Capítulo 32

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Después de hacer el amor tres veces, el hambre se apodero de nosotros, así que decidimos prepararnos algo y cocinar juntos. Se puso una de mis camisas y se veía tan hermosa y sensual en ella que la besaba cada que tenía la oportunidad. Incluso por poco se nos quemaba un poco el pollo que teníamos friendo. Me pidió que cortara algo de cebolla, tomate y pimientos para darle más sabor al pollo, pero la mire confundido, yo nunca había comido el pollo así.

—¿Haz probado eso? —Le pregunte.

—No nunca.

—¿Y si no nos gusta? —Dije haciendo una mueca.

—Claro que sí. Mira en la cocina hay que improvisar, mezclar ingredientes. Te aseguro que quedara delicioso. Además, estoy haciendo algo de arroz. Te vas a chupar los dedos.

—Prefiero chupar otra cosa —Le dije con voz ronca y arqueé las cejas y de inmediato entendió mis palabras con doble sentido.

—¡Adrien!

—¿Qué? Es la verdad cariño, sabes que me vuelves loco, que me encanta hacerte gritar, amo la forma en que te retuerces cuando...

—¡Basta! —Comenzó a reír —¿No te puedes comportar por un momento?

—Contigo cerca y así vestida.... Imposible.

—Ummm, te gusta verme con tu camisa puesta ¿he?

—Demasiado, no sabes lo duro que me pongo.

—Bien ya sé que usar cuando quiera seducirte.

—Cariño, tú me seduces todo el tiempo. ¿Acaso no te habías dado cuenta?

—Pues no —Dijo inocente y pestañeo varias veces. Deje lo que estaba picando y me levante de la isla y me acerque a ella. La abrace con fuerza y la bese, se veía tan adorable haciéndome ojitos que es inevitable no querer comérsela a besos. Un olor a pollo quemado inundo nuestras fosas nasales.

—¡Adrien! El pollo —Se alejó de mí y corrió a quitarlo de la lumbre —Vez por tu culpa casi nos quedamos sin comer.

—¿Se quemó mucho?

—No, apenas y comenzaba —Me acerque a ella y la abrace por la cintura. Bese su cuello y apague la lumbre —No, ¿Qué haces? Aún no está listo.

—Para que no se queme mientras te hago el amor aquí mismo.

—¿Qué? No Adrien, tengo hambre y...

—Yo también, pero mi hambre de ti es más grande —Hice que girara para quedara cara a cara conmigo.

Sin darle oportunidad de decirle nada más, la bese con desesperación, de un tirón baje sus bragas, la cargue y le pedí rodeara mis caderas con sus piernas. La lleve hasta el refrigerador y la apoye contra él. Libere mí duro pene y sin perder ni un segundo más la penetre de una fuerte embestida. Comencé a entrar y salir de ella, una y otra y otra vez, acelerando mi ritmo a cada momento. Ella bajaba y subía sus caderas para que yo entrara lo más profundo que me fuera posible. Sentía como contraía su vagina cada que yo salía haciéndome sentir más placer aun, y un fuerte gemido se escuchó por toda la cocina.

—Me encantas, me fascinas... Me vuelves loco.

—¡Adrien! Dios...—Cerró los ojos completamente ida por el placer.

—Mírame, y vente para mí —Abrió los ojos y clavos sus profundidades azueles en las mías, abría y cerraba la boca inmersa en el momento hasta que llego al orgasmo gritando mi nombre. La tome con más fuerza pues ahora estaba débil, bese su cuello mientras continuaba con mis embistes para poder lograr mi liberación.

Desvísteme -MLBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora