Capítulo 26 "No puedo"

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JORDI

No, sería muy mal educado si la ignoro.

Darío y mi hermano me vieron a lo lejos y Darío se llevó a Abril.

Fui a la puerta de salida a saludar a mi hermano y a Mel.

Aun no había llegado a ellos y vi como Mel venía corriendo hacia mi.

—Cualquiera diría que me has echado de menos — dije cuando estaba abrazada a mí.

—Claro que te he echado de menos, tonto.

—¿Me tengo que poner celoso? — dijo mi hermano.

—Si ya lo estás — dije riéndome, pero después lo saludé a él.

—Es que parece que se ha casado contigo en vez de conmigo — y Mel le dio un beso a mi hermano.

—¿Sigues celoso? — dijo Mel al separarse de sus labios.

—Está más guapa de lo que recordaba.

—Ya veo que no te ha servido de mucho irte a Canarias — dijo Mel entre risas.

—¿Qué vas a hacer? — me preguntó mi hermano.

—No te preocupes por mí, ya me las arreglaré. En la calle no voy a dormir, si es lo que te preocupa.

—Bueno, nos vamos. Cuídate — me dijo mi hermano.

—Cuídala — le susurré a Mel.

Mi hermano y Mel se fueron con Darío y Abril. Y yo fui a coger un taxi, aun no sabía donde pasar la noche. Pero tenía claro que no iba a llamar a Abril.

Una vez que llegué al centro, me fui a cenar. Tenía algo de hambre.

Me pedí un menú, me senté a comérmelo y vi entrar a Darío con mi hermano. Que se acercaron a mí en cuanto me vieron, y Darío me dio la mano.

—¿Sabes ya dónde pasar la noche? — me preguntó mi hermano.

—Toma — dijo Darío dándome unas llaves.

—¿Y esto?

—Las llaves de casa de mis padres.

—Si tus padres no me conocen.

—Mis padres no están, en todo caso está mi hermano, pero creo que está en casa de la novia.

—Gracias, Darío.

—No voy a dejar que te pagues un hotel cuando te puedes quedar en casa de mis padres. Yo te acompaño.

—Pero avisa a tus padres y a tu hermano, vaya que piensen que soy un ladrón o algo.

Darío cogió su móvil y le escribió a su padre, después a su hermano.

—Avisados. No hay nadie en mi casa, así que puedes pasar la noche allí sin problema.

Los chicos fueron a pedir mientras yo terminé de cenar.

Mi hermano y Darío me acompañaron a casa de los padres de Darío.

—Sube las escaleras y la primera puerta a la derecha es mi habitación. Tú cómo en tu casa, no te cortes.

Entre a casa de los padres de Darío y subí a su habitación, menos mal que no olía a Abril.

Me senté en la cama y llamé a Bea. Que no tardó en contestarme.

—¿Qué has hecho al final?

—Nada ilegal, es la casa de los padres de Darío, que estaba vacía y Darío me ha dado las llaves.

Una vida a tu lado (2) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora