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Han pasado tres días desde aquella noche en la que hablé con Levi. Después de esa conversación, no hemos tocado el tema de nuevo, ni él ni yo, pero nuestra relación ha cambiado. Ahora paso las noches en su despacho, mientras él trabaja en el ordenador y yo le hablo de mi día. Siempre me tiene agarrada de la mano, ignorando a los demás. Me gusta estar cerca de él.

Hoy llega Hange de su viaje de negocios. Ayer me dijo que tiene algo muy importante que contarme, y no sé si debería preocuparme o alegrarme.

...

Estaba leyendo un libro en el sofá, disfrutando de un momento de tranquilidad. Levi había sacado a Nico a pasear porque estaba inquieto. Cuando terminé el capítulo, fui a la cocina a beber agua, cuando el timbre sonó. Miré por las cámaras y vi a Hange con un hombre pelirrojo alto a su lado.

Fui a abrir la puerta y Hange me recibió con una sonrisa que parecía forzada.

—Cynthia, te he echado de menos —dijo Hange, abrazándome con calidez.

—Yo también te he echado de menos, loca —le respondí, y nos reímos juntas.

—Oh, por cierto, Cynthia, este es Erwin —presentó Hange al rubio.

—Un gusto, Cynthia. He oído mucho sobre ti —dijo Erwin, su tono era admirativo, casi reverencial.

Yo solo le sonreí, pero sentí una incomodidad creciente. Entraron en el salón y se sentaron. Me acomodé al lado de Hange y empezamos a conversar sobre nuestras experiencias.

De repente, escuché la puerta abrirse y miré hacia la entrada. Nico, como siempre alborotado, corrió hacia mí. Luego, vi a Levi entrar, su rostro mostraba una expresión de seriedad y concentración. Me sentí aliviada al verlo, y me dirigí hacia él con una sonrisa.

Levi se acercó y se sentó en una esquina del salón, su mirada fija en Hange y en Erwin. Noté que estaba tenso, como si algo le preocupase.

Vi cómo Levi miraba a Erwin y le hacía una señal para que lo acompañara. Erwin asintió y se unió a él, dejándonos a Hange y a mí solas.

—Es mi novio —dijo Hange de repente.

Las palabras me hicieron estremecer. ¿Levi era su novio? No me lo esperaba en absoluto.

—¿Qué? —pregunté, atónita.

—El chico rubio, Erwin, el que ha venido conmigo, es mi novio desde hace dos años —explicó Hange, con una tristeza visible en sus ojos.

—Ah, vale. ¿Desde hace... cómo? —me quedé sin palabras.

—Entiendo que te enfades, pero no podía decírtelo... —dijo Hange, su voz temblaba.

—Joder, Hange, lo que me faltaba es que fueras una asesina en serie, que tu viaje fuera un viaje de aniversario y que esto fuera una mafia —solté, sin pensar.

Hange abrió los ojos, sorprendida, y yo me quedé en shock por lo que acababa de decir. Las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas mientras miraba a Hange, esperando una explicación.

𝕸𝖎𝖊𝖉𝖔//Levi AkermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora