Y... Vos Quien Sos??

CAPITULO 2

Nos levantamos con Valen a desayunar, como era día libre, queríamos recorrer Roma y sus lugares emblemáticos, pero también teníamos que ver agenda para los próximos días, porque el centro de exposiciones estaba cerca del hotel, pero nos teníamos que movilizar en auto y además queríamos pasar por la tarde por ahí para ver como habían colocado los cuadros que habían venido en la bodega del avión.

Les mande mensaje a los mellis, para ver como estaban, los extrañaba mucho, por suerte en el grupo privado que tenemos la que me contesto fue Ambar, yo sabía que Thiago era más disperso, así que me quede tranquila que mis pequeños estaban bien.

Con Valen fuimos a la Fontana di Trevi, me quede observando semejante belleza, había visto mucho en los libros de arte que había estudiado, pero estar ahí, fue una experiencia única, se me llenaron los ojos de lágrimas de la emoción. Valen que me conoce, ya tenía preparado los pañuelos de papel para ese momento.

El auto de alquiler nos esperaba para llevarnos al Coliseo Romano, era otro lugar que quería conocer. Cuando llegamos me quede sin respiración, ahí estaba emocionada al ver el coloso donde la historia romana fluye por los muros. No me alcanzaba la vista ni las fotos para retratar algo tan maravilloso.

Valen se me quedo mirándome, ella era más pensante, yo era la más soñadora, ella siempre me bajaba a la tierra. Nos conocíamos desde la escuela, compartimos todo en nuestras vidas. Es mi confidente, la que me sostuvo cuando me separe de Esteban. Una persona maravillosa que siempre tiene una palabra de aliento, así es mi bella Valen.

Después que recorrimos el Coliseo Romano, nos fuimos cerca del centro de exposiciones así almorzábamos algo liviano e íbamos al lugar para dejar todo armado para el otro día.

Sabíamos que iban a concurrir personas muy importantes del ambiente cultural de Roma. Mis nervios eran muchos, pero sabía que todo estaba fluyendo de la manera que a mí me gusta. Cuando llegamos el centro de exposiciones comencé a recorren el lugar, mirando cada una de mis obras. Mi corazón comenzó a palpitar de la emoción de saber que mi trabajo gustaba y que además del comprador de "La Vida Pasa", había otros compradores de otras obras hechas por mí, así que podía decir que mi estadía en Roma estaba más que satisfecha.