45.- El Nacimiento del Odio.

67 13 16
                                    

Shinazugawa Genya:

Secuestrado.

Una sola maldita palabra fue suficiente como para dejarme con la sensación de tener la cabeza sumergida en agua, disociado de cuanto me rodeaba. Corté la llamada y como un autómata me dirigí al ascensor. A mis espaldas escuchaba los gritos de mi padre y sus pasos acercándose rápidamente a mí para obligarme a dar media vuelta tomándome del brazo.
— ¡¿Qué cojones se supone que estás haciendo?! —su voz resonó áspera y avinagrada logrando que un odio que hasta el momento había logrado mantener a raya brotase como un torrente que no era capaz ni quería controlar.
— Han secuestrado a mi hermano, tu otro hijo —puntualicé mordaz como si le estuviera escupiendo veneno a la cara, pero como cabía esperar ni se inmutó.
— Regresa ahora mismo, no voy a perder una oportunidad como esta —dijo haciendo un gesto hacia el tío con pintas de gótico descafeinado que aguardaba haciendo aspavientos de impaciencia junto a la puerta de la sala de juntas.
Volví a mirar al hombre que tenía frente a mí y de un tiro me solté de su agarre. Ese individuo no se merecía que lo considerase parte de mi familia.
— Esta firma no necesita un Eric Draven de bajo presupuesto, lo que necesita es que dejes de comportarte como un cretino —señalé abarcando con un gesto todo a nuestro alrededor antes de darme media vuelta y proseguir mi camino.

Antes de que se cerraran las puertas del ascensor entre nosotros Hideaki me advirtió de que si me iba, no me tomara la molestia de volver.

Las horas que siguieron fueron espantosas, lógicamente la policía también se había puesto en contacto con mamá y cuando llegué a mi apartamento, donde nos trasladamos, me la encontré al borde de un ataque de nervios. Un policía se encontraba con ella tratando de tranquilizarla. Preguntas y más preguntas intentando recabar información, unas preguntas que nos hicieron darnos cuenta dolorosamente de lo poco que sabíamos de Sanemi.

¿Teníamos constancia de la existencia de alguien que pudiera tener motivos para hacerle daño? Fue tan espantoso tener que confesarle a un desconocido que durante años no habíamos sabido nada de él que a penas nos atrevíamos a mirarlo a la cara.
Finalmente, tras tomarnos declaración nos aseguró que harían todo lo que estuviera en sus manos por dar con él. Lo que no se atrevió a asegurar fue en qué estado.

Cuando nos quedamos a solas, animé a que mamá se fuera a descansar. Cuando me quedé a solas decidí que era el momento de ponerme en marcha. Quería creer que quien fuera el desgraciado que lo tenía consigo, aún lo tenía vivo y la única manera que había de averiguarlo era acercándome a sus amigos.

Amigos.

Amigos.

De pronto recordé al chico de elevada estatura que vi aquella vez con él. Tal vez fuera un compañero suyo de la universidad. Con un poco de suerte quizá él pudiera saber algo.

Aquella noche fui incapaz de pegar ojo. En algún momento cerca del atardecer, la pantalla de mi móvil se iluminó con un WhatsApp de mi padre; algo así como que con su nuevo diseñador, mi presencia en la firma ya no era necesaria.

Ni puta falta que me hace. Pensé haciendo girar el contenido de mi taza de café, la cual sujetaba por el borde superior entre mis piernas acodado en mis muslos.

Para cuando hubo despuntado el alba me encontraba en el coche de camino albergando alguna esperanza por nimia que fuera de encontrar aunque solo fuera una persona que me ayudara a encontrar a mi hermano.

En la facultad donde estudiaba uno de sus profesores me informó que desde hacía unos meses había entablado cierta amistad con un chico que se llamaba Himejima Gyomei el cual también se había distanciado de la universidad temporalmente a causa de unos asuntos privados.
— Sin embargo —dijo con genuina preocupación— es posible que unos amigos de ambos le puedan ayudar.
— Se lo agradecería muchísimo —repuse y los hizo llamar a su despacho. Pocos minutos más tarde aparecieron dos muchachos; uno de ellos bastante alto y musculoso, con el cabello plateado y los ojos amatista. El otro, algo más bajo y de cabellos y mirada ígnea. Ambos nos explicaron que ya habían intentado colaborar con la policía contándole lo que ellos mismos sabían. Durante algo más de media hora estuvieron hablando de su relación con Gyomei y mi hermano mayor y los incidentes acontecidos antes del secuestro.

Cuando me despedí de ellos lo hice con un gran número de interrogantes resonando en mi mente y el que lo hacía con mayor intensidad era: ¿Quién era realmente Himejima Gyomei? Porque resultaba más que evidente, al menos bajo mi punto de vista, que no debía de tratarse de un estudiante ordinario cuando, al parecer alguien que debía saber que él y mi hermano eran cercanos había secuestrado a este último poco después de que Himejima decidiera distanciarse de la universidad y sus compañeros.

Esto me llevaba a preguntarme la razón. Al parecer, pese a ser una persona con diversidad funcional, no tenía problema con los estudios y se llevaba bien tanto con sus compañeros y compañeras como con los profesores.

Me acerqué a una papelería y compré un cuaderno y un bolígrafo para anotar todo lo que sabía hasta el momento, luego me detuve a tomar café y sentado en una mesa más alejada que el resto y con una taza humeante al lado me dispuse a trabajar.

Una llamada entrante de nuestra madre me arrancó de mis cavilaciones. Me llevé el móvil a la oreja alzando la mirada y dirigiéndola hacia los amplios ventanales de la cafetería a través de los cuales se podía ver como el sol comenzaba a descender entre los edificios. Estaba preocupada ya que no había regresado aún y para más inri, Hideaki la había llamado para repasarle por la cara que a partir de ahora ya no contaba con mis servicios.

Grandísimo bastardo, como si ella no tuviera ya suficiente… Pensé apretándome el puente de la nariz con los dedos índice y pulgar.

Dosgatosescritores:

Gatitos, antes que nada, por favor aceptad mis disculpas por todo el tiempo que he estado ausente. He tenido unos cuantos problemas que me han impedido actalizar y proseguir con la trama.

Honestamente he pasado bastante miedo por creer que no sería capaz de continuar, pero afortunadamente creo que por fin he salido de mi bloqueo.

Quisiera pediros un grandísimo favor; ¿sabéis de alguna técnica para solventar los bloqueos creativos? Si conocéis alguna, decídmela, porque de veras que he pasado una temporada que no se la deseo ni a mi peor enemigo.

Por otro lado en este capitulo vemos que el padre de Sanemi y Genya necesita urgentemente un hervor pero de los intensitos, pero calma que no va a tardar en recibir lo que se merece. El cuanto a Genya bebé, digamos que se va a llevar unas cuantas sorpresas.

Por el momento me despido con un agradecimiento enorme a aquellas personitas preciosas que no me han abandonado en todo este tiempo que he estado con el modo fantasma activado.

Muchísimos millones de gracias por no tirar la toalla conmigo pese a que soy un poco –por no decir "un mucho"– desastre.

Ilumina Mi Oscuridad. 📿HimeSane🌪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora