xx.

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—¿cómo?

sunghoon estaba muy impactado, su hermano no era exactamente más cariñoso que sus padres, por lo que el hecho de supiera sobre su vida personal no podía significar nada bueno.

—necesitaba verificar que estuvieras bien en esa escuela de pobres ¿creíste que te dejaría en ese lugar sin seguridad de que nada te pasaría? es la primera vez que estás en una situación en la que algo puede pasarte.

la seriedad de su rostro era muy contraria a lo que quizás eran las palabras más dulces que su hermano le había dicho nunca.

—¿vas a decirles a ellos? —sunghoon sintió sus ojos aguarse, así no es como el había pensado las cosas.

—no. —aquél simple monosílabo le sacó un suspiro. —no tengo nada contra tu sexualidad, pero sí contra la persona que escogiste. no pienses que te dejaré solo con ese chico, no hasta que esté seguro.

—heeseung es una gran persona. —defendió en voz baja.

—es un delincuente, se mete en peleas, tiene horribles calificaciones, amistades para nada sanas y para qué mencionar su antiguo trabajo. —minho recitó como si lo supiera de memoria. como si se repitiera cada día la horrible decisión de sunghoon.

—no voy a alejarme de heeseung. —dijo con firmeza.

—lo sé, no te estoy pidiendo eso. solo te aviso que tendré un ojo en ambos y... que si necesitas algo, lo que sea, solo tienes que llamar o venir.

sunghoon sintió algo muy cálido en su pecho.

aceptación familiar. o al menos de su hermano. tuvo ganas de llorar al pensar que al menos una persona de su propia sangre lo aceptaba y le brindaba apoyo y ayuda.

—te dejaré mi nueva dirección...

—ya la tengo, puedes retirarte. —y así, volvió a trabajar con su seriedad usual.

minho era la persona más rara que sunghoon conocía, pero se alegraba de tenerlo.

con felicidad desbordando, antes de salir de la oficina, le dio un rápido abrazo a su hermano para luego huir. minho no disfrutaba de los abrazos.

[...]

heeseung lo llamó cerca de las seis de la tarde y sunghoon fue a buscarlo con el chófer. cuando estuvieron ambos en el auto, heeseung besó sus labios perezosamente y luego se dejó caer en el asiento.

—estoy muy cansado, los fines de semana vienen demasiadas familias y los estúpidos niños creen que es muy divertido jugar con todas las cosas y dejarlas por todos lados. —se quejó con los ojos cerrados.

—¿estás demasiado cansado? —sunghoon preguntó, inconscientemente puchereando.

—¿quieres que hagamos algo?

—sí, pero si estás muy cansado podemos...

—vamos.

heeseung se incorporó y tomó su mano con una cansada sonrisa. diciéndole al chófer que los llevara a donde sunghoon quería ir. el hombre partió enseguida, ya que sunghoon le había dicho antes del lugar.

cuando bajaron, heeseung observó asombrado.

—es gigante. —dijo mientras avanzaba.

y no era tan así. sunghoon lo llevó a comprar muebles, era una tienda bastante grande ya que contaba con todos las cosas necesarias para el interior y exterior de una casa, y además para su decoración.

—cierra la boca y vamos.

se adentraron en el lugar, con un heeseung observando hacia todos los lugares posibles. sunghoon se encaminó por los pasillos con heeseung tras él. de pronto, fue tomado por sorpresa. heeseung lo giró en medio de un pasillo y le besó la mejilla.

—me trajiste a comprar los muebles para tu casa. —comentó con alegría.

—¿por qué eso te pone tan feliz?

—porque pudiste hacerlo solo, pero esperaste a hacerlo conmigo.

sunghoon se sonrojó, no creyó que heeseung se daría cuenta de eso.

—tengo malos gustos... —se excusó.

—eso lo sé, tu ropa es de hace un siglo, pero sé que esa no es la razón, cariño. —heeseung estaba sonriendo de esa forma que hacía a sunghoon revolotear el estómago.

—déjame y camina. —sonriendo, caminaron de la mano por el enorme lugar.

hablaron con uno de los trabajadores, quien fue anotando todos los productos que les iban gustando en cada pasillo. ya que eran demasiadas cosas y algunas muy grandes, sunghoon pagaría para que se las dejaran a domicilio en su departamento, y además, para que las subieran.

con eso en mente, se aseguraron de no comprar cosas demasiado grandes o anchas. las cosas desarmables eran mucho mejores, pero sunghoon no era bueno armando cosas. heeseung dijo ser muy bueno, así que confió. pasaron mucho tiempo paseando y comprando, y solo lo notaron cuando el vendedor que estaba ayudándolos les avisó que pronto cerrarían el lugar.

—eso será todo. —le dijo rato después al vendedor.

acompañó al hombre a pagar, firmar y dar la dirección. escogió una fecha para que se las dejaran y la anotó en su celular.

mientras salían, heeseung lucía tan cansado. sunghoon acarició su cansado rostro.

—gracias por hacer esto conmigo.

—¿qué chico de veinte años no disfruta comprar muebles? —bromeó heeseung.

sunghoon negó y caminó dejándolo detrás.

—¡oye, es broma! —heeseung lo atrapó y abrazó con fuerza. —me encantó comprar muebles para tu nueva casa, muñequito.

"nuestra" pensó sunghoon.

el pensamiento lo asustó.

eterno › heehoon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora