Lección 2

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Como siempre que iban a una isla nueva surgían los problemas. Loguetown, la famosa ciudad por dar a luz a Gol D. Roger y ser la isla fronteriza antes de cruzar a la Red Line, estaba protegida por Smoker, un usuario de la fruta del diablo Moku Moku, que le daba el poder de convertir su cuerpo en humo, se enfrentó a Luffy y tuvieron que salir por patas cuando casi lo ejecutan en la plaza principal al igual que hicieron con el gran rey de los piratas, pero la suerte sonríe a los idiotas, o eso dicen, y lograron irse de allí para cruzar la gran montaña que daba al acantilado donde le prometió a una gran ballena que regresaría para contarle sus aventuras.

Todo sucedió tan rápido que apenas tuvieron un segundo de descanso, pero por fin tuvieron algo de tiempo para ir a la siguiente isla. Aun faltaría un par de días para ir a su próximo destino, así que cada uno podía dedicarse a sus propios asuntos.

Sanji estaba ocupado haciendo la cena, podía escuchar lo que cada uno de ellos hacía fuera en la cubierta, Luffy y Ussop trataban de pescar algo, o eso decían pues se dedicaban más a hacerse caras graciosas que a vigilar la caña por si alguno picaba, Nami estaba cuidando de sus árboles recogiendo algunas mandarinas y Zoro estaba entrenando, haciendo pesas con esa extraña espada tan concentrado en ello que parecía que se olvidaba de todo y eso enfadó al cocinero.

Desde lo ocurrido con él en la bodega solo había pasado una noche, temiendo que este fuera a buscarle, se fue pronto a dormir a su hamaca, descubriendo que este ya estaba en la suya durmiendo tan campante. Debería haber suspirado de alivio al ver que solo se trataba de una pesada broma del espadachín, pero por otro lado le molestó que se hubiere burlado de él hasta tal punto. Era mejor olvidarlo.

Zoro terminó con su entrenamiento y como solía ser habitual en él, lo primero que hizo después de secarse el sudor, fue ir directo a la cocina. Frunció el ceño dispuesto a empezar su pelea diaria: abrió la puerta de la cocina y saludó con un "eh" desganado al cocinero antes de ir hacia la despensa, pero este se cruzó en su camino.

- ¿Dónde crees que vas? – preguntó enfadado impidiéndole el paso-

- Sake – fue su escueta respuesta.

- Ya sé que vienes a eso, maldito marimo, pero ni pienses que vas a beber ahora, la cena estará lista en diez minutos, espérate.

- Lo que quiero es beber, no comer.

- No, ni hablar -negó rotundamente el rubio cruzándose de brazos. – no me he estado esforzando en hacer la comida para que ahora te llenes el estómago solo de bebida, después de cenar podrás tomar un trago.

- Oh, está bien – respondió el espadachín tranquilo, cosa que inquietó al cocinero pues normalmente discutían sobre el asunto largo y tendido- si no te importa darme la lección mientras bebo por mi perfecto.

- La lecc...- - se interrumpió a la vez que la temperatura corporal de su rostro subió un par de grados- no me jodas ¿aun estás con eso? Pensaba que ya habías terminado con la broma

- No es una broma, cuando alguien me desafía a ser el mejor en algo no voy a echarme atrás, aunque tú lo hagas, porque eso es lo que estás haciendo ¿verdad? -estiró su sonrisa maliciosamente- que cobarde...

- ¿Cobarde yo? -apretó la mandíbula aplastando sin querer la boquilla de su cigarro y gruñó ante el descaro de su ahora alumno- jeh, no vas a tener esa suerte, cabeza de algas. Voy a demostrarte que eres peor que una patata podrida al sol en esto y te arrepentirás de haberte propuesto semejante meta. Eso si, como te atrevas a contarle a algo a alguno de los otros te arrojaré al océano para que seas cenado por un rey marino.

- Eso ya lo veremos... y tranquilo, no se lo diré a nadie. -sus ojos destellearon interesados en las palabras del cocinero y satisfecho salió de la cocina sin llevarse su bebida.

One piece OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora