Capítulo 24 "Se que es mentira"

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ABRIL

Estaba dormida cuando escuché la alarma de mi móvil.

—¿Me tengo que despertar ya? — me preguntó Darío.

—Aún es temprano, lo que pasa es que tengo que hacer cosas antes de ir a trabajar.

—Avísame para que te lleve.

—Yo te aviso, pero duerme.

Al instante Darío cerró los ojos y yo me bajé a desayunar. Me tomé un café y dos tostadas con mantequilla y me subí a ducharme. Intentando no despertar a Darío. Algo bastante difícil, porque es lo contrario a su hermano, se despierta al mínimo ruido. Pero lo conseguí, no lo desperté.

En vez de ponerme a guardar las cosas en el maletín con miedo a que se despertara me bajé al salón, y allí lo ordené.

Ya era casi la hora de entrar, así que le hice un café a Darío y subí a despertarlo. Abrió los ojos pero no se movió.

—Estoy cansado — me reprochó.

—Si te levantas te doy un beso.

Y sin decir nada se levantó de la cama y me dio un beso.

—¿No estabas cansado? — le pregunté entre risas.

—Efectivamente, estaba.

—Te he hecho un café, lo tienes en la cocina.

Me volvió a besar y bajó a tomarse el café. Yo bajé tras él.

—No le hago ni caso a Sandra — dije bajando por las escaleras.

—Me la encontré anoche, y te va a decir que la besé. Y no la besé.

—¿Me estás diciendo qué te besó ella?

—No, ni nos acercamos. Nos saludamos de lejos.

—¿Debo de creerte?

—Pregúntale a Ángel.

—¿No eres capaz de decírmelo tú?

—Ya te he dicho que ni nos acercamos. ¿No me crees?

—¿Por qué se va a inventar eso? Si tú ni le gustabas.

—Eso nos dijo Ruth.

—¿Me estás diciendo que Ruth nos mintió?

—Sí.

—¿Cómo lo sabes?

—Ruth estaba saliendo con mi hermano, y Sandra se inventó eso. ¿No crees que me habría dado cuenta?

—Tienes razón. Perdón por desconfiar de ti.

—Pero recuerda que tú eres la única en mi vida. Sandra me da exactamente igual. Sólo te aviso de lo que va a hacer. La conozco, quiere que lo dejemos.

—Eso no va a pasar.

—Nunca — y me besó —. Me visto y te llevo.

Una vez Darío estaba listo, nos fuimos escuchando música.

Llegamos a mi trabajo me despedí de Darío y me bajé del coche.

—Luego te aviso cuando salga, ¿no?

—Sí, yo me voy a casa de mis padres. Que ya le han dado el alta a mi madre.

Cuando entré la mayoría estaban aun en peluquería.

¿Había llegado muy pronto?

Una de las encargadas de peluquería se me acercó.

—Sandra y Erika ya están esperándote, acabo de terminar con ellas.

Una vida a tu lado (2) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora