IN NOX, SUM VERITAS ━━ draco malfoy

eleven. la douleur exquise

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(n.) el dolor desgarrador de
querer el afecto de
alguien inalcanzable

EL MORTAL NO SE HABÍA ESPERADO ENAMORARSE DEL ADOLESCENTE ÍCARO. Con las alas de cera medio derretidas y las plumas pegadas a la espalda, llegó a ser una ruina de orgullo quemado y un ego apagado.
  
Bajo la brillante y arrasadora luna, Louis había visto a alguien diferente la otra noche. Había visto a un chico que se acercaba a sentirse cómodo con lo que estaba pisando, no al adolescente orgulloso que miraba a sus compañeros con desprecio, subido en su alto pedestal, con un aspecto tan engreído y orgulloso como si fuera una estatua de mármol. Louis incluso había creído captar un atisbo de sonrisa en los labios de Draco antes de que éste girara la cabeza para volver a mirar las estrellas. Una sensación extraña le había hecho cosquillas en el interior y había hecho lo posible por combatir la sonrisa que se le había colado en la cara.
   
Louis comenzó entonces a preguntarse qué lo había llevado a desarrollar un enamoramiento por Draco, ya que una vez se había asombrado de lo cegado que estaba Draco por sus propios privilegios. Sin embargo, una vez que Louis había registrado la vulnerabilidad en la que Draco estaba empapado esa primera noche, algo dentro de él había cambiado, esos hechizantes vientos del norte barriendo sus oídos y pidiéndole que interviniera y ayudara a Draco en lo que fuera que hubiera acudido a él.
    
El vulgo tenía la mano extendida para que el príncipe caído la tomara, esperando a ver qué hacía. El príncipe, todo maltrecho y magullado, se había agarrado y fue entonces cuando los dos habían empezado a caminar por la línea que separaba lo que luego sería un sueño o una pesadilla.
   
En cuanto al príncipe, estaba a punto de volver a entrar en una espiral y encontrarse con que volvía a la casilla de salida y deshacía todos los progresos, aunque pequeños, que había hecho, todo el tiempo que había pasado con alguien que probablemente podría hacer algo mejor con su tiempo que apiadarse de alguien a quien le habían dado todo en bandeja de plata. Sin embargo, había sido suficiente para demostrar que con todo lo que se les había dado, todavía tenían que pedir algunas cosas.
   
Se suponía que Draco había acudido a Louis con la esperanza de que fuera capaz de prestarle un oído, no una mano que tan fácilmente podía colarse entre esa caja torácica suya y hacer arder su corazón o tirar de los hilos que lo mantenían intacto. Pero Louis había hecho esto último y ahora con cada mirada que le dirigía, ya fuera una pequeña mirada con los ojos mientras escudriñaba el Gran Comedor o cualquier tipo de mirada que sólo vería bajo las estrellas, se había producido un tirón en una de las muchas cuerdas del corazón de Draco, haciendo sonar una extraña nota que nunca antes había escuchado, un tono bastante dulce que se traducía en una melodía que encarnaba algo casi esperanzador.

El ventoso y crujiente otoño se convirtió en un frío y mordaz invierno cuando octubre se convirtió en noviembre y luego noviembre cayó bajo el hechizo de diciembre. Louis se encontraba en Las Tres Escobas un viernes frío, sorbiendo una cerveza de mantequilla caliente que seguía calentándole las entrañas mientras tragaba lentamente el líquido dorado, la espuma de la parte superior se acumulaba alrededor de su labio superior y creaba un falso bigote de leche antes de acabar lamiéndolo. Se sintió en desacuerdo con el hecho de ser el único sentado en una de las cabinas de la taberna, ocupando poco espacio cuando había tanto espacio que podría haberse aprovechado mejor.