Nuevos amigos

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Abril 2003

*Ruki*

Aún recuerdo cuando mi hermano de trece años entro por la puerta principal de la casa al volver de la escuela. Había invitado a su nuevo compañero de curso, el cual hizo una reverencia con mucha educación ante mí.

—¿Quién es este? —pregunté mirándolo de arriba abajo, pensando que mi hermano se había comprado un guardaespaldas, porque el compañerito nuevo medía como 1.80m.

—Es Shiba, Shiba Taiju, un compañero nuevo, llegó hace unos días a la escuela y quise invitarlo a estudiar hoy conmigo. Avisé a nuestro padre y él me autorizó a traerlo.

—Mm... ¿Repetiste muchos años en el colegio? —le consulté al invitado, sin creer que ese muchacho tuviera la edad de mi hermano.

—No, no he reprobado nada. —respondió con voz grave, ante eso levanté las cejas mientras él se quitaba el cabello negro de los ojos.

—¿Tienes 13 años? —Mi incredulidad se hacía cada vez más grande.

—Si, ¿quieres ver mi identificación? —Me paré del sillón, en donde había estado mirando televisión y me acerqué a él, era alto y parecía un bicho de gimnasio.

—Sí, por favor. No voy a dejar que un tipo de veinte se haga pasar por uno de trece con mi hermano y le haga cualquier cosa. —El chico levantó una de sus arqueadas cejas y me miró hacia abajo, pudiendo yo fijarme en el color dorado de sus ojos. Después de meterse la mano al bolsillo del pantalón, sacó una billetera que llevaba encadenada al cinturón, sacó su ID y me lo pasó.

—No sabía que tenías una hermana policía, Zura. —Alcancé a ver la fecha de nacimiento: 24 de julio de 1989, el pendejo efectivamente tenía trece años. Zura me quitó la tarjeta de las manos, enojado.

—¡Deja de molestarlo! Ocúpate de tus cosas.

—Solo te cuido, idiota. —Miré al tal Shiba y volví a mi sillón para seguir viendo lo que veía en la tele.

Un par de horas más tarde me llamó un amigo con el que iríamos a una junta con otros amigos, así que levanté mi flojo cuerpo del sofá y fui a darme una ducha. Cuando salí del baño del segundo piso, entre mi habitación y la de Zura, escuché que mi hermano repetía lo que el otro chico le decía, me asomé por la puerta entreabierta y escuché que le decía algo sobre «El Señor».

«El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti».

—Ese es el Salmo 32:8... —Abrí la puerta de repente y los miré, estaban los dos sentados en la alfombra, el más grande tenía una biblia en la mano y mi hermano tenía un cuaderno en donde parecía escribir lo que Shiba le dictaba.

—¿Tienen clases de religión en la escuela? —Pregunté curiosa, ya que sabía que mi hermano no iba a una escuela cristiana ni nada parecido.

—¿Podrías tocar antes de entrar? —reclamó Zura con el ceño fruncido.

—No estaban haciendo nada malo ¿O sí?

—Pero es mi dormitorio, yo no entro al tuyo sin permiso.

—¡Claro que no! Porque tengo cinco años más que tú, idiota, si te atreves a meterte de intruso te parto la cabeza.

—Respeta mi privacidad, Ruki.

—Mm... voy a salir con mis amigos, pobre de ti que le hagas algo a mi hermano. —dije apuntando con mi dedo índice y mirando fijamente a esos ojos dorados e idos del extraño, el cual nunca bajó la mirada, pero no dijo nada. Fui a mi cuarto, me cambié de ropa y me asomé al dormitorio de Zura solo para incomodarlo antes de irme. Al hacerlo, el amiguito nuevo estaba enseñándole matemáticas.

Taiju Shiba - Lecciones de vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora