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Pasadas algunas horas, Rubén y Raúl llegaron a la residencia de la madre del mayor, que ya los esperaba con la cena hecha.

— ¡Hola, cielo! —exclamó su madre, al verlos entrar. Se abalanzó sobre el castaño—. ¿Qué tal el viaje, chicos? ¿Todo bien?

— Sí, muy bien mamá —sonrió el más bajo.

— Tú debes de ser Rubén.

— Sí, así es. Un placer, señora. —Dijo nervioso, extendiendo la mano para estrecharla con su suegra.

— Llámame Silvia, por dios. Y dame dos besos, ¿qué es eso de estrechar las manos? —rio la mujer.

Rubén dejó dos besos sobre las mejillas de la mayor y los tres fueron al salón donde ya estaba servida la cena.

— Sentaos, voy a por el agua.

— Mamá, quédate tú aquí hablando con Rubén, yo voy a por ella.

Obedeció, y se sentó al lado del teñido.

— Y bien, chico. ¿Cuáles son tus intenciones con mi hijo?

Él tragó sonoramente—. Pues... aún no hemos hecho planes de futuro, pero la cosa pinta bastante bien.

Silvia sonrió.

— Me alegra oír eso, Raúl lo pasó muy mal en sus anteriores experiencias en lo que respecta al amor... —hizo una pausa—. Me gustaría que contigo fuese mejor, pareces un buen chico.

— Lo es —interrumpió Raúl con una breve pero sincera sonrisa.

— ¿Estabas poniendo la oreja?

— Culpable. Soy un poquitín cotilla.

— ¿Poquitín? —dudó su madre, viendo como su primogénito llegaba con una jarra de agua, cuando este se sentó miró al albino—. Era el típico niño que siempre estaba asomado a la mirilla y la ventana y que solo cogía mi móvil para saber con quién había hablado.

— ¡Mamá!

Silvia y Rubén rieron a la vez, y Raúl los miraba con el ceño fruncido.

— No sabía eso de ti —bromeó el chico.

— Ni deberías haberlo sabido —replicó el otro—. Mi madre es una maruja de primera.

— ¡Oye! ¡No hables así de tu madre!

— Pues no hables tú de cosas de mi infancia, me da vergüenza... —musitó.

La cena transcurrió rápida entre risas y más risas. Después de un par de horas en las que charlaron cómodamente los tres, los menores se fueron de allí, despidiéndose de Silvia con otros dos besos.

— Me ha caído muy bien tu madre.

— Me alegra oír eso —sonrió el mayor, y su móvil comenzó a sonar—. Un momento. ¿Si?

Rubén podía escuchar la voz de una mujer, pero lo que decía realmente le parecía incomprensible.

— Sí, sí, vamos para allá. Pero tardaremos un par de horas...

Esperaba que algunos de los dos colgara para preguntarle a Raúl qué le había dicho esa mujer que había hecho desaparecer su sonrisa y dejar paso a un rostro completamente serio.

— Vale. Adiós.

Y finalmente, colgó.

— ¿Ha pasado algo?

— Borja. Lo han mandado a la cárcel. La del teléfono era mi abogada, se han ratificado las pruebas de la violación ante el Juzgado y no hace falta ir a juicio.

— ¿Entonces por qué tienes esa cara? ¡Deberías dar saltos de alegría!

— Porque me ha dicho que me recomienda ir a la cárcel a hablar con él, porque, según ella, quería decirme algo.

— Tranquilo, solo será un momento.

— Eso espero, no me gustaría verlo más.

Rubén acarició los cabellos del castaño, sin apartar la vista de la carretera.

•💫•

— Me gustas. Me gustas mucho, Alex. De verdad. Me encantaría estar contigo, sería el hombre más feliz sobre la faz de la Tierra.

— David, me siento halagado. ¡Y también me gustas, no creas que te estoy rechazando! —se apresuró a decir el azabache—. Pero, tú... tú todavía no me conoces. No has conocido mi mal humor, mi risa, mis caras cuando me enfado...

— Alex, yo no tengo problema con eso —habló casi en un susurro, alzando la mano para dejarla sobre la mejilla del menor que sollozaba.

— David, de verdad... vas a verme fruncir el ceño hasta no ver nada, vas a escuchar mis gritos, mi risa y lo nuestro se irá a la mierda.

— Alex, no me hagas esto, de verdad. —Ahora alzó la segunda mano, cogiendo su otra mejilla.

— Lo siento, David. En serio.

El mayor negó con la cabeza varias veces, eliminando las lágrimas que ocupaban todas partes en sus mejillas, y besó al azabache. Era un beso apasionado, romántico, cariñoso.
David le suplicaba con los labios a Alejandro que se quedase, sin embargo este se tomaba el beso que estaba correspondiendo como una despedida.

— Por favor, Alex...

— Debería pensármelo...

El mayor asintió, limpiando de nuevo sus lágrimas que habían vuelto a aparecer.

— Te amo, me encantas. No olvides eso. —Susurró David, pero Alex pudo escucharlo y le dio un pico en los labios.

— Dentro de muy poco tendrás una respuesta.





















































































HE HE HEY

¿QUÉ PASA CHAVALES? ¿TODO BIEN? ¿TODO CORRECTO?

Y YO QUE ME ALEGROOOUU

Lqkfkqufn perdom

En fin, creo q este ya es el penúltimo capítulo, o antepenúltimo, no estoy segura.

Vayan a mi historia rubirex y voten si quieren segunda temporada o no xfa 😿

No olviden votar si les gustó.^^

Besitos en el siempre sucio niños y niñas 😽

I Love You, Auron | ʳᵘᵇⁱᵘˢᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora