Si hubiese sabido que viajando a Roma iba a conocer nuevamente al amor, no me hubiese peleado con el destino como hice durante todo este año.
Me había olvidado de ser mujer, de sentir hasta la fibra más íntima de mi ser, de sentirme amada, de disfrutar de mi desnudez frente a un hombre. Me había olvidado como era sentirse acompañada, de hablar horas y horas y no aburrirse, de reírse de una misma abrazada al hombre elegido y amado.
Hoy era el último día de exposición, había hablado con Valen por los últimos detalles, ella me comento que las obras que estaban expuestas habían sido vendidas en su totalidad, y que las criticas eran excelentes, mi rostro figuraba en varios portales de internet que hablan de arte con hermosas palabras hacia mi trabajo. No voy a negar que me emocione cuando corte la conversación con Valen. Me quede sentada en el gran sillón, mirando al ventanal y mis lagrimas no paraban de fluir por mis mejillas. Era pura emoción por todo lo vivido, pero no podía dejar de llorar. Can se me acerco y me abrazo. En silencio se quedó a mi lado, sentía como su mano acariciaba mi cabello, me acurruque sobre su pecho y permití que me mimara.
Me beso tímidamente, saboreando mis labios con gusto a la sal de mis lágrimas, corrió mi cabello y me miro. Mi corazón dio un brinco ante esa mirada tan masculina, que calo muy profundo en mi ser.
_ Sos hermosa Mari_ me dijo sonriendo_ permitite vivir lo que te sucede con toda la emoción que sentís, te mereces todo lo que te está ocurriendo estos días, sos una mujer maravillosa, mucho más de lo que me había imaginado.
Lo bese con pasión, saboreando sus labios, nuestras lenguas se encontraron a danzar el baile del amor, mis manos recorrieron la camisa de Can, poco a poco desabroche cada uno de sus botones y comencé a besar su cuello para bajar a su torso desnudo, nuestros cuerpos se recostaron en el gran sillón, Can me quito la remera que tenía y en un movimiento con sus dedos quede sin corpiño. A través de la ventana se filtraba los colores de un bello atardecer, nuestros cuerpos quedaron iluminados, fogosos y llenos de placer. Sus manos jugaron con mis pezones, mientras las mías recorrían su anatomía. Nuestra desnudez nos encontró en aquel lugar y no dudamos ni un instante en sentirnos piel con piel, nuestros cuerpos se necesitaban, deseaba tenerlo dentro mío, sentir que éramos uno solo. Juntos nos encontramos y estallamos en un sinfín de sensaciones. Can es el hombre del cual me enamore y con quiero estar siempre. Nos quedamos abrazados mientras el sol se escondía en el horizonte para dar paso a una hermosa noche estrellada con una bella luna iluminándonos.
El auto nos llevaba a la exposición, el camino hacia el centro de Roma era sinuoso y muy bello. Me quede apoyada en su hombro durante todo el recorrido, amaba estar así mientras olía su perfume tan fresco y varonil. Habíamos quedado que íbamos a ingresar por el garaje privado que ofrecía el centro de exposiciones y ahí nos íbamos a separar para que pudiera encontrarme con Valentina en la entrada del lugar.
La última noche de exposición fue muy agradable, hable con varios periodistas de arte de países como España, Francia y Alemania. Sus palabras estuvieron llenas de halagos hacia mi trabajo. Valentina ya había cerrado trato con el dueño de un centro de exposiciones de España para el próximo año realizar una exposición en ese país.
Durante la noche cruce miradas con Can, pero la prensa nunca percibió lo que estaba sucediendo entre nosotros, en especial porque lo habíamos estado conversando, yo quería hablar con mis hijos primero, así ellos se enteraban por mí, de mi relación con Can.
Mi bello príncipe respondió preguntas de la prensa y varios fotógrafos se acercaron con sus cámaras para poder retratarlo. Lo observaba a la distancia lo tranquilo ante los flashes y eso me dio la seguridad que estaba buscando.
_ Estas bien, amiga? _ me pregunto Valen y me abrazo
_ Si, amiga, estoy donde siempre tendría que haber estado_ le respondí con lágrimas llenas de emoción.
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Y... Vos Quien Sos??
RomanceMarianela Diaz es una pintora de renombre en su pais y a nivel mundial. Su viaje a Roma cambiara su vida para siempre