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  Levi

—¿Quién era ella? —me preguntó Petra al llegar a mi oficina, su tono revelaba una mezcla de curiosidad y celos.

—Ya te lo he dicho, es una amiga de Hange —le aclaré sin mirarla, concentrado en los papeles sobre mi escritorio.

—Pues para ser una amiga de Hange estaba demasiado pegada a ti —me espetó, su mirada era dura.

La miré con una expresión fría, intentando no dejarme afectar.

—A ver, Petra, tú y yo no tenemos nada. No tienes derecho a hacerme reproches —respondí, mi voz era tajante.

—Lo sé, pero...

—Pero nada —la interrumpí—. Vete.

—Está bien, lo siento —se disculpó, bajando la cabeza antes de salir de la oficina.

Me quedé solo, revisando los papeles de la próxima empresa, pero mi mente estaba en otra parte. Mi teléfono sonó, y vi que era Hange. Dudé en contestar. Sabía que siempre estaba muy ocupada con su vida personal, pero no podía ignorar su llamada si era importante.

—Levi, ¿Cynthia está contigo? —preguntó, su voz denotaba una mezcla de ansiedad y desesperación.

—Está en la sala de tu oficina. ¿Por qué lo preguntas? —le respondí, intentando sonar calmado.

—He llamado a la secretaria y a la recepción y me han dicho que no hay nadie.

El pánico se apoderó de mí de inmediato. ¿Qué le habría pasado?

—Voy para ya —dije, tratando de mantener la calma.

—Está bien, avísame de cualquier novedad —dijo antes de colgar.

Salí de la oficina a toda prisa, maldiciéndome por no haberla llevado conmigo desde el principio. Busqué por todo el edificio, pero no encontré rastro de ella.

¿Dónde demonios está?

Me senté en uno de los sofás de la oficina de Hange, intentando calmarme mientras pensaba. Entonces recordé algo que Hange me había dicho antes de su viaje.

—Si por desgracia se escapa, probablemente se habrá ido a casa de su amiga Sasha. Es su lugar seguro, aunque no lo haya dicho.

Maldita sea, ¿Cómo se me pasó por alto? Me dirigí rápidamente hacia la sala de informática.

—Dejad todo lo que estéis haciendo y buscad la ubicación de Sasha Blouse —ordené, mi tono era firme.

—Como ordene, jefe —dijo Ivo, intentando aligerar el ambiente con un chiste, pero no era el momento para eso.

—Lo tengo —dijo Keila, mientras me pasaba la información.

Salí disparado con mis guardias en un coche, con la tensión a flor de piel. Al llegar a la casa de Sasha, llamé a la puerta y, para mi sorpresa, la abrió Cynthia.

Al ver mi rostro, su expresión se volvió pálida, y noté cómo sus manos comenzaron a temblar. Parecía aterrorizada. ¿Pero de qué? ¿De mí?

—Cynthia, no te voy a hacer daño. Solo quiero que vengas conmigo. Hange está preocupada —le dije, mi voz era suave, pero firme.

—No quiero —murmuró, su voz era apenas un susurro.

Mis guardias se acercaron para detenerla, pero al ver su expresión de puro terror, levanté la mano y les hice una señal para que se detuvieran.

—Tienes que venir, Cynthia —insistí.

—No quiero —repitió, su tono era una mezcla de desesperación y desafío.

—Te voy a proponer un trato —dije, intentando mantener la calma.

—¿Qué tipo de trato? —preguntó, mirándome con cautela.

—Si vienes conmigo, te contaré por qué te tenemos aquí y te intentaré llevar a ver a tus amigos —le propuse.

Ella pareció analizar mis palabras, y tras un momento, asintió con determinación.

—Acepto —dijo finalmente.




ㅤt̷t̷x̷x̷_h̷o̷n̷e̷y̷ 🃨

𝕸𝖎𝖊𝖉𝖔//Levi AkermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora