Fruncí el ceño y la miraba con curiosidad y con un enojo que comenzaba a crecer gracias a que mi mente comenzó a trabajar a mil por hora imaginándose lo que en cualquier momento ella me podría decir.
—Ayer fue mi primera vez con Nathaniel.
—¡¿Qué?! Pero cómo pudiste dejar que ese cabrón te tocara, no debiste haberte metido con el... Pero te juro que en cuanto volvamos yo mismo voy a ir a su casa y le voy a partir la cara, ese pendejo es para lo único que te quiere y tú eres...
¡CONDENADA!
Me tapo la boca con cinta, estaba tan encabronado que no me di cuenta y por lo mismo no me dio tiempo de impedirlo. No me dejo terminarle de decir que es una tonta por haberse metido con ese idiota. Ella es mía, solo mía y juro que ese maldito hijo de puta me la va a pagar. Intente luchar por zafarme para poder quitarme esta cinta y decirle todo lo que pienso.
El coraje y los celos que este momento me han invadido fueron suficientes para que toda la excitación se esfumara como por arte de magia. Imágenes de ellos dos en la cama invadieron mi cabeza y no saben la impotencia que tengo y por más que me cueste trabajo tengo que aceptar que estoy más enojado conmigo que con ella y que con el infeliz ese, yo soy el único culpable de todo esto. Maldito seas Agreste.
—Te lo advertí tío, a la tercera que hablaras te tapaba la boca. Y lucha lo que quieras, que el nudo es uno de los mejores que hay, lo aprendí solo para este momento —Sonrió cínica y volvió a cruzar sus piernas y fue más que suficiente para perderme en ellas, recordé los días que yo las acaricie, el día que las bese y maldita sea... una imagen de ese idiota entre ellas me volvió a llenar de coraje, solo un ronco y fuerte gruñido se escuchó desde mi garganta.
—Bien como te decía, ayer me acosté con Nathaniel y la verdad es que... si me hizo disfrutar no te lo voy a negar, pero... no como tú. Solo pensaba en ti, solo imaginaba que el que me acariciaba eras tú, que el que me besaba eras tú... que el que me penetraba eras tú... —Volví a gruñir, y aunque saber que cuando cogía con su noviecito pensaba en mi me hizo sentir bien, saber que fantaseo conmigo mientras estaba con el me alegra pero igual me da coraje porque ese tipo la disfruto como solo yo la puedo disfrutar.
—Creí que Nathaniel tenia no sé, más experiencia sexual pero no, o no se será que tú estabas ahí, entre nosotros. Pero bueno, como mi novio no me llena, decidí comprarme un juguetito... porque ¿te digo la verdad? —Susurro y dijo en voz baja —No me llevo al orgasmo —Hizo un mohín y llevo su mano hacia atrás, saco un costalito de una tela brillosa, lo abrió y saco un vibrador color rosa... ¿un vibrador? Madre mía.
—Es el señor Pinky... ¿Te gusta? —También le puso nombre al vibrador... Dios mi entrepierna comienza a alterarse de nuevo —Lo compre hace como una semana, pero no lo he usado, y quiero usarlo ahora mismo, contigo.
Volví a gruñir lleno de excitación, pero no entiendo a qué se refiere a que va a jugar con el conmigo. Yo lo único que quiero es estar dentro de ella, sentirla, besarla, tocarla y decirle de una vez por todas que estoy loco por ella. Se bajó del escritorio y se sentó a horcajadas sobre mí, rozo su vagina con mi pene y sintió que yo ya estaba más que listo para lo que sea...
—Ummm, veo que ya estás listo tío —Comenzó a besar mi cuello lentamente y en cada beso mordisqueaba suavemente mi piel. Mi respiración estaba demasiado alterada, quiero abrazarla, tocarla, pero maldita sea el amarre me lo impide, pero igual seguía luchando con la esperanza de que Marinette se apiade de mí y me suelte y me deje disfrutarla. Puso la palma de su mano libre sobre mi erección, desabrocho el pantalón y lo bajo junto con el bóxer liberando a mi miembro el cual agradeció la liberación, sentía que estaba a punto de romper el pantalón.
ESTÁS LEYENDO
Desvísteme -MLB
Novela Juvenil-Adrien, perdóname. -¿Por qué? -Le pregunte con el ceño fruncido. -Por... todo lo que ha pasado, me he comportado como una niña tonta e inmadura -Escuchar eso me hizo sonreír, aunque la verdad es que aquí el que debe disculparse soy yo, y creo que e...