19

322 21 0
                                    

Narra Edward.

Toqué el timbre y volví a acomodar mi traje. No entendía por qué estaba tan nervioso, solo se trata de Clara, mi mejor amiga.
La puerta se abrió, sacándome de mis cavilaciones y la vi. Mi mejor amiga, la chica de mis sueños,  aquella a quien llegué a amar tanto, estaba ahora parada frente a mi y temía decir una estupidez.
-Te ves... hermosa.- dije articulando mis palabras con gran dificultad. ¿Cómo podría fingir que nada sucedía? ¿Notaría ella la razón de mi huida años atrás? ¿Sabría acaso sobre mis sentimientos por ella?
-Gracias.-dijo con las mejillas enrojecidas.-Vos te ves muy guapo. Te sienta bien ese traje.
-Te acordas.-reí sintiendo como me relajaba lentamente.
-Claro que si. ¿Cómo podría olvidar tu primera cita?
Reímos y bajamos dirigiéndonos a mi auto. Ella recordaba mi primera cita pero ya también recordaba la de ella, con Jacob.
Fue muy difícil prestarle atención al camino teniéndola a mi lado, no podía sacarle los ojos de encima.
-¿Cómo es Londres?- preguntó de golpe, agarrándome desprevenido. 

Reí para mi adentros sin poder evitarlo. Ella no era amante de los grandes silencios y tampoco podía evitar hacer muchas preguntas cuando estaba nerviosa. Entonces lo supe, Clara también estaba nerviosa. 

-Es un lugar hermoso. No sabría cómo describirlo, siento que es imposible. Te encantaría. Es muy diferente a lo que vemos acá.

-Me imagino.-susurró y me di el placer de admirar el brillo en sus ojos. Ese destello de alegría que tan difícil de conseguir me había resultado en un pasado.- ¿Vas a volver?

-Algún día.-suspiré.-¿Y vos?¿Qué hiciste en estos dos años?

-No hay mucho que contar.

-¿La escuela?

-La dejé.

-¡¿Qué?!-casi grité.

-Necesitaba despejarme un poco.-murmuró ella.- Solo me falta un año.

-Pero, Clara, -dije intentando comprenderla de algún modo.- ¿cuándo vas a terminarla?

-El año que viene.- dijo ella y supe que quería seguir hablando de eso. Había cosas que no estaba contándome, pero no iba a presionarla en esos momentos.

De todos modos, el tema no estaba cerrado para mi. Siempre fue una excelente alumna a pesar de todo. ¿Cuál podría ser el motivo que la llevó a dejar a un año de finalizar el secundario?

Narra Clara

Solo había una forma de definir la cena: perfecta. Había extrañado tanto los momentos así con Edward. Cada vez era mas consciente de cuanta falta me había hecho desde que se había marchado sin siquiera despedirse.

La noche ya estaba cerrada, era hora de ir a casa. Ya no había silencios incómodos entre nosotros, sino una atmósfera de sentimientos de reencuentro que me hacían sentir completa después de tanto tiempo. Ahora que Edward estaba nuevamente a mi lado, sentía que todo iría bien.

Mi teléfono comenzó a sonar y aparté mi vista de él unos instantes.

-¿Hola?

-Clari, perdón, primita pero no podes venir. Te lo voy a compensar, te lo prometo pero estoy con alguien ahora.

-Está bien.-bufé.

-No te enojes.

-No estoy enojada.

-Si, si estás enojada.

-No. Ahora andá a divertirte. Adiós.

No dejé que Aaron dijera nada mas y corté.

Narra Edward.

La observé durante unos segundos mientras ella mantenía los brazos cruzados sobre su pecho y miraba al frente con el ceño fruncido.
-Te ves linda enojada.-dije divertido.
-Ya, Edward.-dijo ella de mala gana.
-Bueno, no me retes.-me quejé.
-No te estoy retando, tonto.-sonrió ella.
Detuve el auto frente al lago y la miré.

-¡Corré! -grité.
-Esperame Edward.
-No se alejen chicos.-gritó Anna, mi mamá.
-¡Edward! ¿Dónde estás? -preguntó ella.
-Acá, atrás de la piedra.
Ella corrió hacia mi y yo la oculté conmigo.
-Prometeme que siempre vamos a ser amigos.-pedí.
-¿De qué hablas?-preguntó frunciendo el ceño.
-Quiero que lo prometas.-insistí.
-Lo prometo.-dijo ella levantando sus manos como si estuviera atacándola.- Pero, ¿por qué acá?
-Este va a ser nuestro lugar a partir de hoy.
-Edward. ¿Vos tomaste algo?-preguntó divertida.
-¡No! Es que... Siempre que nos extrañemos vamos a venir acá y vamos a hacer una marca en la piedra.
-¿Seguro que no tomaste?
-Si, nena. Ahora prometerlo.
-Lo prometo, está bien. Pero tengo sospechas sobre lo que tomaste.
-¡No tomé! -me quejé.

Reí ante el recuerdo y me dirigí hacia la piedra con ella a mi lado sosteniendo los zapatos en su mano. Había muchísimas marcas que no recordaba. Ella las rozó con las yemas de sus dedos.
-Lo prometo.-susurró.
-Teníamos siete años. -dije yo.
Ella apoyó su cabeza en mi hombro y yo le pasé el brazo por la cintura.
-Fue dos semanas antes de que muriera papá.
Noté la nostalgia en su voz. La presioné contra mi pecho y besé su frente.
-Hay marcas nuevas.-dije contra su pelo.
-Te extrañé.
Cada vez sentía que había mas cosas que ella no estaba contándole, pero no estaba seguro de si era buena idea preguntar sobre eso.

Narra Clara.

Al volver al auto tomé mi celular. Ojalá pudiera volver a ese momento en el que eran dos chicos corriendo por la playa y prometiéndose una amistad eterna.
Stefan puedo ir a tu casa?- Clara.
No estoy.-Stefan.
-Maldita sea.-dije cuando el teléfono se cayó de mis manos. 
Edward lo tomó y me lo dio.
-¿No tenes a dónde ir?-me preguntó.
-No, no es eso.-mentí.
-Entonces, ¿a dónde te llevo?
-No lo sé. -resoplé resignada.
-Ya.-rió.- Vamos a mi casa.
-Edward, no es necesario...
-No es ninguna molestia.
-Pero...
-Te dije que vas a venir a mi casa.-dijo enojado.
-Ya.-dije de mala gana.- No me retes.

Narra Edward.

Verla ahí sentada, nuevamente haciéndome enojar y amarla al mismo tiempo, se sentía extraño. No era consciente de cuanto la había extrañado hasta ese momento.
-¿Esta es tu casa?-preguntó cuando llegamos.
-Si, ¿te gusta?
-Es... wow. Es increíble.
Su reacción me causaba mucha gracia. Aunque ahora era consciente de que, desde que era pequeña, no había vivido jamás en un lugar así. De todas formas, no era la gran cosa. Mi casa tenía dos pisos y un pequeño jardín al frente. Se encontraba en las afueras de la ciudad y había una pequeña especie de bosque a su alrededor. Por el momento vivía solo pero Ryan se mudaría dentro de unos días.

Remember meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora