trinchera.

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-Ugh- dijo molesta- ¿que hora es?- pregunto mientras tomaba lo que Esteban le entregaba.

-Las doce del medio dia- abrió sus ojos con desespero.

-Mierda mierda mierda- se paro rápido para correr a su vestidor.

-¿Qué sucede?- pregunto él siguiéndola.

-Quede con Paula a almorzar- comenzó a vestirse.

No sentía pudor frente a Esteban, a pesar de que su amigo era bisexual, sabía que no existía atracción de ninguna parte.

-Quedate lo que quieras. Hay comida en la despensa y lasaña preparada de ayer en el refri- le comento mientras terminaba de colocarse los tenis.

-Llevate mi auto, se encuentra sobre la perpendicular- le arrojo las llaves.

Las cazo en el aire. Tomo su teléfono y le lanzó un beso al aire en forma de despedida.

-Ni creas que me olvide de lo anoche- le comento cuando ella volteo para irse- hablaremos cuando regreses- grito cuando abrió la puerta.

-Si papá- cerró la puerta a sus espaldas.

"En camino" texteo a su hermana.

El trayecto era corto afortunadamente, pero se le había hecho eterno. No dejaba de pensar en la noche de anoche.

No recordaba bien lo que había sucedido. Su último recuerdo era haber besado a Matteo, el chico español. Y por supuesto haberse sentido una estúpida.

El alcohol se le había ido de las manos como nunca.

-Hasta que al fin llegas- hablo Paula recibiendola en su apartamento.

-Lo siento mucho- la saludo con un abrazo- la borrachera de anoche fue infernal.

-Lo supuse. Ven, ya está la comida en la mesa.

Paula era menor que Olivia, tenía apenas 25 años, pero ya era madre y la maternidad de una forma u otra te obliga a madurar. Creces o creces.

Era responsable, aplicada con su hogar, cumplidora con su trabajo y una gran madre. Se había separado del padre de Pilar a penas cuando ésta tenía 4 meses, había hecho todo sola, o casi sola.

Olivia había sido su refugio en el sentido literal y emocional. Hasta que Pilar cumplió un año, Paula vivió en casa de su hermana.
Olivia cuidaba de su sobrina al salir del trabajo para que Paula pudiera terminar de estudiar y trabajar para ahorrar dinero.

En el tiempo que había vivido con su hermana y sobrina, había no sólo aprendido lo valioso que era la privacidad y la soledad. Sino también el gran trabajo que costaba ser madre. Admiraba a su hermana pequeña por ser tan valiente y trabajadora. Anhelaba algún día poder ser la mitad de lo gran madre que Paula era.

Desde ese momento había descubierto un instinto maternal y un deseo de serlo, que nunca antes había imaginado.

-Hola mi pequeña bola de navidad- levanto en brazos a su sobrina.

La lleno de besos y cosquillas haciendo que la pequeña niña riera.

-Mira tia- Pilar enseñó un dibujo.

-Que gran artista mi amor. Luego de comer me enseñas como lo haces ¿si?- la tomo de la mano para guiarla hacia la mesa.

Paula había preparado pasta al pesto. La favorita de Olivia.

-Oli- habló tranquilamente Paula- tengo algo que decirte.

-No vayas a decirme que estas embarazada de nuevo- dijo mientras masticaba.

-Olivia, es en serio- se puso seria.

-Y yo lo pregunte en serio. Paula dime que no estas embarazada por favor.

-Me voy a vivir a Colombia- se escucho el ruido de los cubiertos chocar contra el plato.

-¿Qué?- dijo tomando agua, sorprendida.

-Me ofrecieron trabajo allí. Un estudio de Arquitectos increible muy bien pago- respondió.

-Pero, ¿y Pilar?- pregunto.

-No, se quedara aqui en el apartamento. Ya sabe cocinarse, e ir al colegio sola- Olivia la miro con cara de poco amigos- por supuesto que se irá conmigo.

-¿Y si consigo un puesto para ti en la empresa?- Paula negó.

-No Oli, es momento de desplegar las alas y volar. Si no funciona en Colombia puedo volver a Miami.

Olivia comenzo a derramar unas lágrimas.

-Me da pena que te vayas pero las lágrimas son porque estoy orgullosa. Eres una gran madre y una gran arquitecta- se paro para  abrazarla- me has enseñado mucho.

-Te amo hermanita- le dijo.

No había tocado el teléfono en todo el día. Quería disfrutar el tiempo que podía con su hermana y su sobrina. Cuando por fin le puso atención vio que tenia varios mensajes y llamadas perdidas.

"Tenemos que hablar" era el único mensaje que Juan Pablo le había enviado.

Regreso a su casa luego de tomar el café y jugar un rato con su sobrina.
En el camino pensó que contestarle a Juan Pablo, aunque ninguna opción barajada le pareció correcta.

-Hola- dijo entrando a su apartamento.

-Hola- hablo Esteban desde el sillón.

-¿Estuviste todo el día ahí?- el asintió- me escribió Villamil.

-Lo sé, se apareció aquí dos horas después de que te fuiste. Le dije que te habías ido a almorzar con Paula, que te escribiera. Por eso te llame tantas veces, imbecil.

-Hoy te has levantado demasiado agresivo Esteban- dijo sentándose a su lado.

-¿Qué respondiste?- pregunto.

-Nada, ni siquiera se si lo haré.

-¿Te das cuenta que te estás atrincherando, y tu has sido quien comenzó la guerra?.

Lo miro de costado, y pensó. Tenía razón, estaba evitando su propio conflicto. Su propio error.

-Conocí el chico perfecto para ti ayer en la noche- sonrió.

-Que hábil eres cambiando el tema- rodó los ojos- si es el rubio con el que te besaste, puedes descarcartarlo. No es mi tipo- miro el techo- respóndele a Villa. Ahora - sentenció.

Ella bufo, pero su amigo tenia razón. Había sido una perra, y ahora una cobarde.

"¿Cena? Donde quieras". Contesto a Juan Pablo.

-No es justo ser yo quien vaya a pedir disculpas cuando fue él quien beso a su ex frente a mi- dijo enojada.

-No puedes enojarte, tu lo rechazaste- dijo exaltado- el pobre ha dado un manotazo de ahogado. Quiso ver si probocaba en ti algo al verlo besar a otra- se paro del sillón para ir a fumar- y ciertamente tenía razón. Mira todo el desastre que causaste.

Había tantos idiomas y Esteban solo hablaba con el de la verdad.

Si el marcador se había vuelto a cero para los dos, ahora Olivia estaba perdiendo por goleada. Y para empatar ese partido iba a tener que poner todos sus mejores jugadores.

-Paula y Pilar se van a Colombia- le comentó recostada sobre el sillón- seras mi única familia aquí ahora.

-Podrías tener más, si no fueras una imbecil con Juan Pablo- se giro para ver por el balcón.

-Gracias, que gran consuelo eres- grito- para que quiero enemigos si te tengo a ti.

-Tu eres tu propia enemiga. No me heches encima tus cagadas.

Observo su teléfono y reviso el chat de Juan Pablo. Dos tildes azules marcaban que el mensaje había sido visto y no respondido.


VEREMOS - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora