「08」

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La luz del sol coloreó las blancas cortinas de la habitación del apartamento de Rubén de un claro y bonito color anaranjado. La luz adornaba la cara del falso albino, gruñó al notar esta sobre sus ojos frunciendo el ceño.

Las sábanas de su cama estaban tiradas en el suelo, y la única que seguía ahí estaba muy arrugada. Extendió su brazo hacia la derecha, palpando el colchón mientras buscaba a alguien con las manos. Después hizo lo mismo con la izquierda. No había nadie, aunque no le extrañó, pues desde lo de Raúl no estuvo con nadie más.

Su cerebro reprodució lo que escuchó anoche antes de dormirse.

«Un perfecto imbécil.»
«Mi imbécil favorito.»
«Mi niño.»

No podía entenderlo, simplemente le era imposible. ¿Por qué había aceptado estar con Borja si realmente deseaba estar con él?

— Tú... tardaste mucho

— ¿En qué?

— En pedirme salir. Yo... aquel día descubrí que tenía sentimientos ocultos hacia Borja, y cuando se me declaró...

Ah, claro, por eso. Raúl ya se lo explicó la noche anterior cuando entró de repente y sorprendiéndolo a su hogar, y posteriormente le devolvió la llaves de este, deshaciéndose por completo de la bonita relación que tuvieron antes de aquella desgraciada llamada que le hizo Borja ese día.

Golpeó su rostro frustrado. No podía superar a su liten gutt, como lo llamaba con cariño.
Entonces tocaron a su puerta. Corrió hacia esta con todas sus ganas con la esperanza de que fuera Raúl. Abrió con una sonrisa, eran David y Alejandro.

— Buenos días, Rubén —dijo David.

— ¿Cómo sabes que me acabo de levantar?

— Porque nos recibes sin camiseta y en bóxers —añadió Alex—. Por cierto, buen paquete.

— No mires ahí, maricón —respondió el albino.

— Qué suerte ha tenido Raúl —recibió un codazo del teñido—. Bueno, no lo retiro.

Alex se sobaba el brazo en el que había recibido el golpe y anduvo hacia el sofá, sentándose en este al llegar sin pedir permiso al dueño del apartamento que volvió vestido. David hizo lo mismo.

— ¿Algún avance con Raúl? —preguntó el mayor de los tres.

— Anoche entró aquí —dijo casi en un susurro, por si el chico podía escucharlos.

— ¿Y qué pasó? —preguntó esta vez Alejandro.

¿Ru-bén...? —dijo, imitando la voz del pequeño—, ¿Qué estás haciendo?

Contigo quería hablar. ¿Puedes explicarme qué coño haces en una relación con Borja? ¡Creía que era yo el que te gustaba!

Yo...

— ¡Responde, joder! ¡Respóndeme! ¡Creo que tengo derecho a saber lo que pasó!

Rubén... no quiero hablar de ello. No estoy preparado.

— ¡Mentira! ¡Solo no me lo quieres decir a mí!

— ¡Eso no es verdad!

¡¿Entonces qué es lo que se supone que no estás preparado para contarme?!

I Love You, Auron | ʳᵘᵇⁱᵘˢᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora