What if? (Rin x Reader)

Capítulo XVI: Objetividad

"You're the demon on my shoulder I'm just trying to ignore".

BoyWithUke.

Rin estaba tan cerca de mí que podía escuchar su respiración jadeante y el golpeteo furioso de su corazón ocasionados por la carrera sumada al entrenamiento previo.

Eso significaba que él también podía escuchar el ritmo de mis latidos y mi respiración. Pero yo solo había corrido un tramo, no había otra explicación lógica para que estuviera así a menos que su cercanía me pusiera nerviosa.

O sea que él podría darse cuenta de que me había puesto nerviosa.

Me zafé de su agarre y retrocedí hasta quedar al menos a un metro de distancia de él.

—¿Me estás jodiendo?—le espeté. Sujeté las bandejas entre mi brazo y el costado derecho de mi cuerpo y apreté los puños—. Después de lo que pasó anoche, ¿Cómo no vas a saber por qué estoy molesta?

Entrecerró los ojos y juntó las cejas. Era la misma cara que ponía Isagi en clase de matemáticas.

—¿Estás molesta porque tu novio se puso en plan tóxico y la estás pagando conmigo porque nos llevamos mal?—indagó. Lo peor era que sonaba como si estuviese adivinando.

Este man.

—¡Qué Kunigami no es mi novio!—le recordé. Pareció sorprendido de que le gritara—. Y sí, estaba enojada con él. Pero ya se disculpó.

Se quedó en completo silencio, como esperando a que continuara.

¿Es que hay que decírselo todo? Algo me decía que cuando vivía en su casa su mamá le lavaba hasta la ropa interior y no lavaba ni el plato en el que había comido.

—Rin, delante de Kunigami y Barou-senpai prácticamente dijiste que no entendías qué era lo que Kunigami veía en mí. Ese tipo de cosas no deberían decirse, pero al menos la mayoría de las personas que las dicen no lo hacen frente a la persona de la cual están hablando, porque resulta despectivo e hiriente.

Hizo una mueca de extrañeza.

—Eso no fue ni de lejos lo que dije—negó de inmediato, el muy descarado—. Además no dije nada que no fuera cierto. La forma en la que él debe de mirarte, no debe ser igual a la forma en la que yo lo hago—agregó, detallando mi aspecto de arriba a abajo.

Honestamente, hasta ese momento no pensé que me viera mal. Tenía puesta una licra deportiva y para variar el suéter que había escogido ese día no era de chico, lo cual hacía que se me marcará un poco la cintura. Y hasta me había peinado.

Estúpida, mi autoestima, idiota.

—Ya eso me quedó claro anoche, tranquilo—le dije para que se callara, tensando la mandíbula.

—Lo hice para ayudarte.

Tan amable el muchacho.

Y bien que me ayudó. Me ayudó a recordar lo idiota que era, porque ya se me había comenzado a olvidar.

—¿Ah, sí?—le pregunté con ironía.

—Sí, porque si solo le decía "No, no me gusta" me da la sensación de que iba a seguir insistiendo. Y eso te iba a incomodar.