Una vida a tu lado (2) ✔️

Capítulo 5 "¿Su hija?"

—¿Quién te ha llamado? — le pregunté cuando volvió a mi lado —

—Mi padre.

Lo dudo mucho. Pero, ¿por qué me mentiría?

—¿Qué quería?

—Decirme que vaya a casa.

—¿Y por qué te has ido?

—Por seguridad, ya conoces a mi padre. A nuestro padre. — dijo señalando a Víctor —

Era verdad que a su padre no le caía bien, pero no estaba segura de que fuera su padre con el que había hablado, pero no le iba a dar más vueltas.

Llegamos a Valencia, y Darío se fue con Víctor a llevar a Ruth, yo me fui con mi madre a nuestra casa.

—¿Qué le pasa a Darío? — preguntó mi madre al ver que no venía con nosotras —.

—Dice que lo ha llamado su padre.

JORDI

El avión acababa de aterrizar en Canarias, me bajé fui a la puerta de salida y allí estaban Bea y Luna. Luna al verme vino corriendo a abrazarme.

—¿Es verdad que te mudas con nosotras?

—Sí.

—¡Por fin!

Con ella en brazos fui a saludar a Bea con dos besos. Y Luna se nos quedó mirando.

—No, no vengo por tu madre. Vengo para que tengas un papá.

Y para olvidar a Abril.

—¿No te gusta ni un poquito? — me preguntó Luna —

—Sabes que no, somos amigos. — le dije yo —

Quiero mucho a Luna, pero se pone muy pesada a veces.

Nos fuimos a casa de Bea mientras Luna no paraba de decir cosas.

—El tito Marc ya se ha casado. Ya tienes otra tita. — le dije yo —

—¿Por tu parte no voy a tener una tita?

—Cariño, ¿no decías que era tu padre? — le preguntó Bea —

—Es mi padre y tú mi madre, os tenéis que casar — dijo entre risas —

El camino hasta la casa era corto, pero con Luna hablando se hizo eterno. Una vez llegamos subí las maletas.

—Al cuarto de mami, porfi, porfi.

—Venga Jordi, mételas en mi cuarto.

—No quiero incomodarte.

—Ya hemos dormido juntos y no ha pasado nada.

—Pero no es lo mismo venir de visita que mudarme.

—¿No decías que te mudabas cuando naciera el bebé?

—¡Voy a tener un hermanito! — gritó Luna —

—No Luna, vas a tener un primito. El tito Marc va a tener un bebé.

ABRIL

Llegamos a mi casa y mi madre empezó a hacerme un interrogatorio, como todos los días.

—¿Por qué no me has dicho nada?

—¿De qué?

—De que te has vuelto a marear.

—¿Cómo lo sabes?

—Me lo ha dicho Mel.

—Esta niña no sabe callarse.

—¿Has comido?