Pista 13

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He vuelto en gloria y majestad


En realidad aún estoy muy ocupada, pero tenía muchas ganas de publicar este capítulo... ¡Disfruten la lectura!

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Hermione y Ron se habían ido al poco rato, habían respetado la decisión de Harry de querer estar solo y no habían hecho demasiadas preguntas luego de su impactante declaración. Para el auror el comportamiento de sus amigos era el peor escenario, significaba que ellos entendían la situación, sabían los por qué y habían previsto las consecuencias.

Al parecer solo Harry había estado ciego sobre lo que sentía.

Como no quería indagar en ello y tampoco deseaba seguir resolviendo un caso que cada vez se hacía más siniestro, decidió ir a visitar a Teddy. Además, Malfoy había tenido razón al decirle que había estado descuidando a su ahijado.

—Oh, Harry, no te ves muy bien.

Andromeda lo hizo pasar al salón en cuanto lo vio.

—Lamento venir sin avisar.

La mujer le dedicó una amable sonrisa y agitó la mano para restarle importancia. Casi de inmediato se concentró en preparar un poco de té.

—Tonterías, siempre es un gusto que estés aquí. Debes estar ocupado, hace tiempo que no te veíamos, la última vez me asustaste un poco —ella detuvo sus movimientos y lo observó—. Siento lo de tu novio.

—Estoy bien, debí haberme dado cuenta de que me estaba engañando —suspiró el Gryffindor.

Aún no era público que Roger era el principal sospechoso del caso de secuestros y Harry prefería que Andromeda no se enterara hasta que las cosas se solucionaran.

Cuando la bruja le dejó una taza de té en las manos azuladas, Harry se dio cuenta que temblaba. Le dio un pequeño sorbo a la bebida y distinguió el sabor de alguna hierba, seguramente Andromeda le había preparado un té calmante. Mentalmente agradeció la preocupación de la bruja.

—Creo que te olvidas que fui sorteada a Slytherin, Harry. He visto de primera mano muchos trucos —comentó ella al mismo tiempo que tomaba asiento.

—No sé a qué quieres llegar.

—¡Oh! ¡Vamos! Sé que ya sabías que aquel tipejo te era infiel. No te ves triste ni molesto.

—Es cierto —admitió Harry—. Malfoy lo extorsionaba bajo mis órdenes, quería ver hasta dónde llegaría con la mentira.

La mujer alzó las cejas, pero no preguntó acerca de su sobrino. Lo agradable de Andromeda era que nunca cruzaba los límites, podía ser algo estricta y sobreprotectora con Teddy y todo lo que tenía que ver con él, pero no se metía en los asuntos del resto.

—Es una pena que haya confesado —concluyó ella.

Harry asintió de forma distraída.

No le había dado muchas vueltas a la confesión del sanador, había estado ocupado lidiando con su autoría como asesino y secuestrador. Pero, ahora que lo pensaba, ¿acaso Roger había previsto que Harry estaba cada vez más cerca de descubrirlo y por eso había huido? En ese caso no tenía sentido que hubiese confesado públicamente sus infidelidades. El auror recordaba que parecía bastante alterado ese día en el ministerio. Si Harry analizaba la situación bajo un ojo más analítico, no cuadraba el perfil de psicópata que tenía un complejo de justiciero con hacer todo ese show.

De todas maneras, decidió no darle demasiadas vueltas, todavía le costaba separar la imagen de su ex con el culpable de su caso.

—¿Puedo subir a ver a Teddy? —preguntó luego de unos segundos.

El precio del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora