𝕸𝖎𝖊𝖉𝖔//Levi Akerman

𝐗𝐕

CYNTHIA

Desde ese día, Levi decidió quedarse conmigo todas las noches. Él no decía mucho, simplemente se instalaba en el sillón junto a la cama, mientras yo intentaba dormir. Su presencia hacía que me sintiera segura, como si su sola cercanía ahuyentara todas las sombras y los miedos que me acechaban. Pero, en realidad, no dormía mucho. A menudo me quedaba despierta, escuchando su respiración tranquila mientras él se acomodaba con los brazos cruzados, siempre alerta aunque sus ojos estuvieran cerrados. Había algo reconfortante en saber que él estaba allí, como si nada malo pudiera ocurrirme mientras él velaba por mí.

Algunas noches, en vez de quedarnos en el cuarto, nos íbamos a su despacho. Allí investigábamos cualquier pista que pudiera darnos alguna respuesta sobre mi maldición. Pero la mayor parte del tiempo terminábamos conversando de cosas que nada tenían que ver con magia o maldiciones. Hablábamos de cualquier cosa: del tiempo, de cosas que él había vivido antes de conocerme, de sus recuerdos con Hange, incluso de temas sin sentido que solo buscaban aligerar la noche. De vez en cuando, esos momentos terminaban en besos furtivos que hacían que el mundo exterior desapareciera. Por un breve instante, todo parecía más sencillo.

Pero esa noche en particular fue diferente. Estábamos sentados uno al lado del otro, rodeados de libros viejos y notas dispersas, cuando la puerta del despacho se abrió con fuerza. Hange apareció en el umbral, su cabello despeinado como siempre y los ojos brillando con emoción. Traía un papel doblado en la mano, y su energía me dio una mala sensación.

—¡Levi! ¡He encontrado algo importante! —anunció sin preámbulos, como si no hubiera tiempo que perder.

Levi levantó la mirada, impasible, esperando que ella continuara. No necesitaba hacer preguntas; Hange ya sabía lo que él quería. Se acercó rápidamente y le tendió el papel.

—Léelo —dijo, con una mezcla de urgencia y emoción—. No creo que te guste, pero es información crucial.

Levi desplegó el papel y comenzó a leerlo en silencio. Me incliné hacia él para poder verlo también. A medida que mis ojos recorrían las palabras, sentí que el corazón me daba un vuelco. La sensación de frío recorrió mi espalda como una punzada, y tuve que tragar saliva para evitar que el pánico me paralizara.

Hipótesis: Ojos Morados y el Asesinato de Almas

"La magia de los ojos morados permite a sus portadores asesinar directamente las almas de quienes elijan. Este poder no se limita al cuerpo físico de la víctima; ataca su esencia, despojándola de conciencia, emociones y memoria. La persona queda en un estado de 'no-muerte', un cuerpo sin vida interior, condenado a la existencia vacía.

Cuando el portador activa esta habilidad, no solo afecta a la víctima, sino que distorsiona el entorno con un eco de dolor, como si el sufrimiento se impregnara en el aire mismo. Las almas asesinadas no siempre desaparecen por completo; muchas quedan atrapadas en un limbo, incapaces de encontrar descanso. Buscan venganza o justicia, lo que desencadena un ciclo de caos que afecta tanto a los vivos como a los muertos.

Sin embargo, esta magia no es gratuita. Cada alma arrebatada deja una huella en el portador. Aunque este puede obtener habilidades mágicas temporales, también acumula culpa y sufrimiento. Con el tiempo, la acumulación de estos sentimientos puede llevar al portador a la locura, sumergiéndolo en una espiral de tormento emocional.

Se debe investigar si existe un límite en la cantidad de almas que se pueden asesinar antes de que el portador pierda completamente su humanidad. Además, esta magia plantea preguntas sobre la moralidad y el equilibrio entre la vida y la muerte, generando un ambiente de miedo y desconfianza en la sociedad.

Esta habilidad es peligrosa no solo porque mata cuerpos, sino porque destruye almas. Desafía la naturaleza misma de la existencia y pone en cuestión el precio del poder absoluto. Quien la use debe preguntarse: ¿cuánto vale una vida? ¿Y cuánto se pierde cuando el alma es asesinada?".