CAPITULO 19FLUKE SU MAJESTAD

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Prem, se sentía cálido, satisfecho y feliz, se apretó más al cuerpo que estaba a su lado.
-¿Estas despertó Cioccolato (Bombón en italiano)?- pregunto adormilado el rubio dejándose apretar más por el menor.
-Mmmmm- respondió más dormido que despierto.
-Es normal que estés cansado- se giró para tenerlo de frente- anoche fuiste una bestia sexual- ronroneo en su oído.
Eso hizo que el pelinegro abriera los ojos de golpe, y que el sueño se esfumara.
-¿Yo una bestia sexual? – pregunto frunciendo el ceño- tú eras el que no paraba, a pesar de que te lo pedía- le recrimino tratando de levantarse.
-Creí que estabas hablando el clave, amor- lo atrajo de nuevo hacia él.
-Clave mi trasero- se quejó, pero se dejó hacer cuando el mayor empezó a darle besitos en la espalda.
-Oh, si, tu trasero es una clave que quiero investigar todos los días- le dijo pícaramente sin dejar de besar ese precioso cuerpo.
-Eres un pervertido- dijo retorciéndose por las emociones que le hacía sentir esa boca.
- Un pervertido que amas- contesto muy pagado de sí mismo, girando el cuerpo del pelinegro y montándose sobre sus caderas.
- ¿Y tú me amas a mí? - le pregunto sonrojado y excitado. Ya no tenía por qué negar lo que sentía por ese rubio descarado, ya había aclarado las cosas con Yiwa, y nadie lo alejaría de Boun.
-La pregunta me ofende Cioccolato- le dijo sonriendo de lado, demostrando que de ofendido, no tenía nada- y eso lo tienes que pagar- anuncio inclinándose sobre el para empezar otra ronda.
Y así ellos se dedicaron a demostrarse cuanto se amaban, por cuarta vez desde que estaban encerrados en ese cuarto. Después de un rato, decidieron tomar una ducha, era justa y necesaria.
-Ya debes de dejar de toquetearme- se quejó Prem.
-Es que no lo puedo evitar- le dijo queriéndolo abrazar de nuevo.
-Ni lo pienses rubio- este se alejó con rapidez de su agarre.
-Pero, mi amor- se quejó haciendo un puchero.
-Pero nada- le dijo serio, tragándose una sonrisa. - primero comeremos algo, ya que estoy muerto de hambre, por culpa de no sé quién- se quitó la toalla de la cadera y se dispuso a vestirse, sintiendo la mirada hambrienta de su amante, se merecía sufrir un poco.
-Está bien- resoplo inconforme el mas alto y también se puso a cambiarse.
Fueron a un Buffet a petición del más pequeño, y cuando salieron de ahí, Prem paro un taxi.
-¿A dónde vamos?- pregunto Boun, viendo como el carro amarillo con negro se detenía frente a ellos.
-Necesitamos hablar, y no quiero que nadie nos interrumpa- contesto subiéndose en este, y el mayor lo siguió.
Llegaron a la dirección que el menor le había dado al taxista.
-¿Dónde estamos?- pregunto Boun, bajándose del mueble.
-Donde nadie nos podrá encontrar- dijo girándose para mirarlo, y extendiendo su brazo le regalo una dulce sonrisa, que hace que el rubio casi se derrita.
Los recibió un joven bajito, dándole la bienvenida al pelinegro.
-¿Vienes mucho por aquí?- pregunto serio el rubio al ver la familiaridad del otro chico.
-Cada que necesito espacio, y respirar.
-¿Y eso es muy seguido? – se paró a su lado sin soltarlo.
-Cada que mi familia y responsabilidades me sobrepasan. - confeso avergonzado muy a su pesar.
El mayor no supo que decir, el tono de su “Destinata” había sido triste. Entro con él en el elevador, llegaron en silencio a su destino, piso ocho de doce que tenía el edificio. Prem saco una tarjeta que siempre cargaba con él, y abrió la puerta.
-Bienvenido a mi refugio- le dijo entrando en el departamento.
-Vaya- exclamo observando todo a su alrededor- todo un departamento de soltero- trato de tener un tono neutro, pero no lo logro.
-No más- volteo para abrazarlo- ahora soy todo tuyo- siguió a pesar de que este no le respondió el abrazo, y estaba con el cuerpo tenso- además, nunca lo use de esa manera. Aunque no amaba a Yiwa, nunca le fui infiel o le falte al respeto- se apretó al más grande- ¿Me crees?- pregunto con ojos de cachorro.
El rubio suspiro pesadamente, y también lo abrazo.
-Te creo Cioccolato- susurro acariciando su cabello- Lamento haberte hecho sentir incómodo.
-No lo hiciste- se encogió de hombros entre sus brazos- solo que, es verdad que a pesar de todo lo que hemos pasado, no nos conocemos realmente.
-Yo te conozco muy bien- bajo sus manos al trasero del menor.
-Oye- se quejó y se alejó- estamos aquí para hablar.
-Está bien, está bien- levanto los brazos en rendición, pero sonriendo traviesamente.
-Quita esa tonta sonrisa de enamorado lujurioso y toma asiento- ordeno serio el pelinegro.
Boun lo miro con ojitos de perrito triste, pero al ver que no funcionada, resignado se dejó caer en un sillón.
-¿Agua, té, café? – ofreció Prem.
El mayor negó con la cabeza, y se puso cómodo, el día seria malditamente largo.
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Earth bajo a desayunar con presura, extrañaba a Kao, y con lo que había pasado la noche anterior, lo necesitaba cerca. Le gustaría contarle todo a su hermano Prem, pero eso sería después, había ido a su habitación y este no había ido a dormir.
Mientras tomaban la comida de la mañana, se enteró que su padre tampoco llego, ¿Cuántas veces pasaría eso mismo?, con su madre sola. Ella le pregunto cuando volvería a llevar a su novio, y el rubio le dijo que pronto. Al menos, su madre no se oponía a su relación. Claro que no sabía si podrían confesar alguna vez que Kao no era humano, sino un vampiro.
El mayor le había confesado todo, después de unas semanas de estar saliendo, Kao en una cena romántica, llena de pasión, había sincerado su corazón. Admitía que no había sido fácil el creerle, pero, confiaba totalmente en su novio. La situación había sido surrealista, y es verdad que le había dado miedo, bastante, pero sabía que su guerrero nunca le haría daño.
En ese entonces él y Fluke todavía estaban en Tailandia, pero cuando desapareció, si alguien le ayudo a buscarlo, fue Kao, él nunca lo había dejado solo. Incluso fue el, el que le dijo que viajaran a Estados unidos con su familia, para apoyarse en su hermano Prem. Y estando ahí, habían descubierto quien había raptado a su hermano pequeño, y cuando Kao regreso de un viaje y le conto su hallazgo, el mayor había sonreído, y le había dicho que Ohm Thitiwat era su mejor amigo, y que Fluke no estaba en peligro.
Earth se había asustado al saber que su pequeño hermano estaba en manos de un vampiro, por que Kao era una cosa, pero Thitiwat. Mas el mayor lo había consolado diciéndole que Ohm no era malo, y que si tenía a Fluke con él era porque era su “Destinata”. Eso había tranquilizado al rubio en cierta forma, pero como ese tipo hizo las cosas, no era correcto.
Había querido decirle todo a su hermano mayor, pero no sabía cómo hacerlo, sin decirle como lo supo, esa fue la razón por la cual Prem todavía no sabía nada, y se sentía culpable. Esa era una de las causas por las cuales quería ver a Kao, quería hablar con él, que lo tranquilizara y que le ayudara a saber cómo decírselo a Prem.
-Que tengas un buen día hijo- se despidió la señora Natouch, levantándose de su lugar, y saliendo del comedor.
-Igualmente madre- contesto, dejo los cubiertos a un lado del plato a medio comer. –Gracias por la comida- dijo el rubio al ama de llaves que estaba en una esquina del lugar.
-Para servirle joven- le dijo la canosa, sin moverse del lugar.
Earth salió de la mansión para encontrarse con su amado, llego al edificio de doce pisos, sobre una de las principales calles de la ciudad. El lugar se veía pequeño a comparación del resto de rascacielos, pero era un lugar muy exclusivo. Antes de bajar del taxi, vio a su hermano mayor saliendo de este, y no estaba solo, el rubio oxigenado lo acompañaba. Detuvo su mano en el picaporte de la puerta, y observo con atención, sonrió al ver que Prem tenía el satén por el mango, ese era su hermano, se dijo sonriendo, y saliendo del carro en cuanto los dos chicos desaparecieron dentro del carro amarillo.
Entro casi corriendo, y se metió en el elevador que apenas estaba cerrando sus puertas. Llego al último piso, y se dirigió a donde sabía que su pareja lo esperaba.
-Kao- dijo lanzándose a los brazos del mayor.
-Epa, conejito- lo levanto en brazos.
-Te extrañe- dijo el rubio rodeando la cadera del más grande con sus piernas.
-Pero si apenas nos vimos anoche- bromeo el vampiro.
-Kao- se quejó el pequeño.
-También te extrañe conejito- dijo girándose y cerrando la puerta con un pie.
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Ohm y Fluke se tallaban el cuerpo mutuamente, entre sonrisas cómplices, hacia unos minutos que habían hecho el amor apasionadamente, sus cuerpos habían estado aletargados, y ahora sentían mucha hambre.
-Quiero un desayuno típico tailandés- anuncio el menor.
-Ningún mejor lugar que Tailandia para eso- contesto el mayor con una sonrisa, tallando los pequeños hombros.
- ¿De verdad?- pregunto el menor levantando su rostro, con los ojos alegres.
-Si Polcino- tomo su pequeño rostro entre sus grandes manos.
-Entonces- volvió a bajar el rostro, sin saber cómo expresar lo que le acababa de venir a su mente.
-¿Entonces qué?, amor- pregunto curioso el más grande.
-Podría- empezó, y tomo el valor de girarse y mirar a los ojos a su pareja- ¿Podría ver a mi familia? - pregunto con sus enormes y bellos ojos.
-Polcino- contesto sorprendido, no esperaba eso.
-Por favor- suplico con voz estrangulada.
-Está bien- suspiro resignado, no podía decir que no a esos ojos de cachorro.
-Yeiiiii- grito el menor saltando hacia el mayor, agarrándose fuertemente al cuerpo resbaloso de Ohm- gracias, gracias- repetía Fluke, lleno de felicidad.
El mayor, sujeto el jabonoso cuerpo de su Polcino, para que no cayera, sonriendo como tonto.
-Te amo mucho Ohm- susurro contra su cuello sin dejar de sonreír.
-También te amo- respondió Ohm feliz.
El Rey tenía que dejar listos algunos asuntos, eso no le gustó mucho al menor, pero lo acepto, y espero lo necesario para poder ver por fin a su familia. Esta vez Fluke acompaño al mayor a sus reuniones, no quería separarse de él. Las horas fueron largas y aburridas para el castaño, pero no se quejó, así que solo miraba todo sin entender nada. Conoció a un hombre bastante particular y excéntrico.
-Joven Natouch- exclamo abrazando al más pequeño.
-Déjalo en paz sabandija- dijo molesto el Rey y tomando del cuello a este, lo alejo de su amado.
-Oye- se quejó el hombre.
-No lo toques- ordeno Ohm.
-Está bien su alteza- siguió quejándose, pero se alejó del chico.
-Este es Pham- empezó a decir el mayor- el encargado del entretenimiento del Hotel - y a Saint, y Rebeca ya los conoces- prosiguió- Max y Tul- señalo a dos hombres rudos- son nuestros guardaespaldas, si no los conoces, es porque es su trabajo, no tienen permitido hacerse ver, estos inclinaron su cabeza en señal de saludo. - Matjha, Itzel e Iris, también sabes quienes son- se sentó a su lado- mi nana de toda la vida- señalo a la mujer canosa – su nieta- miro a Itzel- y una refugiada.
-¿Refugiada?- pregunto extrañado mirando a la chica.
-Eso después te lo explicare- le dijo bajito tomando su mano. - Gracias a todos por venir- dijo levantándose y jalando con él a Fluke.
-Como ya saben- siguió Ohm- él es mi “Destinata”, y por ello, le deben el mismo respeto y lealtad, como hacen conmigo- los miro seriamente.
Y para sorpresa del más pequeño, todos se inclinaron, hincándose en el piso, y tocando con su frente el suelo.
-Pe..pero- susurro Fluke sintiéndose incómodo.
-Que vivan los reyes- exclamaron todos al unísono sin dejar su posición.
-Nos ausentaremos unos días- anuncio el Rey con una gran sonrisa, en humo color escarlata, ambos reyes desaparecieron.
Cuando Fluke abrió sus ojos, se quedó bastante sorprendido, ya no estaban en la oficina de Ohm, eso parecía un castillo.
-Bienvenido a La Rosaleda- exclamo el mayor, y al ver que no obtenía respuesta, tomo a su Polcino y lo llevo con él.
-Ohm, ¿Dónde estamos? - pregunto curioso.
-Tu querías ver a tu familia- contesto sin dejar de caminar- así que estamos es New York.
-No lo parece- dijo Fluke sin dejar de mirar todo.
-Estamos a las afueras de la ciudad Polcino, pero aun así aquí estamos. -se detuvo y le dio una hermosa sonrisa.
-¿Y mi familia?- pregunto.
-Pronto amor, pronto los veremos- dijo imaginando la cara del bastardo de Boston Natouch cuando aparecieran frente a ellos.
-¿Pero cuando será eso?- pregunto esperanzado, sin dejar de seguirlo.
-Mañana amor- dijo subiendo las escaleras.
-¿Hasta mañana?- cuestiono desalentado.
-Hoy ya es muy tarde. – contesto sin dejar de caminar.
Fluke quería preguntar porque era tarde, pero no tuvo el valor, así que solo siguió avanzando.
-¿Quieres comer algo?- le pregunto Ohm, sentándolo sobre una enorme cama.
-No tengo hambre, gracias- contesto nervioso- me gustaría descansar.
-Claro que si pequeño- le dijo sonriendo e hincándose frente a él.
-Gracias por traerme- sonrió el menor.
-No des los gracias- le dijo Ohm, tomando sus manos.
-Es que me haces feliz- confeso.
-Y tú a mí- le dio un pequeño beso en los labios, y se levantó para dejarlo descansar.
El plan original era que su “Destinata” descansara un par de horas, cenaran y convencerlo de ver a su familia hasta el día siguiente, pero el pequeño había caído rendido, y Ohm no había tenido el corazón de despertarlo, así que se metió entre las cobijas y abrazo el pequeño cuerpo, sintiéndose afortunado.
El día lo sorprendiendo antes de tiempo. Ohm se sentó sobre la enorme cama y miro a su pequeño Polcino, sabía que sería un día difícil para su pareja, pero era algo que no se podía esquivar. Se levantó lentamente, para no despertar al menor.
Bajo las escaleras mientras la servidumbre lo reverenciaba.
-Es un placer su majestad.
-No sonrías tan orgullosa Martjha- le sonrió el Rey.
La canosa no dejo de sonreír, y se fue a dar instrucciones para el desayuno.
Ohm sonrió negando con su cabeza, nadie lo conocía mejor que su nana. Su sonrisa se borro cuando recordó el motivo por el cual se despertó temprano, se dirigió hacia su oficina y tomo el teléfono.
-Kao- dijo en cuanto este contesto.
-¿Que sucede tan temprano?- pregunto su amigo adormilado.
-Estamos aquí, y necesito que Earth esté en su casa.
-¿Qué?- pregunto sorprendido.
-Hazlo- ordeno, y termino la llamada.
-Necesito a Prem en su casa- dijo en cuanto la segunda llamada fue respondida.
-¿Ohm?- pregunto Boun confundido, antes de que se cortara la llamada.
Dejo el teléfono a un lado, ahora solo era cuestión de esperar. Salió y se dirigió de nuevo hacia su habitación. Entro sigilosamente, la cama ya estaba desierta, la ducha se escuchaba, giro sobre sus talones y fue hasta la puerta del baño, la abrió tambien lentamente, no quería interrumpir. El vapor inundaba el lugar, pero eso no impido que viera a su pequeño. Llego hasta las puertas de cristal, sin poder apartar la mirada de ese pequeño y delicioso cuerpo.
Entro sin hacerse notar, y rodeo el cuerpo del menor, haciéndolo saltar de susto.
-Ohm, me asustaste- exclamo el menor con el corazón acelerado, pero feliz.
-Perdón Polcino- dijo sin soltarlo- es que te extrañe- confeso.
-Y yo a ti- se agarró el más grande.
Se ducharon entre mimos, y Ohm logro que su pequeño olvidara lo que pasaría más tarde. Tomaron un delicioso desayuno.
-¿Cuándo veré a mi familia?- pregunto tímidamente Fluke después de unos minutos.
-Pronto- respondió sonriente.
El más pequeño resgreso la sonrisa agradecido, y siguió comiendo a pesar de que sentía un nudo en la garganta.
Terminaron de desayunar y se subieron en un auto que los estaba esperando.
Fluke estrujaba sus pequeñas manos por los nervios que sentía. Por fin después de tanto tiempo podría ver a Earth, y estaba más inquieto por que vería a su hermano mayor y sus padres. No sabía que todos estaban en la casa de Nueva York, pero si Ohm lo había traído aquí, era por algo.
El carro avanzo por las calles heladas, mientras el menor se abrazaba a su amado, no quería estar lejos de él, era lo único que sentía seguro.
-Hemos llegado Polcino- anuncio el mayor.
-Tengo miedo- confeso el castaño sin soltarlo.
-No debes tenerlo amor, llegamos a tu casa y yo estoy contigo- lo consoló.
-Lo sé, y te lo agradezco- contesto con voz temblorosa.
-Vamos pequeño- dijo jalándolo fuera del auto.
-Es…esta es la casa de mi familia- dijo aun nervioso.
-Llegamos- repitió con compresión.
El menor miro el lugar con aprensión, pero quería ver a su familia, así que cuadro los hombros y avanzo.

SOLO MÍO (FINALIZADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora