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Rubén, con un nudo en el estómago, dejó a Raúl a visitar a Borja y volvió a casa, solo.
Esperó impaciente en el sofá hasta que el mayor lo llamara, hasta que cayó en cuenta.

— ¿Laura? —Gritó levantándose, recordando que la chica estaba en el sofá cuando ellos se fueron—. ¡Laura!

Rubén subió las escaleras, y el nudo en su estómago aumentaba cada vez más al no escuchar ni siquiera la respiración de la castaña en el piso de arriba.

— ¡LAURA!

•💫•

— ¿Y Borja?

— Ya te está esperando. Pasa.

Raúl siguió por el pasillo con el ceño fruncido hasta encontrar a Borja mirándolo con una sonrisa ladeada.

— Yo me voy, para que podáis hablar en privado.

— Sí, muchas gracias.

El castaño menor se sentó en la silla libre, y miró al contrario, que seguía admirándolo de arriba a abajo sonriente.

— ¿Qué coño querías decirme? Mientras antes me vaya mejor.

— Quería decirte que no me metieron aquí por la violación.

— ¿Cómo que no? ¿Por qué te meterían entonces? —Interrogó el de piercings con una ceja alzada, sin entender muy bien.

— Por homicidio.

— ¿Homicidio? —El menor tragó sonoramente saliva y lo miró asustado—. Realmente... tú no eres el Borja que conocí.

— ¿No vas a preguntarme a quién asesiné?

— Pues no, lo veo algo irrelevante. A decir verdad.

— ¿Dónde está Rubén?

— ¿A qué viene eso?

— Responde, por favor.

— Pues está en casa, esperando a que lo llame para que venga a recogerme. ¿Por qué?

— ¿Desde cuándo no sabes nada de Laura?

— Desde... desde esta mañana... ella estaba enferma y la dejamos en casa...

— Llámalo. Pregúntale por ella...

— ¿Qué coño has hecho? —Raúl vio a Borja volver a sonreír con malicia—. No. No, no, no. ¡Eres un puto monstruo!

Raúl salió de allí corriendo, sin importarle las carcajadas llenas de maldad por parte del mayor y la voz de su abogada llamando su nombre.
Sacó rápidamente su móvil, que estuvo en silencio durante ese tiempo y vio las llamadas perdidas que tenía de Rubén. Mierda. Esto no estaba pasando.

— ¿Qué ha pasado?

¡Laura, me la he encontrado en su habitación con un cuchillo clavado en el estómago!

¿QUÉ?

— ¡Ven al hospital, justo acaban de llevársela a la UCI!

Sin dejar a Rubén despedirse colgó.
Es cierto, en ningún momento se aseguraron de haber dejado la puerta cerrada con llave ni tampoco de haber visto a Borja haberse ido a su casa.

I Love You, Auron | ʳᵘᵇⁱᵘˢᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora