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Yang Jeongin

Acabábamos de llegar a una especie de almacén, sin Seungmin por desgracia, ya que lo perdimos en mitad del camino mientras corríamos. Sin querer acabamos llegando a este lugar, ya que pensábamos que era un lugar seguro, y al entrar solo habían más niños pequeños, además de alguna que otra mujer, que probablemente tendrían el mismo paradero que la madre de Felix. Al entrar unos hombres cerraron las puertas por las que entramos, y al darle una vista rápida a las personas que habían allí me llamó la atención un chico, del bando rival en concreto. Tenía unos ojos azules celestes que parecían capaces de trasportarte a otra galaxia, y su cabello no era nada que destacara mucho, pero se combinaba perfectamente con sus ojos. Miré a Jisung, y él estaba todavía más embobado que yo mirando a otro chico. Desde luego que incluso estando en una situación como estamos lo gay no se nos quitaba con nada. Me giré hacia el otro lado en busca del rostro pecoso de Felix, pero no estaba allí por algún motivo.

-Oh por Dios _ me giré hacia Jisung_ ¡Hannie! ¡Fefi no está! ¿Ahora qué hacemos?

- Cálmate Jeongin, encontraremos a Felix, tiene que estar por aquí, hace un momento estaba a tu lado, así que no ha podido llegar muy lejos.

- ¿Y si se lo han llevado para hacerle lo mismo que a su madre?

En ese momento, Jisung me dió un golpe seco en la cara, haciendo que se me aguaran los ojos.

- Jeongin, para. Felix va a estar bien, si se lo hubieran llevado en contra de su voluntad hubiera empezado a gritar y a llorar como lo hace siempre. ¿No puedes tenerle un poco de confianza? Él y Seungmin, donde quiera que estén, estarán bien.

En ese momento, las grandes puertas se abrieron, y dejaron pasar a Seungmin, al cual un chico más alto que él lo traía arrastrando por el tobillo, y nada más entrar lo dejó tirado en el suelo y se fue con el chico de los ojos azules que llamó mi atención. Jisung y yo corrimos hacia donde estaba, y lo ayudamos a levantarse.

- Hanniee, Inniiee _ se echó a llorar _ me he torcido el tobillo y ese tipo al principio me ayudó, pero después me tiró al suelo y me agarró del tobillo malo y me trajo hasta aquí.

-Tranquilo Minnie, vas a estar bien _ abracé a mi amigo mientras Jisung seguía buscando con la mirada a Felix _.

En ese momento escuchamos una gran carcajada de una voz muy familiar, y al mirar hacia la dirección de la que provenía, divisamos a Felix hablando con un chico más alto que él, rubio y con los ojos marrones, que al parecer también era del otro bando, pero se llevaba muy bien con Felix.
Jisung le movió a Seungmin el pie, mientras el menor lloriqueaba por el dolor, y después se rompió un poco la camiseta que llevaba para hacerle una especie de vendaje, de manera que el tobillo de Seungmin pudiera curarse mejor.

- No te vayas a mover mucho, si necesitas caminar o lo que sea me avisas a mí o a Jeongin, pero no apoyes en el suelo el pie para caminar, ¿Entendido?

Seungmin asintió dolorido, y busco a Felix con la mirada, y cuando lo encontró sonrió, pues Felix no se veía tan feliz desde que su padre lo abandonó.
Examiné el lugar, divisando más gente con más problemas de nuestro reino, y algunas personas más del otro bando, vestidas con sus trajes blancos y su escudo bordado en los hombros. Cómo no tenía nada mejor que hacer seguí mirando al chico de ojos azules, dándome cuenta de la cicatriz que tenía bajo su ojo izquierdo. Le daba un aire muy siniestro, y también seductor, lo admito. El chico no tendría muchos más años que yo, pero se notaba su cuerpo musculoso bajo el traje blanco que llevaba. Supongo que para pertenecer al cuerpo militar hacía falta entrenar diariamente y tener un cuerpazo como todos los chicos que estaban allí. Miré a Felix. Charlaba tranquilamente con el chico rubio del cuerpo militar del otro bando. Espero que pudiera sacarle algo de información, aunque lo más probable es que estuviéramos viviendo una invasión del reino, pues ya eran más de diez décadas en las que ambos reinos peleaban con todas sus fuerzas para conseguir invadir el territorio rival, aunque siempre era un empate, por lo que al parecer el bando rival había decidido entrenar a los más jóvenes para así poder ganar, y qué mejor idea para ganar que entrenar a los más jóvenes y encima secuestrar a los jóvenes de su bando rival para así no tener más población a la cual entrenar y no podrán defenderse. Es una buena estrategia. Ojalá les salga mal, nosotros solo queríamos jugar con nuestro balón, y yo quiero volver a ver a mi madre, aunque llegados a este punto no creo que la vuelva a ver. Tendría que haberla abrazado más fuerte cuando la vi antes de irme a jugar con el balón.
De repente se abrió una puerta gigante del lado contrario en el que estábamos, y entró un hombre un poco viejo, acompañado del chico de los ojos azules, el chico rubio que se alejó de Felix, el chico alto de ojos verdes con el que llegó Seungmin y otro chico más que ni idea de quién era. El hombre viejo pegó tres golpes contados con el bastón que llevaba, llamando la atención de todos los presentes en aquel especie de almacén.

- Bien, me alegra anunciaros que si estáis aquí es porque sois de la poca población que no ha muerto, pues todos los que estén fuera de este almacén serán brutalmente asesinados, con muertes tan sangrientas que quién lo vea quedará con un buen trauma _ soltó una gran carcajada _ también me gustaría que mis queridos secuaces, y futuros capitanes del cuerpo militar os dieran un mensaje, así que, por favor, podéis hablar _ sonrió y dió un paso atrás.

El chico rubio que hablaba con Felix carraspeó, y dió un paso adelante, en señal de ser él el primero en hablar.

- Buenas tardes, señoras, señores y jóvenes. Me gustaría daros un gran anuncio, dado que decidirá si elegís el camino de la vida o el de la muerte. Todos los que estáis aquí dentro habéis tenido suerte de sobrevivir a la masacre que se está produciendo ahí fuera, pero eso no significa que aquí dentro no vaya a haber otra masacre _ sonrió con malicia _ y probablemente sea peor que lo que está pasando allí fuera _ dió un paso atrás y el chico desconocido fue el siguiente en avanzar.

- Así es, os explico cómo va: entro todos vosotros hay aproximadamente diez traidores, que quiero decir, que hay diez o más personas entre vosotros que no son de vuestro reino, y tienen armas, por lo que ellos se encargarán de mataros a todos, y los diez últimos que queden con vida serán los afortunados de dar comienzo a una nueva vida dentro de nuestro reino.

Espera... ¿Qué?

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