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Me dejé caer en el sillón y la miré.

-¿Qué pasó en todos estos años?

Ella se dejó caer a mi lado y dibujó una sonrisa tan falsa en su rostro que me pregunté dónde había metido la pata.

-Muchas cosas.-suspiró.-¿Y vos? Contame qué pasó en tu vida.

-¿Jacob?-pregunté. 

Mi terquedad era increíble. No solo era evidente que no tendría que haberlo nombrado por la forma en que su rostro se transformó de golpe, sino que era estúpido torturarme preguntándole sobre sus relaciones amorosas. Clavó sus ojos en el suelo y negó con suavidad. Tuve el impulso de abrazarla pero permanecí en mi lugar, preguntándome qué demonios habría ocurrido y por qué me fui sin pensar que ella me necesitaría. Subió sus pies al sillón y comenzó a juguetear con sus pulseras. Estaba rota. Le dolía. No estaba muy seguro de qué había sucedido pero no podía evitar querer matar a Jacob en ese preciso instante.

-Él ya no existe para mi.-murmuró intentando dibujar una sonrisa en su rostro.

-¿Estás bien?-pregunté deshecho al verla así.

En el preciso instante en que su ceño se frunció y negó escondiendo los dedos debajo de las mangas del sweter que le había prestado, la jalé hacia mi por el brazo. La abracé con fuerza sintiendo que era tarde para reparar el daño de mi pregunta.

-Él es padre. No estaba solo conmigo.

Una lágrima rodó por su mejilla y la presioné mas entre mis brazos. Mientras mis muros volvían a formarse con ella dentro, sin dejar ingresar a nadie mas, susurré contra su cabello. 

-Shh... Estás acá ahora. No va a hacerte nada mientras esté acá. ¿Lo sabes, no? No permitiría que te lastimara, no otra vez.

Guardamos silencio y nos quedamos así, abrazados sin pronunciar palabra alguna que pudiera romper o dañar ese frágil momento que parecía un viaje al pasado. Cuando se durmió, me recosté junto a ella sin apartar mis brazos ni por un momento y besé su frente. Los recuerdos de todas las noches en que habíamos dormido el uno en brazos del otro, volvían a mi una y otra vez mientras sentía su respiración tranquila. Recorrí su rostro con las yemas de mis dedos una y otra vez. Era hermosa, perfecta. Me maldecía por haber permitido que ese amor volviera a florecer en mi interior y luego me pregunté si alguna vez se habría apagado del todo o si solo lo había encerrado en lo mas profundo de mi ser por temor, por ella.

Su ceño se frunció y se removió, acomodándose mejor entre mis brazos. Las lágrimas comenzaron a resbalar por su rostro y me alarmé. "Caí" murmuró y la sangre se me heló por completo, recordaba aquel día.

-Clara. -susurré.- Despertate, linda. Solo es un sueño.

Los ojos de ella se abrieron de golpe y pasó su brazo sobre mi pecho, pegándome mas a ella. Le acaricié el rostro con suavidad. ¿Cuándo me había convencido de que ella no me necesitaba en absoluto?¿Cuándo me hice creer a mi mismo que Jacob siempre estaría ahí para ahuyentar sus pesadillas?

-Vamos arriba, Clara.-murmuré y ella se puso de pie. Le rodeé la cintura con mi brazo antes de secarle las lágrimas y guiarla hasta mi habitación. Una vez allí le tendí una de mis remeras para que pudiera dormir con ella, como en los viejos tiempos. Me quedé en boxers rápidamente y tiré mi ropa en una esquina de la habitación para ponerla a lavar a la mañana siguiente.

-Esto es extraño.-dijo en un susurro.

-Oh. Tenes razón. Perdón voy a cambiarme. Se me pasó por alto. Estoy acostumbrado a que cuando estas...-me detuve.- No importa.

-No me refería a eso.- dijo sentándose en mi cama.- Es que... cuando te fuiste, Edward, sentí un gran vacío. No podía determinar muy bien dónde ni por qué, solo sabía que había un lugar vacío y era tuyo. Hoy todo eso desapareció. Me sentí bien, completa. No estoy completa si no estás.

Sentí mis piernas temblar mientras mis ojos permanecían clavados en los de ella. Sentía que el corazón se me salía del pecho pero no podía detenerme. En ese preciso momento estábamos juntos, estábamos solos y no pensaba estropearlo solo porque mi corazón acelerara su ritmo con su simple presencia.

-No voy a volver a irme nunca.-susurré aunque no estaba seguro de que las palabras hayan llegado hasta ella o salido de mis labios siquiera.

Se dejó caer hacia atrás en la cama y me tiré a su lado sin pensarlo dos veces. Si solo tenía unas pocas horas a su lado, las aprovecharía y la haría sentir completa si es lo que ella quería. Clara me rodeó con su brazo por la cintura y sonrió con suavidad.

-Como en los viejos tiempos.

-Como en los viejos tiempo.-concordé dejando que reposara su cabeza sobre mi pecho desnudo y descansando mi mano sobre su cadera.

Clara volvía a ser la pequeña muñeca de porcelana que dormía entre los brazos del gigante. La observé durante unos largos minutos en los que ella se quedó profundamente dormida y volví a sonreír. Yo también me sentía completo junto a ella. Besé su frente y me permití cerrar los ojos con fuerza y abandonarme a un mundo en el que jamás la había dejado sola.  

Remember meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora