015. milo and alexis.

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Aaliyah caminó hacia él dormitorio de Milo, mentiría si dijera que no estaba nerviosa, no paraba de temblar, llevaba lentes de sol caros para que nadie viera que iba llorando, es que no había parado de llorar desde que Milo dijo, muy claramente, que le daba asco.

Asco.

Aaliyah tuvo muchos recuerdos cuando esa palabra salió de los labios del pelinegro, recuerdos que no quería revivir, pero que de forma automática llegaron a reproducirse ante sus ojos, como si una pequeña Ali de catorce años, se sentase a ver la escena, a través de la pantalla de sus ojos cafés cristalizados.

Le había dolido muchísimo, pero ahí estaba, con su mejor outfit, y con toda la intención de ir y hablar. Tocó la puerta del dormitorio, tuvo que hacerlo varias veces, cuando Milo abrió la puerta, estaba en pijama y con grandes ojeras bajo sus ojos, al verla quiso cerrar la puerta, pero ella metió la punta de su bota, agradeciendo que era lo suficientemente fuerte para no doler.

-Por favor, necesito hablar contigo- pidió, ella nunca rogaba, realmente no era necesario hacerlo, pero ahí estaba, de pie ante ese chico, casi juntado sus manos en oración, para que el le diera la oportunidad de explicar.

-No diré nada, si es lo que te preocupa- respondió el, como si estuviera harto de verla, cosa que como si fuera poco, la herían un poco más.

Milo maldijo que fuese tan perfecta y hermosa, la chica tenía su cabello lacio, sin ninguna onda interrumpiendo la simetría, una minifalda negra, sus botas del mismo color, llevaba un top violeta oscuro y encima de eso, un abrigo de felpa un tono más oscuro, sus ojos cubiertos por las gafas de sol, y un bolso Vivienne Westwood a su costado.

-No es eso, en serio quiero hablar, dame cinco minutos nada más- volvió a rogar, notando que las personas ya comenzaban a mirarla con curiosidad, Milo terminó por acceder, abriéndole la puerta del dormitorio.

Aaliyah recordaba estar ahí, la primera vez que se vieron y su primera salida, se encontró pensando que el no había podido llevarla al lugar costoso y elegante, ya que todo se había ido al carajo demasiado rápido.

-¿Que quieres Aaliyah?

-Quiero explicarte lo que viste- su voz tembló- escucha, se que puede parecer raro pero...- Milo negó con la cabeza, interrumpiendo sus palabras.

-¿Parecer raro?- soltó irónico- no, de hecho no, no me parece raro que un hombre de treinta y pico, manipule a una chica, lo que me parece raro y repugnante, es que te hayas dejado manipular.

-No estoy siendo manipulada- dijo ella firme- vengo saliendo con Harry hace un año. Mucho antes de conocerte.

Milo alzó las cejas.

-Wow, ya no es "profesor Stamos"- hizo comillas- es gracioso porque realmente pensé que podías llegar a ser algo especial, que yo podía llegar a serlo para ti, pero no soy un pederasta.

-No me hables así, por favor- pidió ella- escúchame, no debiste enterarte así y lo siento muchísimo, pero es que no sabía cómo decírtelo y se supone que es un secreto, nadie lo sabe, solo Conrad y Theresa.

Milo recordó la forma que Conrad se expresaba de aquella relación, y entonces entendió todo, soltó una risotada sin humor, confundiendola:-Eso explica muchas cosas.

-Me confundí contigo- admitió- pero amo a Harry, amo mi relación y se que no puedes entenderlo, que puede verse mal, pero no conoces nuestra historia.

-Adivinaré- comenzó- empezó a tratarte diferente, empezaste a ser su favorita y de pronto te prometió el mundo entero, porque, no eres como las chicas de tu edad.

lavender haze (milo manheim) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora