「14」

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— Rubén, tenemos que hablar.

— ¿Hablar? —el castaño asintió—. ¿Sobre qué?

— Verás, mis padres me han llamado —Rubén tragó saliva—, y...

— ¿Y?

El teñido cada vez sudaba más, y Raúl bajaba la mirada y la voz.

— Quieren conocerte —finalizó.

¿Conclusión?, fácil: Rubén tenía que dejar de presumir de la suerte que tiene. La última vez agradeció por no conocer a los padres del de piercings, y ahora tendría que ir a visitarlos junto con Raúl y probablemente Laura.
No era algo que no lo agradase, pero habiendo conocido a esos dos no estaba seguro de ir a ver a sus padres.

— ¿Que quieren...?

— Sí, mañana. A comer y pasar la tarde con ellos, después volveremos.

— ¿Nos quedaremos a dormir?

— No lo creo, sería muy raro que quisiesen que nos quedásemos allí.

— ¿Que puede ser que nos quedemos a dormir?

Rubén juraría que casi no podía respirar. Se agarraba el pecho con fuerza intentando recuperar el oxígeno que se le iba.

— ¡Rubén! ¡Rubén!

Llamaba el moreno. Gracias a dios, el contrario pudo volver a respirar pasados algunos segundos.

— Estoy bien, estoy bien. Ha sido la alegría de la noticia.

El mayor frunció el ceño, y le dio un golpe en la cabeza— ¿Tú te crees que soy gilipollas? No quieres ir a conocerlos, ¿por qué?

— Me has hecho daño, hijo de puta —fue lo único que respondió.

— Rubén, ¿por qué?

— Me da miedo no caerles bien.

— ¿Tú eres tonto? Les caerás genial.

— ¿Seguro? —Raúl asintió.

— Te quiero mucho.

El castaño besó los labios del más alto.

— Yo también, lindo.

•💫•

— ¿Ya está todo?

— Joder, Rubén, sí. Te lo dije ocho veces.

— Tiene que salir perfecto. ¿Y Laura?

— No viene, está enferma.

— Entonces vámonos.

— Pero despídete de ella, coño.

— ¿Ahora? ¡Vamos a llegar tarde!

— Qué no. Tira.

El más bajo lo empujó suavemente hacia la entrada de la casa.
Rubén se adentró en el salón y encontró a Laura en el sofá, dormida y con las mejillas y la nariz rojas.
Besó la frente de la castaña con cariño.

— Mejora, Laura.

Dicho aquello se levantó y se dirigió al coche lo más rápido que pudo, aunque sin correr.

— ¿Nos vamos?

— Sí, claro —respondió el mayor.

I Love You, Auron | ʳᵘᵇⁱᵘˢᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora