Martes 2 noviembre.
Cuando vi la casa de madrugada pensé que estaba destinada a ellos.
Justamente cuenta con seis habitaciones. Tiene un tamaño perfecto para convivir seis individuos de manera cómoda.
Añoré tantos meses tener este olor. Despertar con su aroma impregnado en el ambiente. Respiro profundo otra vez.
Abro los ojos, tengo su almohada abrazada.
La habitación es blanca.
El color en los muebles es un beige acartonado claro. Tiene un gran espejo en forma circular al extremo. Frente a la cama hay un cuadro de zorro rojo acostado sobre un fondo blanco. En otra pared hay un lindo cuadro de cerezas. Sonrío mirándolo.
Hundo mi cara en las telas rodeándome. Dejando el aroma a Darek entrar.
Llego hasta el comedor, veo a cinco jóvenes sentados desayunando. Echo un vistazo alrededor. ¿Dónde está Darek?
—Buenos días —saluda Gabriel.
Los demás voltean a verme. Saludan animosamente.
—Buenos días —aclaro mi garganta disimulando —... ¿Y Darek?
Gabriel lanza una mirada pícara. No digas idioteces, por favor Gabriel.
—Dormido —responde Elam.
Siendo discreta comienzo a caminar hacia atrás en dirección a la sala.
Duerme sobre un sofá. El brazo derecho está flexionado cubriendo sus ojos. El otro posado en su costado. Admiro ese tatuaje, una pluma gris claro, es similar a las plumas en la espalda de Azael. En medio una fina A de tonalidad negra.
Usando mis yemas recorro esta tinta.
Hacer locuras por el otro sigue siendo parte de nosotros.
Me pongo en cuclillas apreciando mi perfecta vista del hombre dormido.
—Darek —susurro —. Darek.
—¿Descansaste bien? —murmura despacio. Baja el brazo centrando su atención al completo en mí. Haciéndome sentir única.
La frase de tengo ojos para ti, describe a Darek. Tenemos sentimientos hacia el otro, es evidente a kilómetros, pero también no sucederá nada entre nosotros.
—Bien. Preferiría no quitarte tu habitación. Hoy dormiré aquí.
—No, mi habitación es para ti —estira sus extremidades, endereza el cuerpo. Se pone los zapatos —. ¿Ya desayunaste?
—No. Quería desayunar contigo. ¿Podemos ir al huerto después de almorzar? —incorporo mi anatomía.
—Primero conocerás a Mercurio.
Siento el trasero en una silla, estoy desayunando rodeada de la hermandad Verona, ¿acaso podría ser más afortunada? Soy totalmente honesta al decir cuánto los extrañé. Cada día del año permaneció su recuerdo en mis pensamientos.
—Vince. Dame buenas noticias. ¿Derribaste el sistema nefasto del orfanato?
—Seguimos en juicio. No hemos descubierto la información necesaria, contamos con testimonios, no hay otras pruebas —contesta fatigado. El seguimiento del caso lo debe tener agotado física y mentalmente.
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Eternas cicatrices del otoño 2 🍂
Novela JuvenilLa tragedia hizo acto de presencia destruyendo todo. Algunos salieron del abismo, otros abrieron los ojos y descubrieron esperanza. Nuestra incompleta hermandad continúa lidiando con esos tormentosos demonios, sanar las heridas no será fácil. Intent...