xxiv.

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heeseung y sunghoon estaban frente a la puerta del departamento en el que ahora viviría sunghoon. estaban hablando con normalidad y riendo cuando abrió la puerta. su sonrisa se esfumó en cuanto vio a su hermano frente a ambos, apoyado en una pared de la sala.

—¿minho, qué haces aquí? —le preguntó enseguida.

heeseung estaba confundido. cerró la puerta y se quedó en silencio observando.

—te dije que no quería que te pelearas con nuestros padres.

sunghoon bufó.

—yo no hice nada, yo me fui, ella me amenazó.

—¿qué harás cuando ella le diga a papá? —con cada palabra, minho sonaba más frío y molesto.

—nada, ya no vivo bajo su techo, no soy más su problema.

—no te dejarán, joder, sunghoon, solo quería que los problemas fueran mínimos. —su hermano suspiró y por primera vez, desvió sus ojos hacia heeseung, quien le devolvió la mirada sin titubear.

—¿vas a estar de mi lado, cierto, minho? —su voz sonaba infantil, pero el miedo lo ponía así.

—por supuesto que sí. voy a hablar con mamá. te prometo que vivirás en paz, hermano. tienes que ser libre y feliz por ambos.

no hubo abrazo de despedida ni una sonrisa de parte de minho, pero sí le susurró amenazante a heeseung antes de salir.

—si vas a terminar con él, hazlo. pero si lo engañas, le mientes, o lo metes en cualquier cosa ilegal, voy a arrancarte las uñas y los dientes.

luego se esfumó sin darle tiempo a responder.

—te presento a mi hermano minho, ¿es un amor, no? —bromeó con ironía.

—no sabía que tenías hermanos.

—solo uno, y es aquel solecito. justo ahora creo que es mi única familia.

heeseung lo abrazó y caminaron abrazados hasta la habitación de sunghoon, riendo por los torpes pasos.

—wow ¿tú pintaste eso?

sunghoon asintió quedo, separándose de heeseung quien observaba lo que en la madrugada había pintado con tanto esmero y dolor. a pesar de los sentimientos negativos que lo inundaban en aquel momento, había pintado cosas que en su mente eran felices. nada con un orden visible, solo objetos por aquí y por allá. muchos de ellos cargados de recuerdos.

se acercó a heeseung para explicarle.

—¿ves esas constelaciones? —sin esperar una respuesta siguió hablando. —son de cuando jay me hizo entrar a la fuerza al planetario y terminé con servicio comunitario. los dulces de allá son por minho, de pequeño no me dejaban comerlos pero mi hermano me los escondía bajo la almohada cada vez que tenía buenas notas. —sonrió ante el recuerdo. —el flotador rojo es de cuando jay me enseñó a nadar, yo tenía ya dieciséis y no sabía porque no me dejaban salir, pero jay se encargó de enseñarme en un lago.

se detuvo cuando sintió lágrimas bajar. dios, él no era para nada una persona sentimental pero en la última semana había llorado más que en toda su vida.

—¿qué te parece si me cuentas el significado de un dibujo al día? así no lloras, bebé. —le dijo heeseung con suavidad.

—¿y si hago más?

—mejor para mí porque tendré esa excusa para venir todos los días.

sunghoon rió, aunque seguía rondando en su mente la idea de vivir juntos, al parecer heeseung no quería lo mismo, pero estaba bien.

eterno › heehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora