IN NOX, SUM VERITAS ━━ draco malfoy

twenty. quisling

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( n.) traidor; alguien que ha perdido
su confianza

DRACO PASÓ TODA LA NOCHE DESPIERTO EN EL ALA DEL HOSPITAL, MIRANDO AL TECHO. Le dolía moverse, sobre todo después de haber sido golpeado con una especie de hechizo destinado a abrir a alguien de un tajo. Así que se había quedado tumbado, inmóvil, con una mano sobre el abdomen y sintiendo el rasguño de la venda con la punta del dedo.

Miró a su izquierda y allí estaba Louis, con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Draco no sabía cuánto tiempo llevaba allí y si había estado tanto tiempo como él creía, seguramente ya tendría un retortijón en el cuello. Y si lo tenía, no parecía importarle.

Con la mano que tenía sobre el abdomen, Draco se acercó a la de Louis hasta que entró la enfermera. Su mano bajó, no por la razón de que tuviera miedo porque ese miedo hacía tiempo que había desaparecido después de lo que había hecho en el Gran Comedor, sino por el miedo a que la enfermera le regañara por querer hacerse más daño. Así que dejó caer la mano.

—Sabes que estuvo ahí toda la noche, —dijo la enfermera, inclinando la cabeza hacia Louis, que había optado por una posición más cómoda para dormir (la cabeza apoyada en el hombro, los brazos cruzados y recogidos)—, no se ha movido hasta ahora. El muy cabrón se negó a ir hasta que Dumbledore le mandó un pase.

Así es cómo se las arregló para que no lo atraparan subiendo a escondidas a la Torre de Astronomía todos estos años, pensó Draco. Dumbledore. Aquella revelación no debería haberle sorprendido. El viejo siempre tuvo un don para los bienhechores y Louis era el más bienhechor de todos. Nunca sabría del todo cómo Draco se había enamorado de él. Tal vez fue la cantidad de compasión que tenía, lo que probablemente hizo que su corazón se rompiera tanto. Todas esas promesas hechas y los hilos atados, sólo para que al final se rompieran y se cortaran. Sin embargo, continuó, tan compasivo como antes, con la misma sonrisa.

—Se nota que le importas, —dijo la enfermera, interrumpiendo el laberinto de pensamientos de Draco. Cuando sacudió la cabeza, se dio cuenta de que seguía mirando a un Louis dormido.

—Si lo conocieras, sabrías que se preocupa por todo el mundo —Draco intentó no hablar demasiado a la defensiva.

Porque después de lo que estoy a punto de hacer, ya no va a querer preocuparse por mí.

—Pero contigo es diferente. Me doy cuenta. De todas las personas a las que ha visitado en el ala del hospital -que no han sido muchas-, contigo es con la que se ha quedado más tiempo. Aparte de la preocupación, tenía esa mirada en los ojos. Algunos verían genuina alegría de que estuvieras bien, otros amor.

Draco se movió involuntariamente en la cama del hospital. —¿Por qué me cuentas esto?, —preguntó, preguntándose qué respondería ella, porque técnicamente ya lo sabía a esas alturas, aunque no podía evitar pensar que lo estaba culpabilizando de algo. Ella no sabía nada, sólo era alguien con una perspectiva externa de ellos dos. Pero si alguien se molestara en mirar lo suficiente, sería capaz de verlo todo. Y no ayudaba la pequeña exhibición que Draco había montado aquella mañana. Todo el mundo lo había sabido entonces. Las estrellas habían planeado decírselo, pero Draco se les adelantó. No dijo mucho, pero había dicho lo suficiente para que se callaran.