「12」

119 11 0
                                    

— ¿Seguro que tiene pruebas? —preguntó la rubia.

— Por supuesto, están grabadas aquí —respondió señalando su móvil.

— ¿Ustedes conocen a estos chicos? —cuestionó la mujer.

Rubén y Raúl se giraron. En la entrada de la sala se encontraban el chico que anteriormente habían visto, con sus achinados ojos que no permitían divisar correctamente el color de sus orbes y su cabello negro. Y a su lado, un chico más fornido, de cabello castaño y ojos oscuros.

Estaba sudado, pareciera que había venido corriendo.

— ¿Quiénes sois? —se atrevió a preguntar el falso albino.

— Yo soy Guillermo —habló el más bajo.

— Yo Samuel —sonrió el otro.

— ¿Puede mostrarme las pruebas, Guillermo? —dijo la mujer, algo harta de esperar.

— Claro, disculpe.

El azabache sacó su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón y reprodució el audio que debía mostrar.

Rubén enfureció al escucharlo. El semblante de Raúl cambió a uno más preocupado, más triste, más vacío. Y aquella señora solo escuchaba con atención y algo de tristeza, mirando de reojo un par de veces a Raúl.

Cuando Guillermo lo vio oportuno, paró el audio y el ambiente quedó en un completo silencio.

— Bien, eh... teniendo esta prueba de nuestra parte, podríamos meter a este...

— Borja —susurró Raúl.

— Eso, Borja. Con esta prueba podríamos meterlo a la cárcel, pero por mientras se hace el juicio y demás podríamos preparar una orden de alejamiento. ¿Le parece bien?

— Sí...

— Necesitaré su DNI para preparar la denuncia.

Tras hacer lo necesario para aquel ansiado momento, Rubén y Raúl salieron de la comisaría junto con Guillermo y Samuel.

— ¿Aún váis a la preparatoria? —dijo Samuel, los chicos asistieron— Qué raro, nunca os habíamos visto. Y conocemos a todos los chicos de allí, incluso al nuevo, David.

— Un chaval muy majo —añadió Guillermo.

— La verdad es que sí —sonrió el albino—. Es un grande, sinceramente. Le tengo mucho aprecio.

Mientras aquellos tres chicos hablaban, Raúl solo escuchaba lo que decían. Ni siquiera quería abrir la boca. Se sentía vulnerable en aquel momento, y más aún, había denunciado a su mejor amigo e impuesto una orden de alejamiento contra él.
Se sentía una basura, a pesar de que sabía todo lo que le había hecho el castaño.

Cuando quiso darse cuenta, ya estaban en los aparcamientos. Rubén, Guillermo y Samuel se despidieron con un adiós, mientras que Raúl solo con un simple movimiento de mano.

Cuando entraron al coche el mayor también permaneció en silencio. Seguía sin querer hablar.

— ¿Estás bien? —preguntó Rubén, mirándolo de reojo de vez en cuando.

— Sí, sí. Tranquilo.

— ¿Seguro? —volvió a preguntar— Llevas así desde que nos montamos en el coche esta mañana.

— Que estoy bien, no te preocupes.

El menor no quería decirle nada más, pues sentía que si lo hacía podría cagarla enfadando a Raúl. Pero también sabía que le pasaba algo y quería que el castaño confiase lo suficiente en él para poder contárselo. Quería saber qué le pasaba, y así ayudarlo.

— Es que... me siento algo mal —susurró Raúl.

— ¿Mal? —el castaño asintió— ¿Por qué?

— Porque he denunciado a mi mejor amigo.

El de piercings no se atrevía a ver al menor a la cara, pues sabia que si lo hacía se encontraría la malhumorada mirada del albino.

— Pero... —Rubén parecía haberse calmado, después de haber suspirado varias veces— a pesar de lo que te hizo, ¿sigues sintiéndote mal por él?

— Sí —respondió en seco, pero aún así todavía no había terminado de hablar—. Por una parte quiero que se pudra en la cárcel y no volverlo a ver nunca más, pero por otra sigue siendo mi mejor amigo y la mejor persona que conocí. Al menos hasta que ocurrió... eso.

— ¿Y qué parte de tu cerebro gana? —preguntó— ¿La lógica o la irracional?

— Creo que... la lógica.

— Raúl, sé que esto es difícil para ti. A pesar de no haberlo vivido, puedo comprenderte. Pero lo que se merece ese cabrón es pasar hasta los cuarenta y cinco años en una puta cárcel.

— Lo sé, lo sé.

Rubén giró la cabeza hacia la derecha que era donde se encontraba sentado el castaño, que ya se atrevía a mirarlo a la cara.

— Te quiero

— Yo más





























































































Cuánto tiempo chavales
Deah

Estuve algo desconectada de wattpad últimamente pero me acordé de que tenía esto en borradores y eso, lo publiqué.

Me emociona que quede tan poquito de esta historia 🥹

En fin, felices fiestas —al menos lo que queda de ellas—, no olviden votar si les gustó y besitos en el siempre sucio, siksi

I Love You, Auron | ʳᵘᵇⁱᵘˢᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora