2:03: halston.

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seis meses después.

Aaliyah sonrió cuando la clase acabó, no era que le molestaba aquella profesora o materia, no, simplemente no podía esperar a llegar al estudio.

Si, al estudio.

Si hay algo que ama el público actual, es a una chica desgarrada, que ayude a otras chicas con el corazón roto, a sentirse menos solas y eso fue lo que hizo Aaliyah en los últimos meses. Luego de su dolorosa ruptura, aunque no hablada, con Milo, se dedicó a escribir canciones.

No dormía, simplemente se quedaba hasta tarde escribiendo y escribiendo hasta que su mano dolía. Las grababa y subía a instagram, realmente no le importaba si las fans de cierto pelinegro sacaban sus propias conclusiones acerca de cada canción, lo que le importaba eran esas personas que se sentían escuchadas. Eso valía más que cualquier cosa.

Tres meses antes, un joven productor de veintitrés años la contactó, quería ofrecerle un contrato, o mejor dicho, quería grabar un demo y enviárselo a la disquera con la que trabaja. Hall Records, era una disquera importante, con clientes prometedores, que buscaba jóvenes talentos y ahí encajaba aaliyah.

Realmente nunca se vio en una carrera musical, pero pensó ¿por qué no?

Sacar algo del dolor que ese chico había causado, sacar algo de la soledad, de la tristeza, algo bueno, algo que valiera la pena.

Aún se sentía mal, aún sentía que su corazón se arrugara cuando veía o escuchaba algo sobre él, pensar en buscarlo cruzó su mente millones de veces, mandar a la mierda todo y simplemente decirle, que quería verlo, pedir explicaciones, quería un cierre. Pero no podía, porque sabía que al verlo, su traicionero corazón y esos ojos cafés que solo tenían espacio para los suyos, se formarían como corazones al verlo y perdonaría cada cosa, con tal de volver a sentirse amada por el.

Pero no.

Aaliyah Westwood tenía una nueva misión y una nueva prioridad, ella y su música.

Cuando salió del salón, las miradas estaban sobre ella, quizás era su vestimenta o sus nuevas botas naked wolf, pero lo cierto es que, aún y con el corazón roto, no había nadie más llamativo que ella.

Caminó con la barbilla en alto, hasta el auto de Chris que la esperaba, miró su teléfono un rato, una publicación de Owen salió, el chico aún no estaba en el país, no sabía si Milo lo estaba, se intentaba convencer de que capaz no lo volvería a ver.

Pero si no lo volvía a ver, ¿estaría tan contenta como pensaba?

Sacudió su cabeza, como si así pudiera sacudirse al pelinegro de sus pensamientos, habían pasado meses, ya no tenía sentido aferrarse a lo que
solían ser.

Subió al auto donde Chris la esperaba, el hombre la llevó al estudio y soltando un suspiro, la miró irse en silencio, sabía que su jefa no era quien solía ser, no era ciego y su hija de catorce años, se encargó de mostrarle los vídeos y las fotos de aquella infidelidad.

Aaliyah volvió sobre sus pasos, sonriéndole al chófer, cómo siempre:-Gracias por traerme Chris, nos vemos en un rato.

-Que tenga un excelente día, señorita Westwood.

Aaliyah entró al edificio, yendo hacia el estudio reservado para ella y su nuevo productor, Halston Lowes, cuando entró olía a cigarro eléctrico, específicamente de tutti frutti, la chica sonrió divertida.

-Hola hola.

-¡Aaliyah! que bueno que llegas, he estado haciendo una pista- mencionó el chico- creo que va bien con la canción que estamos haciendo.

lavender haze (milo manheim) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora