcajadas por la anécdota que Connie le transmitía cual chiste ambientado con muecas y sonidos de dramatización. Junto a ellos estaba Jean, sonriendo y negando para sí. Sasha les miró por sobre su hombro, cerciorándose de que estuviesen lo suficientemente apartados, y al estar segura de ello derivó su vista a Armin, que se hallaba a su lado con el aire ausente que le otorgaban su semblante circunspecto y sus ojos fijos anclados al pasto que había sido podado esa mañana. Suspiró, sabiéndose momentáneamente sola frente al terco de Eren y lamentando en demasía sus pésimas habilidades en eso de mentir. Pero, sea como fuese, y aunque Eren ya supiese la verdad, inventaría cualquier cosa con tal de salvaguardar la promesa que un tiempo atrás le hizo a Mikasa, su mejor amiga, cuando con reiteración le descubrió hipnotizada por el temible capitán Ackerman y esta, finalmente, le confesó el por qué.

Sasha, la primera persona a la que Mikasa le dio el privilegio de portar aquel secreto –privilegio que recién se enteraba compartía con Grisha y gracias a él ahora con sus otros dos amigos Eren y Armin–, no iba a faltar a su juramento aun si la cuota de confianza entre todos los presentes fuese bastante equitativa y recíproca.

—Eren, ¿qué pretendías al acudir a él? —inquirió ella. Su asombro y curiosidad eran honestos aunque sus intenciones no fuesen recriminarle sino desviar el tema lejos de las especulaciones relacionadas a Mikasa—. Solo alguien realmente jodido de su raciocinio afronta al capitán Ackerman por cualquier motivo.

Cásate conmigo, Mikasa (RivaMika Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora