Octubre, 1995
Para cuando octubre termina, Eleven y Henry han desarrollado una cierta familiaridad el uno para con el otro, lo cual se traduce en interacciones fáciles y cómodas entre ambos. O, al menos, así lo cree ella, pues aún está lejos de comprender exactamente qué pasa por la mente de él.
Si Henry nota que ella ahora desayuna, almuerza y cena con él —para nada limitándose a su exigencia de compartir una sola comida al día—, no lo menciona.
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Noviembre, 1995
Es un día en que Eleven está especialmente inquieta: el tiempo sin ver a Mike y a sus amigos se le hace cada vez más difícil.
Para distraerse, le pregunta a Henry si no puede salir a dar un paseo.
—Sabes que no necesitas mi permiso: eres libre de ir adonde gustes —le señala él mientras atiza el fuego de la chimenea con un movimiento de su mano derecha.
Eleven se toma un momento para pensar en cómo decirlo. Mientras tanto, fija su vista lánguidamente en el fuego, un cambio instituido en beneficio suyo: ahora, permanentemente hay chimeneas encendidas en todas las habitaciones y salones del castillo, elevando la temperatura general de la fortaleza.
Tras unos segundos de reflexión, las palabras vienen a ella:
—Sí, pero me gustaría que vinieses conmigo.
Henry baja el brazo y se toma su tiempo en girarse hacia ella. La mira, entonces, con una expresión extraña que ella no alcanza a descifrar: las brasas se reflejan en sus ojos azules como una imagen sacada de otro mundo y, debajo de eso, Eleven no sabe si ve alegría o indiferencia o...
O esperanza.
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—Has cambiado bastante —sentencia Eleven mientras se ajusta la bufanda.
Con una gabardina de un blanco inmaculado y una bufanda a juego, es el perfecto contraste al atuendo completamente negro de Henry. Considerando que ha encontrado el saco en el armario, se pregunta si ha sido intencional.
—¿He cambiado? —inquiere Henry con tono desinteresado a la par que ambos se adentran en el Hawkins del Upside Down—. Como mucho, he puesto en orden mis prioridades.
Eleven sabe que se refiere a su deseo de tenerla a su lado, sea lo que sea que eso signifique. Decide que no quiere ahondar en este tema en particular, sino en el comportamiento de Henry en general.
—Sí, pero... no siento que estés intentando manipularme ahora mismo.
Henry desliza las manos en los bolsillos y suelta una risa por lo bajo.
—¿Manipularte? Nunca intenté hacerlo.
Eleven le lanza una mirada escéptica. Henry no se da por aludido. Ella insiste:
—¿Y qué hay... de lo que ocurrió en el laboratorio?
—Estaba intentando salvarte —le recuerda él sin rencor alguno—. No es mi culpa que tú hayas pensado lo peor de mí.
—¡Asesinaste a un montón de niños! —protesta ella sin poder evitarlo.
Henry, no obstante, no parece interesado en responder a su acusación.
—Sin embargo, no pensaba manipularte, solo ahorrarte una escena perturbadora.
Eleven baja la cabeza, acongojada por los recuerdos. Ciertamente, aquella vez le hubo dicho que se quedase donde le indicó. Henry tan solo continúa con la frente en alto, como si hubiesen estado hablando del clima.
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Cuatro semillas
FanfictionAños luego, Henry retorna. Le tiende su mano a Eleven. Y ella debe tomar una decisión. El HadesxPerséfone!AU que nadie pidió. Regalo de cumpleaños para fav. Actualizo cada domingo. ADVERTENCIA: Contenidos cuestionables (o sea, Henry es Henry, muchas...