「05」

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Después de varios días sobre aquello que ocurrió entre Rubén y Raúl, su relación se afianzó y comenzaron a tener sexo por varios lugares del pueblo, desde picaderos donde no hubiera nadie hasta asientos del cine, baños públicos, jardines, etc. Incluso alguna vez huyeron del pueblo en coche para mantener relaciones en otros lugares no conocidos.

Las vacaciones no tardaron mucho en llegar, y con ellas la calor y la ropa corta. Raúl, por su parte, la mayor parte de los días llevaba pantalones vaqueros cortos y camisetas que no llegaban a taparle el ombligo, principalmente para que Rubén pudiera introducir sus traviesas manos en sus pezones, abdomen, muslos y miembro.

Tanto tiempo ocupó aquel romance entre ellos, que Raúl fácilmente se olvidó de Borja, quien le había aconsejado separarse del albino por su bien, pero este no hizo mucho caso.

Un día, mientras estaba en la habitación de Rubén —pues los padres de este se habían ido de viaje unos días—, Borja lo llamó.

— Joder, ¿quién es?. La puta gente tiene el don de la oportunidad.

Raúl estiró su brazo hasta la mesita de noche donde estaba su móvil, y en la pantalla pudo ver el nombre de su amigo.

— Es Borja. Hace mucho que no lo llamo, tal vez esté preocupado.

— ¿Y ahora qué hago yo con esto? —preguntó Rubén, señalando su erección.

— Pues hazte una paja, o espera a que yo termine de hablar por teléfono.

— Prefiero esperar. nadie me hace las mamadas como tú, cariño.

— Puto cerdo...

Raúl se levantó de la cama para irse de la habitación junto con su móvil. Tras haber salido y encerrarse en el baño, contestó.

— ¡Hola, Borja!, disculpa por no haberte llamado estas semanas.

— No te preocupes. Oye, ¿te gustaría venir a mí casa ahora?

— ¿Ahora?. No me viene muy bien, la verdad.

— Por favor, Raúl. Quiero pasar tiempo contigo.

Un suspiro por la parte del menor se escuchó.

— Bueno, pues ahora voy. Termino de hacer algunas... cosas, y voy. ¿Vale?

— Sí. Aquí te espero.

El más bajo colgó y se fue del baño hacia la habitación del albino.

— Venga, no tengo mucho tiempo —dijo, bajando la cremallera de los pantalones de Rubén.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Borja me ha pedido que vaya a su casa.

— Joder, ¿y no puedes decirle que vas a ir otro día?

— No, me ha pedido que vaya hoy. Y cállate, coño. ¿Quieres la mamada o no?

— Sí. ¿Luego vuelves?

— Claro, y veremos una película. Tranquilo.

Finalmente, los pantalones y bóxers del albino fueron bajados por Raúl, liberando el miembro del más alto.

Lo miró por unos segundos y metió su pene en su boca. Subía y bajaba su cabeza a gran velocidad mientras lo agarraba con ambas manos y comenzaba a chupar y morder levemente.

Los suspiros de Rubén se escuchaban en la habitación y revolvía el pelo de Raúl, a la vez que echaba la cabeza de este hacia abajo.

Minutos después finalmente Rubén se corrió. Raúl levantó la cabeza para mirar al albino mientras se trataba los fluidos de este.

— ¿En serio tienes que irte?, me encantaría follarte ahora mismo.

— Voy a volver, te lo juro.

Dejó un corto beso en los labios del más alto y se fue a la casa de Borja.
Cuando todavía le quedaba algún tiempo para llegar, el chico lo llamó.

— ¿Vienes ya?

— Sí, sí, tú tranquilo. Estoy de camino.

— Podrías haberme llamado para que fuera a recogerte.

— No, no, no. No te preocupes.

— De verdad, dime por dónde vas y voy a recogerte.

Que no, coño. Además ya estoy en la puerta, ábreme.

Raúl colgó, y después de un par de segundos se encontró a su amigo al otro lado de la puerta.

— ¡Luzuu! —exclamó feliz el pequeño corriendo a abrazarlo.

— Hola, cariño

— ¿Cariño? —arqueó una ceja—. Estás raro, Luzu.

— Pasa, Raúl, por favor.

Aún tenía la ceja arqueada y miraba con curiosidad a Borja.

— Me gustas

— Eh... Borja, sabes que a mí me gusta Rubén y que actualmente estoy en una relación con él.

— Vamos, cariño. Ni siquiera está definida —el mayor cada vez se acercaba más al pequeño—. Y él tampoco ha querido hacerlo oficial.

Borja comenzó a pasear sus manos por los brazos y el cuerpo de Raúl, hasta que llegó a sus nalgas y las apretó contra su cuerpo.

— Suéltame. Suéltame o grito.

— No pienso hacerlo, no hasta que aceptes ser mío.

— No lo haré, Borja. Suéltame ya.

Comenzaba a llorar mientras ni siquiera podía mirar a su supuesto amigo a los ojos.
Cortó la distancia que quedaba entre ellos y lo besó, aunque en ningún momento aquel gesto de "amor" fue correspondido.

— Te juro que solo será esta noche, cariño...

— ¿C-cómo esta noche?

El menor comenzó a sentir miedo y a temblar cuando su contrario introdució su mano bajo sus pantalones.

— Borja, por favor. Déjame...






































































































































Siento tener que escribir esto porque realmente me duele ensuciar la imagen de Luzu pero necesito hacerlo para el desarrollo de la historia :')

Borja está obsesionado con Raúl y hará cualquier cosa para estar con él.
No es preocupéis, este mal sabor de boca acabará pronto.

Bueno, besitos en el siempre sucio.

I Love You, Auron | ʳᵘᵇⁱᵘˢᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora