vii.

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lo peor de ser amigo de jay era su cero tacto para todo. como para decirle "te quiere joder el culo, no lo dejes" esa fue su frase para todo lo que le contó el día anterior. y lo peor, es que lo había tenido todo el sábado pensando en eso. explícitamente en eso y era demasiado. culpa de haberlo visto sudado.

lo peor había sido soñar con él la madrugada del lunes. un sueño para nada inocente que lo hizo despertar jadeando. fue el día más incómodo del mundo. en los recesos, apenas lo veía los recuerdos llegaban a él, por lo que intentó que eso no pasara.

todo bien hasta el almuerzo, donde volvió a aparecer. sunghoon tragó en seco y se mordió el labio mientras le servía.

—¿te pasa algo?

"solo pensaba en tú y yo en la cama, nada más."

sunghoon negó.

—¿es por lo de tu amigo? eso provocas por...

—¡cielos, heeseung! ni siquiera somos amigos. —eso salió más alto de lo que quería por culpa del nerviosismo.

heeseung asintió, estrelló la bandeja en la mesa y se fue dejándola ahí.

fue un lunes triste en lo que quedaba de día y el martes, lo fue aún más. el auto se pinchó y llegó muy tarde a la escuela. casi dos horas tarde.

entró apresurado al despacho de soobin porque era horario de clase y antes de poder hablar, vio a heeseung sentado ahí. con los puños apretados y una furiosa mirada.

—sunghoon, expedientes. —soobin dio una orden clara que él siguió.

revisar que todo esté correcto.

—¿quieres volver a repetir el año, heeseung?

—quiero irme de esta mierda.

—ya hemos...

el teléfono de soobin sonó y él se disculpó para salir a contestar. sunghoon de pronto fue muy consciente de su propio cuerpo. observó un poco a heeseung y vio sus manos con algo de sangre. y eso podía manchar y la sangre no se quita.

sunghoon rebuscó en los cajones hasta encontrar las toallitas húmedas de soobin y se acercó a heeseung. este lo miró enojado, pero no se resistió al suave tacto de sunghoon al tomar sus manos para limpiar sus nudillos.

—¿por qué haces esto? no somos amigos.

bajo y escalofriante.

estaba aún pensando en aquello.

—la sangre no se quita, heeseung.

una risa sarcástica se hizo escuchar.

—¿crees que me importa?

—a mí sí...

terminó con ambas manos y observó a heeseung. tenía aún su mano entre las suyas cuando heeseung con algo intimidante en los ojos, lo tomó con fuerza de la cintura y lo obligó a sentarse en su regazo.

la fuerza del acto lo hizo jadear con sorpresa.

heeseung lo miraba directamente a los ojos, como un depredador. pasó sus manos por su cintura y lo abrazo de tal manera que sus pechos quedaron pegados.

desde la altura, sunghoon lo observaba perplejo. su vista decayó a los labios de heeseung y se lamió los suyos propios.

no estaba pensando en nada, pero cuando heeseung se impulsó para besarlo, sunghoon  corrió la cara.

heeseung pudo tomar eso como un rechazo pero en vez de eso dejó sus labios sobre su mejilla. la tensión desapareciendo lentamente de sus manos.

entonces algo iluminó en la mente de sunghoon.

¿qué estaban haciendo?

alarmado se alejó de heeseung, volviendo rápidamente a su lugar justo antes de que soobin volviera a entrar. podía sentir su rostro acalorado y era tan evidente en su mente. pero quizás exageraba porque soobin no se giró a verlo en ningún momento mientras hablaba con heeseung.

¿qué decían? no lo sabe. su mente estaba en otro mundo, en otro lugar, en otro recuerdo.

ese día no salió al receso, se quedó ahí solo, porque soobin fue por un café a la sala de maestros.

sus manos viajaron a su mejilla. ahí donde los labios de heeseung seguían presionando en su recuerdo vívido.

quería irse a casa, pero no podía. aún era temprano y además el había llegado tarde. gracias al cielo no volvió a ver a heeseung ese día. no salió a los recesos y pidió a las cocineras si podía saltarlo solo por hoy, no hubo objeciones. por la tarde, se quedó más tiempo, para recuperar algo de lo que no estuvo y otra vez soobin le dejó las llaves para que cerrara. él siempre intentaba llegar pronto a casa para ver a su hijo.

estaba ordenando cuando la puerta se abrió.

—¿soobin se te quedó...

heeseung tardó un segundo en girarlo y ponerse frente a él.

—¿qué haces?

—¿qué haces tú? —contestó heeseung.

sunghoon frunció el ceño.

—no hago nada. ¿qué te pasa? tú te metiste aquí.

—no, fuiste tú el que se metió...

sunghoon no entendía nada. ¿a qué se refería heeseung? obviamente estaban hablando de cosas distintas.

—heeseung...

—no digas nada.

entonces comenzó a descender, y por segunda vez, sunghoon se apartó. dio vuelta las posiciones poniéndose de espaldas a la puerta y retrocediendo lentamente. y como heeseung parecía no entender que era el espacio personal, se acercaba a la misma velocidad.

pudo haber escapado de no ser porque olvidó el escritorio. y pronto estuvo atrapado entre el y heeseung.

—deja de huir. —su voz fue firme. —solo... —de pronto sonaba indeciso. —solo quédate quieto.

heeseung lo tomó de la cintura y lo sentó en el escritorio. cuando acabó, se acomodó entre las piernas de sunghoon. las palabras no salían de su garganta, era como si hubiera perdido la capacidad de hablar.

aún en la comprometedora posición, ninguno hace ningún movimiento. solo están viéndose.

por la mente de sunghoon pasan muchísimos pensamientos. muchos gritándole que salga de ahí. y unos pocos, susurrandole que se deje llevar, pero no está muy seguro de qué significa eso.

un pensamiento aún más bajo le aconseja hacer eso que quiso desde que vió esa marca en el rostro de heeseung.

ese pensamiento gana.

lleva una de sus manos a la mejilla de heeseung y lo acaricia. pasando su dedos un segundo por la cicatriz. se siente extraño, sus dedos no reconocen la textura.

eso es tan raro.

todo es extraño.

—vamos.

sunghoon lo empuja y se baja, luego toma su mano para sacarlo del despacho. una vez afuera, cierra con llave y camina hacia la puerta trasera.

—¿y así te vas? —heeseung lo alcanza afuera y le sonríe como si fuera normal.

—adiós, lee.

esta vez es él quien le besa la mejilla y luego se apresura hacia el auto que lo espera desde hace mucho rato. hay una sonrisa en sus labios en el viaje, cuando llega a casa, cuando se ducha, y cuando se acuesta.

eterno › heehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora