Capítulo XXIII

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Macao había sido un puto fiasco, una pérdida de tiempo.

KunHang releyó los documentos en sus manos durante todo su vuelo a Corea del Sur, lo único que había podido conseguir a duras penas fueron los movimientos de su padre durante la última semana, pero no era nada que fuera de ayuda para su investigación. Maldijo una y otra vez la situación. Se suponía que su padre estaría de viaje en Alemania según la agenda que Dylan Wang le había facilitado la semana anterior, pero cuando estaba a punto de aterrizar, éste le hizo saber que su padre jamás abordó el avión, se quedaría en Macao.

Quizás había sido demasiado obvio. Después de meses, ambos hijos regresan a Macao sin dar explicaciones, probablemente su padre estaba siendo cuidadoso, temiendo por que tanto él como YukHei intenten algo en su contra mientras él está en el extranjero. La situación estaba para reírse, realmente, hizo malabares para poder organizarse y dedicar el fin de semana entero al trabajo de modelo y la investigación en contra de su padre, pero nada salió como esperaba, y, resignado, decidió volver a Corea del Sur tan pronto terminó el resto de sus sesiones fotográficas; YukHei, sin embargo, decidió quedarse un día más, según él, tenía algo que hacer.

Y ahora está frente a la puerta de la casa de Na Jaemin, un domingo por la noche. Espera pacientemente a que el patinador le abra la puerta, y se sorprende al verlo en bata, completamente desarreglado.

— ¿Te interrumpo en algo? — pregunta, asomando su cabeza y dando con el cabello rosa de Hwang Hyunjin.

KunHang conoce poco de Hwang, por no decir nada, pero sabe que es alguien muy, muy, muy peligroso, lo supo desde el momento en que lo vio como uno de los fieles soldados en las tropas de los Nakamoto, especialmente, su lealtad está dirigida a Jaemin más que a Yuta o Shotaro. Sabe que es hijo de unos ingenieros muy importantes, su padre trabajó con ellos en ocasiones, que es un estudiante de medicina, pero nada más.

Jaemin limpia descaradamente el rastro de saliva en sus labios y lo invita a pasar. En la cocina, Hyunjin está sirviéndose una copa de vino, a diferencia de Jaemin, él tiene su ropa arreglada.

— ¿Qué es eso tan importante que necesitas hablar conmigo? — pregunta Jaemin con cierto cansancio, su ahora blanco cabello siendo peinado suavemente por la mano de Hyunjin.

— ¿Podría ser en privado?

— No. Hyunjin se queda, lo necesito aquí. No te preocupes, él no dirá nada. — asegura, y el otro asiente tranquilo.

KunHang suspira resignado.

— No sé que clase de información manejes, ni cómo la obtienes a parte de la influencia de tu familia rusa, pero necesito que me ayudes a investigar la muerte de mi madre.

— Eso es un favor bastante peculiar — sonríe, más no luce sorprendido —. Pensé que te tomaría un poco más de tiempo venir a pedirme ayuda, heh. — la comisura de su boca se eleva con burla.

KunHang detesta no tener poder, se siente indefenso, y frente a alguien como Na Jaemin, se siente diminuto, lo conoce desde hace mucho, pero nunca notó la diferencia de poder entre ellos.

— Haré lo que sea a cambio, Jaemin.

— Te tomaré la palabra, KunHang — se cruza de brazos, con su sonrisa resplandeciente —. Puedo averiguar lo que sucedió en realidad, pero no te prometo que sea algo gratificante, y en caso de que llegue a afectarnos, estás obligado a obedecer mis órdenes.

— ¿Cómo se supone que eso podría llegar a afectarles? — bufa.

— KunHang, por favor — Hyunjin se sienta, dejando la copa de vino en la mesa. Sus brazos descansan sobre el respaldar del sofá de cuero, con sus dedos acariciando levemente el hombro derecho de Jaemin —. Tu madre era una persona muy querida, bastante alejada del mundo podrido en el que vivimos, y su único problema era ser la amante de tu padre, no hay que ser muy inteligente para conectar las piezas.

How to get a princeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora