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Esa misma noche, Clara me contó que su padre, cuando era joven había peleado fuertemente con su familia y, para cortar con cualquier tipo de lazos que lo unieran a ellos, había cambiado su apellido a Thompson. Su hermano, sin embargo, siempre había permanecido en contacto con él. Este era ese tío al que ella tanto temía. Él hombre era viudo y tenía un hijo pero yo tenía la sensación de que había algo que ella no estaba contándome.
-Él me encontró, Edward.- susurró con su cabeza sobre mi pecho mientras yo la rodeaba con mis brazos.
-¿Tu tío? -pregunté mientras le acariciaba el pelo.
-Si.- susurró.-Tengo miedo de lo que pueda hacer.
Guardó un silencio muy inusual en ella y ajuste mi brazo a su alrededor.
-Hay algo que no estás diciéndome.
Ella apoyó su mentón en mi pecho y me miró con la inseguridad reflejada en el rostro.
-El apellido de mi papá era Blair. Aaron es mi primo, pero él no lo sabe.
Esperaba que estuviera mintiendo pero no era así, hablaba en serio. Ahora entendía por qué ella no se defendía de él, por qué no lo enfrentaba. Y me odié por no haberlo notado antes, por no haber hablado con ella sobre este tema con anterioridad, por creer que lo mejor era no preguntar sobre su familia fuera de su padre y su madre.
En ese instante me juré jamás volver a dejarla sola. Escuché como se sentía y tuve unas ganas inmensas de golpear a todos aquellos que le hayan hecho daño en algún momento.
Clara se durmió en mis brazos luego de un largo rato, pero yo no pude hacerlo. Me pasé la noche entera pensando en qué pasaría por su cabecita, con qué estaría soñando.

Narra Clara.

Esa mañana, Aaron Blair, no tenía un buen día y yo, junto a mi mala suerte, nos cruzamos en el momento equivocado. Acepté la golpiza, lo hice porque él era mi primo y, por más que quisiera defenderme, no podía hacerle daño a mi primo.

Narra Jacob.

Al entrar en el colegio vi a la amiga de Edward siendo golpeada por Aaron Blair. No se defendía, parecía estar inconsciente pero el chico no se detenía. Me acerqué con rapidez y lo empuje, apartándolo del cuerpo de la chica. Efectivamente, estaba inconsciente.
No la conocía pero era amiga de Edward además, el chico no podía pegarle a una mujer y menos de ese modo.
La tomé en brazos y me dirigí a la enfermería de donde fue llevada al hospital. Como Edward estaba en clase, decidí ser yo quién la acompañara para luego llamar a mi amigo.
En la ambulancia, tomé su mano, tal ves porque eso es lo que hacían en las películas, o quizás porque parecía triste, o puede que solo fuera la necesidad de demostrarle que no estaba sola.

Remember meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora