𝐈𝐈𝐈

1.1K 146 119
                                    

𝐂𝐎𝐋𝐃 𝐇𝐀𝐍𝐃𝐒

Francisco se agitaba de un lado a otro, sosteniendo el teléfono de la casa con una mano y su propio celular con la otra, como si estuviera atrapado en un baile telefónico frenético.

—¡No, Kevin, no! Debían ser rosadas, ¿dónde chingados tienes la cabeza? —regañó mientras luchaba por ponerse los calcetines.

Excuse me? ("¿Disculpa?") —una voz con un marcado acento interrumpió su diatriba desde el teléfono fijo, haciéndolo saltar en su lugar.

No, no, sir, it wasn't for you ("No, no, señor, no era para usted") —se apresuró a corregir—. Yes, the suit is perfect. Thank you very much ("Sí, el traje es perfecto. Muchas gracias").

You're welcome, kid. So, shall I deliver it to you today? What time will you be coming? ("De nada, muchacho. ¿Entonces, te lo entregaré hoy? ¿A qué hora pasarás?").

—¡Bueno, entonces ve y reclámale a Hirving! Él me dijo que fueran rojas —respondió el joven al otro lado de la línea, cruzando los brazos en un gesto de defensa.

—Ah claro. ¿Y tú cómo pendejo vas y le haces caso, verdad?

Mister Ochoa.

La voz del señor Watson volvió a resonar en el auricular, recordándole la presencia del hombre mayor en la conversación.

Oh yes, forgive me! I-I think I'll pick it up in about half an hour, thank you very much ("¡Ah, sí, perdóneme! Creo que en unos treinta minutos lo recojo. Muchas gracias")— se disculpó mientras se ponía de pie del sofá y esquivaba a su gato con destreza.

Take it easy, kid, there's still a while ("Tómalo con calma, muchacho, aún falta un rato") —sonrió el señor Ochoa—. See you.

Memo finalmente logró colgar la llamada y dejó caer el teléfono antes de concentrarse en su amigo.

—Escúchame bien, Kevin. No muevan ni un solo músculo. Voy hacia allá, pasaré antes de recoger el traje y veremos qué hacer, ¿de acuerdo?

—Uhum —respondió Kevin, cortante. Memo suspiró y pasó una mano por sus rizos castaños. No podía ser verdad; la única tarea que les había encomendado a sus amigos y aún así la habían hecho mal.

Agarró el primer chaleco que encontró y se dirigió hacia la puerta de su apartamento. Genial, ahora no solo tendría que hacer una parada en la tienda, sino también en la casa de Lozano para resolver el problema de las velas que había pedido específicamente en color rosa. Faltaban solo ocho días para el día más importante de su vida, y aún quedaban muchas cosas por hacer.

—Esto no puede estar pasándome —gimió desesperado cuando no encontró sus llaves en el lugar de siempre—. Bien, ¿qué sigue, eh? —levantó la mirada, buscando respuestas en el aire.

La frase apenas había escapado de sus labios cuando un par de golpes resonaron en su puerta, desencadenando una cascada de incertidumbre en su mente. Con ceño fruncido, se acercó con cautela, su corazón latiendo con una mezcla de intriga y temor. No esperaba a nadie en un lunes por la tarde, la gente del edificio sabía que era un omega que vivía solo, eso podía significar un peligro para el.

━━ ❝ 𝐂𝐎𝐋𝐃  𝐇𝐀𝐍𝐃𝐒 ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora