16🗺️

35 4 2
                                    

Lee Minho

Habían pasado dos semanas desde aquel día en el que le hice un oral a Jisung después de castigarlo. Admito que echaba de menos sus facciones de ardilla, hacía mucho que no las veia, y empezaba a desesperarme, ya que me dijo que no volvería. Incluso Changbin, sin ningún castigo después de que Jeongin ocultara a un hombre de otro reino, dejó que se fuera, y ahí nos encontrábamos los cuatro, borrachos y entumecidos debido a la sensación de vacío, esa sensación que ninguna vez había sentido, nunca, puesto que estábamos hechos para no sentir ninguna de esas emociones débiles. Joder. Sollocé una vez más mientras llevaba débilmente la botella que tenía en la mano hacia mis labios, bebiéndome de un trago el líquido que había en su interior, tratando una vez más de olvidar a ese rostro con facciones de ardilla.

- ¡Joder! - soltó Hyunjin mientras golpeaba fuertemente la barra de aquel bar en el que nos encontrábamos -.

Todos se sobresaltaron al escuchar aquel golpe, y más al darse cuenta de que era un sanguinario, así que la estancia se vació poco a poco, hasta quedar solo nosotros cuatro. Finalmente el dueño se encargó de echarnos disimuladamente, y al final acabamos todos sentados en el borde de la acera en frente del bar.

- ¡Joder, Seungmin! - gritó Hyunjin otra vez, esta vez más fuerte.

- ¿Por qué no los buscamos otra vez? Sugirió Changbin, que era el que estaba menos ebrio de todos - Quiero volver a ver a Jeongin, no aguanto más esta tortura - suspiró -.

A todos nos pareció ingenioso, así que finalmente acabamos yendo a dormir a nuestra torres, deseando que fuera cuanto antes el día siguiente, todo para reencontrarnos con nuestros amados.
Finalmente, el día siguiente llegó.

05:43 a.m

Christopher extendió ante nosotros el mapa de ambos reinos, el único mapa de ambos reinos juntos que se encontraba en todo el reino, y ahí lo teníamos.

- A ver, tenemos que pensar en dónde pueden estar, no podemos simplemente lanzarnos a buscarlos, por más que queramos - sugirió Christopher, como siempre dando ideas coherentes -.

- Yo creo que sería mejor si nos disfrazamos o algo, podemos pintarnos el pelo y ponernos pelucas - sugirió Hyunjin, siempre demente -.

- No, Hyunjin, no vamos a hacer eso porque sería sospechoso, no tenemos identidad en ese reino, ni la queremos, quiero pensar -.

- Bueno, estoy perdiendo la calma, ¿Por qué nadie tiene ni una puta idea coherente? Necesito volver a ver a mi ardilla y vuestra estúpidas ideas me están desesperando - solté finalmente, cansado de esperar a que tuvieran alguna idea -.

- Vale Minho, no pierdas la paciencia, tenemos que usar el cerebro si no queremos que nos vaya mal - advirtió Christopher, devolviendo mi cordura - necesitamos hacer algo que podamos asegurar que nos saldrá seguro - resopló -.

- Pero nada nos va a resultar seguro, al menos Jeongin está con Byun Baek-hyun, que es uno de los del cuerpo militar, y podrían ser peligrosos - recordó Changbin, y Hyunjin soltó una carcajada -.

- ¿Un puñado de críos más peligrosos que los cuatro sanguinarios? No me hagas reír, Binnie, mi amor psicópata por Minnie también puede ser un arma peligrosa, cuando era un crío maté a más de diez personas porque quería que él sobreviviera, y solo era un crío, así que, Binnie, ¿Crees que mi amor psicópata no va a hacer que haga una masacre por mi amado? - Hyunjin clavó sus esmeraldas en Changbin, quién le devolvió la mirada con una sonrisa psicópata todavía más terrorífica que la que había lanzado Hyunjin segundos atrás -.

- Decidido - dije, y me levanté de la mesa, apoyando mis manos sobre esta - vayamos sin ningún plan, somos lo suficientemente fuerte como para recuperar lo que es nuestro, así que vamos a prepararnos, y lo haremos a la manera Stray Kids - sonreí, y los demás me miraron satisfechos -.

Cada uno nos fuimos a nuestra dirección, felices de revivir nuestro grupito, el que inventamos años atrás cuando nos conocimos tras saber que íbamos a ser juntos los cuatro sanguinarios, ya que tras conocernos en aquel momento, supimos que seríamos nuestro apoyo, unos entre otros, y definitivamente teníamos razón.
Llegué a la torre, y preparé todas mis armas, tanto las de corta como las de larga distancia, además de una espada y algunos guantes por si me tocaba pelear a puño limpio contra alguien, todo lo que tuviera que hacer con tal de recuperar a mi amado.
Iba a recuperar lo que una vez me perteneció antes de que me lo arrebataran cruelmente.

Han Jisung

Me encontraba feliz, tranquilo, como si nada de lo que hubiera pasado los últimos 14 años hubiera sido real, y allí estaba, con mis amigos de siempre, disfrutando del clima.
También estuve feliz cuando hacía una semana atrás me había reencontrado con Huening Kai, mi amor imposible desde que era pequeño, aunque en esos momentos no era tan inalcanzable, pues parecía que quería algo conmigo.
Estaba sentado junto a mis amigos en el césped de un parque, esperando a que Felix volviera con los helados que dijo que iría a comprar, hasta que apareció Huening Kai, llamando mi atención.

- Sunggie, ¿Te importaría estar conmigo un rato? Me gustaría estar un poco de tiempo contigo - sonrió mientras esperaba mi respuesta -.

- Por supuesto, Kai - le devolví la sonrisa y me levanté del césped, y antes de irme les hablé a mis amigos - decirle a Félix que ya le daré lo que le debo, podéis comeros mi helado - Kai se rió ante mi solicitud -.

- Que si, que si, iros ya a comeros la boca que estáis tardando mucho - dijo Jeongin mientras movía la mano como si intentara espantar una mosca -.

Kai y yo nos fuimos de allí mientras nos reíamos, a veces los chicos se pasaban con los comentarios.
Huening Kai estaba mucho más guapo desde la última vez que lo vi, aunque cabe decir que al haber crecido también debería haber cambiado mucho. Sus ojos azules un poco rasgados estaban perfectamente combinados con su cabello avellana, aunque prefería el contraste del cabello oscuro y ojos claros o viceversa, como con Minho. Minho... Admito que a veces lo echaba de menos, pero tampoco tanto, había echado mucho de menos mi felicidad. Llegamos a un banco que había un poco más lejos de donde me había encontrado minutos antes con mis amigos. Kai me observaba detalladamente, así que le devolví la mirada, y me sonrió ante el acto. Finalmente, Kai tomó la iniciativa de algo que deseaba hacía años. Tomó mi rostro entre sus manos y los acercó lentamente hacia el suyo, y cuando estuvieron a punto de juntarse para dar paso a algo que siempre quise, una bala rozó los labios de Kai, haciendo que ambos nos sobresaltaramos. Mierda, solo conocía a una persona que tenía esa puntería para cometer tanta atrocidad.

Our home... {Stray Kids}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora