「06」

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Borja guiaba a Raúl hacia el sofá del salón mientras besaba sus labios cargándolo sobre sus brazos.
Al llegar, lo tiró sobre el sofá y se arrodilló frente a él. Le dio un pico.

— Oh, cariño, no sabes cuánto tiempo esperé este momento.

Raúl permanecía en silencio. Lágrimas resbalaban por sus mejillas cuando Borja empezaba a desnudarlo a él y a sí mismo.

— Me habría encantado desvirgarte a mí, pero desafortunadamente se me adelantó el desgraciado de Rubén. ¿O no?

— Por favor, no lo llames así.

— Lo llamo así porque lo es, pero no quieres admitirlo por que estás enamorado de él —añadió el mayor frunciendo el ceño—. Pero tranquilo, dentro de poco vas a olvidarlo.

— ¿Qué vas a hacer...?

— Nada, cariño. Sólo hacerte olvidarlo.

Dicho aquello, Borja besó con suavidad sus labios y paseó su mano por su cintura y levemente formado abdomen mientras con la otra mano acariciaba la mejilla del más bajo.

— Relájate, no te echaré burundanga ni nada por el estilo.

— Borja, entiende que no puedo estar tranquilo si mi mejor amigo está a punto de violarme.

Borja se quedó sin palabras, pero aquello no le impidió continuar con su principal idea.

Su mano cambió de lugar; desde el abdomen donde antes estaba hasta el miembro de este que ni siquiera reaccionaba a sus tocamientos.
Tras dar algunos besos en este, Borja le dio la vuelta al menor para preparar su cavidad anal y así pronto se acostumbrase a su miembro que estaba a punto de entrar.

Primero introdució su lengua, que paseó a sus anchas por todo aquel estrecho lugar que en ese momento le pertenecía únicamente él, posteriormente metió un dedo que había tardado algunos segundos en chupar, después introdució otro más y después otro más; el último y tercer dedo.

Raúl ya estaba preparado, aunque más concretamente, el que estaba preparado era su culo para recibir el miembro de su contrario.
Lo metió y gimió al hacerlo, un gemido que se escuchó en todos los rincones de la casa debido al silencio.

Borja penetraba con fuerza y rapidez a Raúl, mientras este solo deseaba que el mayor se corriese y así le dejara irse, pues ya habría cumplido su objetivo.

Los minutos se hicieron eternos para el menor. Pero después de al menos una hora, Borja se corrió en su interior, haciendo que Raúl sintiese mucho más asco aún.

— Bien. ¿Puedo irme ya?

— Por supuesto, cariño —dijo Borja en casi un susurro, tomando su mejilla provocando el alejamiento del de piercings—. Pero antes, aléjate de Rubén.

— Nunca, y menos por que me lo digas tú.

— Oh, Raúl... entonces sentiré informarte de que tendré que matarlo.

El menor se sorprendió ante aquel comentario. Ese Borja no era el chico que conoció; su mejor amigo, una gran persona, alguien que no lo haría daño a nadie. Sin embargo, Raúl tuvo que ceder a la condición del más alto.

— Te lo prometo, Borja.

— Una cosa más —el mayor paró los pasos del otro que ya tenía sus ropas en la mano y estaba dispuesto a irse—, deberás decirle que somos pareja.

— Vale, lo haré.

•💫•

Ya habían pasado tres semanas de que Borja violó a Raúl en su casa y en las que este le dijo a su casi algo que empezó una relación con Borja. Rubén no pudo creérselo de inmediato, pero al día siguiente, los encontró besándose por un parque cualquiera, y no tuvo de otra que aceptar esa realidad; él había perdido.

— Debería haberle pedido a Raúl que empezase a salir conmigo antes de esto —dijo Rubén, mientras expulsaba el humo del cigarro que tenía entre sus dedos—. El hijo de puta de Borja de me adelantó...

— Tienes todas unas vacaciones enteras para reconquistarlo —le apoyó David.

— Supongo —dio una nueva calada y le dio un par de golpes al cigarrillo, expulsando a la vez el humo—. Pero es que no lo entiendo, tío. Antes de irse me miró con esos ojos suyos que me encantan que me decían te quiero.

David suspiró y acarició la espalda del falso albino que empezaría a llorar en cualquier momento.

— Necesitas olvidarte de todo esto.

— ¿Cómo?, los veo todos los días que salgo de casa y Raúl vive en el apartamento de enfrente.

— Mira el lado positivo.

Rubén lo miró extrañado aunque exageradamente mal— ¿Qué lado positivo?

— Que Raúl sigue siendo tu vecino, y los novios suelen quedar mucho.

— Continúa.

— Cuando Borja venga a su casa puedes enterarte de lo que hablan, o cuando Raúl vaya a la casa de Borja puedes aprovechar para antes hablar con él en privado.

Rubén se sorprendió de aquel punto de vista. David tenía razón, desde ahora podía ver que sus celos cegaban sus ideas.

— Muchas gracias, David, en serio.

— Para eso estamos, hombre.

David le dedicó una sonrisa, y Rubén hizo lo mismo.
























































































































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Besitos en el siempre sucio mis ninies

I Love You, Auron | ʳᵘᵇⁱᵘˢᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora