What if? (Rin x Reader)

Capítulo III: Desafío

"Sometimes these cuts
Are so much deeper then they seem".

Maroon 5.

El día que conocí a Rin Itoshi, luego de ponerme las espinilleras que me había prestado Kunigami, me encaminé hacia él de inmediato. El chico me dio la espalda y comenzó a andar hacia el medio del campo mientras pateaba el balón y yo lo seguía.

—Muy bien, tú fuiste la que hizo la apuesta, así que tú pones las reglas—me dijo cuando se detuvo frente a mí y se dio la vuelta para encararme. Me pasó el balón y yo lo detuve con el pie.

—Que sea algo rápido, el primero que marqué gol gana—le dije, echándole un vistazo para ver si estaba de acuerdo.

Se encogió de hombros e hizo un gesto como restándole importancia.

—Bien, de todas formas el resultado será el mismo.

Ah, cómo me enervaba ese maldito. ¿Sae Itoshi sería igual de creído que él? Sí, sabía que lo era por las entrevistas que había visto.

Pero a él le quedaba bien. A su hermano no.

Me di la vuelta, echándole un vistazo a los chicos. Ego ya había vuelto a su cueva.

—¿Alguien le puede pedir el silbato a Ego-sensei, por favor?—les pedí, alzando un poco la voz para que me escucharan.

El primero en reaccionar fue Kunigami, más obediente que un golden retriver. No dudó en entrar a la casa del club y salir unos minutos después con el silbato.

Me volteé a ver a Rin de nuevo y le sonreí.

—¿Quieres tener el balón en posesión tú?—le pregunté con fingida cortesía.

Las hermosas facciones de su rostro se crisparon y me miró con el ceño fruncido. Podría jurar que se le marcaron las venas del cuello luego de oír ese simple comentario.

Parecía que alguien tenía problemas de mal genio.

—Por algo te pasé el balón, ¿No te parece?—me dijo con altanería. Se me escapó una risita.

—Ya veo. Gracias, qué caballero—me burlé. Y luego, sin dejar de mirar a Rin, grité:—. Cuando quieras, Kunigami.

Mi amigo el golden retriver hizo sonar el silbato. Rin no tardó en acercarse para intentar robarme el balón. En un primer instante, me pareció que ir de frente era algo demasiado básico para alguien que supuestamente iba a reemplazar a Aiku-senpai.

Esperé a que estuviera frente a mí. Me adelanté un paso, sujetando el balón con el pie y ladeé el torso. Apoyé mi hombro en el suyo y ejercí presión. No era tonta, obviamente él era más fuerte que yo y no podía taclearlo al estilo Shido, pero él no tardó en hacer lo que yo quería. Sacudió los hombros para deshacerse de la que debía parecerle una débil ejerción de fuerza, lo cual me permitió adelantarme otro paso y rodearlo antes de que adivinara mis intenciones.

Debía darle crédito, reaccionó rápido. Cuando le pasé por un costado vi cómo sus ojos turquesa se abrían con desmesura. Pero fue solo una fracción de segundo, yo ya estaba corriendo hacia la portería. No era tan rápida como Chigiri, pero le ganaba en velocidad a varios de los chicos del equipo. El gol ya era mío.