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Han Jisung

Minho hizo todo el camino a dos pasos detrás de mí, probablemente planeando cuál sería mi castigo. Yo permanecí en silencio todo el viaje, que por suerte fue eterno. Al llegar a la torre abrió la puerta que accedía a ella, se apartó y me indicó con un ligero movimiento de su cabeza que entrara. No desafié mi suerte e hice lo que me indicó. Él entró nada más yo atravesé la puerta, y señaló las escaleras en señal de que me dirigiera hacia la habitación, donde probablemente me esperaría mi muerte, pero como la muerte es algo inevitable, asentí en silencio y subí las escaleras. Minho tardó unos minutos infernales en aparecer por la puerta, y cuando por fin lo hizo y vi lo que traía, todo mi cuerpo se sacudió debido al gran escalofrió que me recorrió.

- Voy a necesitar que te pongas de rodillas en la cama, y pase lo que pase, espero que no cruce por tu cabeza desobedecer mis órdenes - ordenó Minho mientras clavaba sus gélidos ojos en los míos.

Asentí, otra vez en silencio, y me puse de rodillas sobre la cama. No quería saber a dónde llegaba esto pero ahora mismo me sentía en 50 Sombras de Gray, todo esto parecía una película erótica. Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando sentí que Minho me agarraba con sus gélidas manos (al parecer todo lo perteneciente al físico de Minho estaba gélido, no había ni una mota de calidez), e inclinaba mi cuerpo, de manera que tenía un ángulo perfecto de mi trasero. Mierda, ¿De verdad iba a llegar a lo que estaba pensando?
Parecía que me leía la mente, porque deslizó la yema de sus dedos por el borde de mis pantalones de chándal que me había dado para esa misión, MIERDA. Los agarró y de un tirón me los llevó a la altura de los tobillos. Volvió a pasar la yema de sus dedos sobre mi ropa, pero esta vez delineando la forma de mi trasero, provocando un gruñido en mi, ¿Qué demonios era lo que estaba buscando?

- S-Señor Lee... ¿Podría no ser tan despiadado? S-Se lo suplico... - seguramente se pasaría mis súplicas por la polla, pero tenía que intentarlo, quería intentarlo.

- Habértelo pensado dos veces antes de plantarle cara a Changbin - mierda, no había funcionado - pero intentaré no dejarte sin caminar.

Vale, eso último me descuadró, totalmente. ¿Me iba a follar? Eso no era lo que estaba pensando que me iba a hacer, y creo que esa idea me gustaba más.
Minho acarició un poco más mi trasero, que tampoco era muy voluminoso pero por algún motivo le gustaba, o no, no sé. Se pegó a mi, haciendo que sintiera su erección pegada a mí culo, vale, eso era raro. Cuando me quise dar cuenta, estaba atando mis muñecas con una cuerda, supongo que para no evitar el castigo que se me venía encima, aunque si me iba a follar prefería que no se preocupara, no me molestaba la idea.
Finalmente bajó mi ropa interior, dándole un primer ángulo de mi trasero, lo que hizo que me sonrojara, pues sentía su mirada clavada en mí y probablemente, muy probablemente, tendría esa sonrisa ladina que solo ponía cuando tenía el 100% del control sobre mí.

- S-Señor Lee... Si me va a follar no- -me vi interrumpido por su respuesta.

- Me parece tan adorable que pienses eso - se rió por lo bajo - pero si te fuera a follar no te ataria, y preferiría explorarte primero, eso lo haremos otro día ardillita, no te preocupes - sentí cómo sonreía perverso. Mierda, si no me iba a follar, ¿Qué era lo que tenía en mente?

Mi cerebro no pudo funcionar durante mucho más tiempo cuando sentí la palma abierta de su mano chocar contra la superficie de mi trasero fuertemente, provocando que gritara y me inclinara un poco hacia adelante. Mierda, me ardía. ¿Por qué no lo había pensado antes?

- Me encantaría que la próxima vez que tenga que tocarte el culo, sea follando - no me dió tiempo a responder porque volvió a golpear mi trasero, más fuerte que la primera vez, provocando que volviera a gritar.

Minho sonrió, o eso sentí, y volvió a estampar su palma en mi trasero. Mierda, dolía horrores. Cada vez que su palma rozaba mi trasero lo hacía más fuerte. Si dijo que no me iba a dar tan fuerte, ¿Será que todavía puede darme más fuerte? Maldita sea, no encontraba el momento de que esto acabara. Ya llevaba doce golpes seguidos, sin descanso, y en el sexto golpe entendí por qué me había atado las manos, pues más de una vez hice amago de sobarme el culo, sin éxito debido a mí falta de movilidad.

- S-Señor, por favor... - le rogué, las lágrimas ya se deslizaban por mis mejillas, aunque no en gran cantidad - M-Me duele mucho... - ojalá le diera pena.

Sollocé más fuerte de lo que me hubiera gustado, y eso solo provocó más a Minho, pues volvió a estampar su mano en mi trasero, mucho más fuerte que el último golpe, provocando que más lágrimas se deslizaran por mis mejillas, y más fuerte gritara. Por Dios, ni en el concierto de Lewis Capaldi grité tanto como hoy, definitivamente me iba a quedar sin voz. Como si mi destino fuera diferente, volvió a impactar su palma en mi trasero, y grité una vez más, sin saber que por fin sería la última.

- Espero que te haya quedado claro quién manda - susurró en mi oído, mientras sobaba mi trasero en los lugares donde me había lastimado - porque ya te he dicho que la próxima vez que te toque el culo será porque te estoy follando.

Minho pasó la punta de su lengua por mí lóbulo, provocando que jadeara, todavía tembloroso.

- Ahora... Voy a darte una pequeña recompensa, por haberme dado lo que quería - sentí que sonreía en mi oreja, cuando agarró mis muñecas y me puso sentado sobre mí trasero en el borde de la cama.

Minho soltó mis muñecas de las cuerdas esas, y me agarró las piernas para arrastrarme hasta el borde. Una vez ahí se arrodilló delante de mí. Ya sabía lo que iba a hacer, y ante tal pensamiento me sonrojé. Minho sonrió y empezó su recorrido por mi zona más íntima.
Pasaba lentamente sus manos por mis muslos y muslos internos, provocando que me estremeciera un poco ante el contacto. Finalmente llegó con sus manos a mi entrepierna, y acarició su largo con sus finos y ágiles dedos. Mierda, ¿En qué momento he pasado del infierno al cielo? No lo vi venir cuando pasó su larga lengua por el largo de mi entrepierna, donde segundos antes sus dedos reposaban, provocando que gimiera fuertemente ante el desesperado acto, pero placentero. Minho chupaba y succionaba la punta de mi entrepierna, mientras sus dedos se encargaban de mimar al resto de mi ser. Yo solo podía gemir, Dios, no quería que ese momento terminara, supongo que todo ese sufrimiento en silencio había merecido la pena. Moví mis caderas en busca de más, estaba seguro de que Minho podría darme mucho más que eso, y no estaba equivocado. Mordisqueó suavemente la punta de mi entrepierna cuando sintió que me movía contra sus labios, y cuando gemí finalmente lo sentí. Agarró mi culo como nunca me lo habían agarrado y como siempre había soñado que él lo hiciera e introdujo mi entrepierna entero en su boca, mimándolo con su lengua. Chupaba, succionaba y mordisqueaba todo mi ser, solo provocaba en mí gemidos y ganas de más, y todo mientras se encargaba de acariciar y apretar mi trasero lascivamente. Por Dios, este hombre hacia cosas monstruosamente placenteras. Cuando sentí que no había nada mejor Minho adaptó la forma de sus labios al ancho de mi intimidad, y los arrastró lentamente por mi longitud, y cuando llegó al final de mi entrepierna, pasó la lengua por la punta tan profundamente como si fuera una piruleta que finalmente sentía que me iba a correr, y cuando él lo sintió, agarró mi entrepierna con ambas manos y comenzó a masturbarme rápidamente mientras lamía y succionaba la punta de mi intimidad, provocando que finalmente me corriera, dejando mi esencia en sus labios y en sus manos. Sentí que me ponía rojo cuando clavo sus ojos en los míos, y mientras me miraba se relamía los labios, quitando de ellos mi esencia para saborearla mejor, y cuando ya los tuvo limpios, pasó a limpiarse las manos pasando por ellas su larga lengua. Maldita sea, me provocaba que volviera a pasarme la lengua por la polla como lo acababa de hacer, pero cuando terminó de limpiarse las manos, se las secó en los pantalones y se puso en pie, sin apartar la mirada de mi, y dijo.

- Espero que te haya gustado, porque la próxima vez lo haré mucho mejor.

Espera... ¿Qué?

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