Llegamos al auto y aun no mencionábamos nada de lo que había pasado. Yo solo pensaba en como ese cabrón la miraba, por fortuna logre alejarla de la vista de ese tipo. Creo que le comprare esa ropa rara que usan en el medio oriente, para taparla por completo y así nadie la voltee a ver más. No lo soporto, sé que eso suena exagerado, pero así solo guardaría su cuerpo para mí.
—Tú y yo nos convertiremos en musulmanes —dije mientras arrancaba el auto dispuesto a salir del estacionamiento.
—¿Qué? —me dijo divertida, estaba a punto de estallar en risas.
—Eso, nos volveremos musulmanes, tu usaras velo y ropa larga y holgada, así nadie podrá comerte con la mirada —Estalló en risas, condenada ¿De qué se ríe? ¿Acaso no sabe lo horrible que es para mí como la miran otros hombres?
—Estás loco... completamente loco.
—No te rías. ¿Viste cómo te miraba ese idiota?
—No, no me di cuenta.
—Si, como no.
—De verdad. Yo no estoy al pendiente de quien me mira y quien no, yo solo tengo ojos para ti. A demás, yo no me pongo así cuando las viejas te comen a ti con la mirada.
—A mí no me comen con la mirada.
—Claro que si, al menos en este rato que estuvimos en el centro comercial, hubo muchísimas tipas que no te quitaban los ojos de encima.
—Claro, eso solo lo dices para excusarte de que todos te miran a ti.
—Obvio no, ¿Acaso no te das cuenta del efecto que causas en las mujeres?...
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Ella estaba rendida, pero nuestro pequeño juego aún no termina. Tome un poco de papel higiénico y me limpie, como vi que seguía tratando de recobrarse y no se movía, tome otro poco de papel y la limpie, ella me miro y sonrió con timidez.
—Aún no hemos terminado cariño —Ella solo rio por lo bajo.
Tome al señor Pinky, fui al baño y lo limpie perfectamente. Volví a la habitación y vi que ya estaba sentada con una pierna estirada y la otra recogida aun con sus tacones puestos. Ella siempre tan hermosa y sensual.
—¿Qué tienes planeado ahora? —llegue hasta ella, abrí sus piernas y me coloque entre ellas, con una mano tome su mejilla y la bese lenta y pausadamente mientras poco a poco hacia que se acostara. Mi pene comenzó a despertarse de nuevo y en cuestión de segundos ya estaba más que duro.
—Ya te disté placer a ti misma para mí —le dije entre besos —ahora yo tendré el control de tu placer.
—¿Harás venirme rápido?
—No lo sé... quizá sea bueno hacerte sufrir un poco.
—Eso no es muy agradable ¿sabías? —mordió mi labio —pero me encanta.
—Mi pequeña niña sucia —gimió y sentí sus manos empezar a acariciar mi pene.
—Mi hermoso Garu —Sonreí y llevé mi mano hasta su feminidad, ya comenzaba a mojarse.
—Mi hermosa y perfecta Pucca —Acaricié su clítoris y luego hundí mi dedo lentamente. Ella gimió.
—Amárrame —interrumpí el beso que nos dábamos y la mire con sorpresa —me encanto que me amarraras.
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Desvísteme -MLB
Ficção Adolescente-Adrien, perdóname. -¿Por qué? -Le pregunte con el ceño fruncido. -Por... todo lo que ha pasado, me he comportado como una niña tonta e inmadura -Escuchar eso me hizo sonreír, aunque la verdad es que aquí el que debe disculparse soy yo, y creo que e...