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Narra Clara.


-¿Qué pasa?-preguntó Edward.

-Ayudame.-supliqué en un susurro.-Ayudame.

Él se acercó a mi y tomó mi rostro entre sus manos con desesperación.

-¿En qué te ayudo?- secó mis lágrimas y vi el temor hacerse acopio de su mirada.

-Me caí.-dije dejando caer el filo de un sacapuntas de mi mano.

Desperté sobresaltada sintiendo que el corazón se me saldría del pecho en cualquier momento y no me atreví a abrir mis ojos.

Narra Edward.

La oí pedir ayuda en un susurro y luego se sentó bruscamente a mi lado llevándose ambas manos al pecho mientras respirada entrecortadamente. Me senté junto a ella sin poder despegar los ojos de sus párpados cerrados y su gesto nervioso mientras se frotaba la muñeca.

-Perdón.-murmuró.- No quería despertarte.

-Hey, no pasa nada.- dije tomando su mano con suavidad y viendo esas marcas que tanto conocía.- Hay mas de las que recuerdo.

- Yo...

-Solo no vuelvas a hacerlo.-pedí mientras ella volvía a recostarse entre mis brazos. Podía sentir su corazón calmándose lentamente mientras le acariciaba el cabello.- Dormí un poco mas. ¿Si?

 Al volver a despertar, no la encontré a mi lado. Pensé que se había marchado o que quizás ella nunca había estado allí pero pronto me llegaron ruidos desde el piso inferior. La encontré vistiendo con mi remera y preparando el desayuno para ambos.

-No era necesario.-murmuré reprimiendo una sonrisa y abrazándola por la espalda con suavidad mientras besaba su cabeza.

-No te preocupes.-murmuró volteando y quedando frente a mi.- Es lo menos que podía hacer.

Su sonrisa se extendió por sus labios y me mordí el interior de la mejilla para no sonreír como un idiota. Se encontraba encerrada entre mi cuerpo y la mesada, mis brazos en su cadera y mi rostro peligrosamente cerca del suyo pero, al parecer, ella tampoco podía moverse e interponer mas centímetros entre nosotros. Apartó la mirada con suavidad y presionó su mejilla contra mi pecho mientras me rodeaba con sus brazos. Mi corazón tardaría poco en delatarme y dejarme vulnerable ante ella.

-Estás muy caliente.-susurré frunciendo el pecho y la aparté ligeramente llevando mis labios a su frente y confirmando mis sospechas.-Tenes fiebre, preciosa. ¿Te sentís bien?

-Hoy es el cumple de mamá.-murmuró ella por respuesta.- Cumple 47 años y papá estaría por los 49. Pero no voy a poder decirle "Feliz cumpleaños", ¿no es así? Como cambian las cosas cuando uno cierra los ojos.- la miré estrechándola entre mis brazos y sintiendo que sus pequeñas lágrimas mojaban la piel desnuda de mi pecho. No soportaba verla así. ¿Cómo era posible que la hubiera abandonado? Lentamente comenzaba a cuestionar los últimos dos años de mi vida.- ¿Vos también vas a irte?

-Nunca lo haría.- murmuré y me sentí estúpido porque ya lo había hecho, ya me había ido, ya la había dejado sola.- No voy a irme a ningún lugar sin vos.

Sus labios depositaron un suave beso en mi pecho mientras volvía a recostar su mejilla en este. Me estremecí y besé su cabeza intentando que mi corazón continuara latiendo suavemente y no se disparara tal y como lo hacía cuando ella estaba cerca. La alcé llevándola al sillón. Necesitaba recostarse. Tenía fiebre y me encargaría de cuidarla por esos dos años en que la dejé sola.

Remember meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora